Raúl Sales Heredia

Cada que escucho un informe de actividades me impresiona escuchar lo bien que estamos, estamos, por decir lo menos, tocando los cuernos de la luna. SI bien, el informe de actividades debe de plasmar lo que se ha hecho, deberíamos, por congruencia, poner lo que nos falta por hacer (nótese que hablo en plural por eso de que gobierno sin sociedad o viceversa no funciona). En otras palabras, reconocer el problema es el primer paso para solucionarlo. Me refiero a estos informes pues en redes he visto hasta el cansancio las fotografías de nuestros alcaldes en diferentes momentos de su administración con frases como “pavimentamos la calle fulanita” y con una etiqueta con el logotipo de su trienio. Está bien que lo publiquen en redes, es una forma efectiva de comunicar avances pero si así lo hacen, deberían entender que esas mismas redes pueden usarse para quejas y reclamos por falta de atención y que no es nada malo, de hecho, es una buena opción para enterarnos y solucionar una situación que nos afecta.

El año que viene tendremos un recorte presupuestal y si de por sí es complicado, el siguiente año lo será más, por eso es que debemos (sigo con el plural) buscar la forma de disminuir nuestros gastos para hacer eficiente y eficaz el recurso que nos asignen. Es decir, ya va siendo hora que eliminemos los gastos superfluos. La publicidad de sus respectivos informes es un vicio adquirido, es un culto al ego, es un dispendio del cual bien podríamos prescindir, los cientos de vehículos rotulados también podrían dejar de hacerse cada tres o seis años, la papelería, los espectaculares, las impresiones de lona en cada evento. A todos nos gusta que un evento salga bien, que se vea bonito pero si no hay dinero, pues habrá que hacerlo menos ostentoso, más acorde con la realidad que nos toca vivir.

En estas líneas hace ya un tiempo, propuse que los municipios adoptaran su escudo como insignia de administración pues no importa que partido o persona lleve las riendas de la administración municipal, esta seguirá con y a pesar de. Si se lograra eso, podríamos tener un ahorro significativo en papelería al usar lo que quedó de administraciones pasadas, no tendrían que rotularse nuevamente todos los vehículos, podríamos seguir usando los mismos uniformes, los mismos gafetes, las mismas carpetas e incluso, si se trata de un evento anual, las mismas lonas (si se cuidaran bien), no tendría que contratarse despachos de diseño de imagen institucional pues el mismo municipio sería la institución, sería más fácil lograr que se “pusieran la camiseta” pues estaríamos hablando de que se trabaja para el bien ciudadano sin importar el partido político; no habría sentimientos encontrados con las obras de administraciones anteriores sino una secuencia de las mismas, o sea, se antepondría el “se hizo para…” antes que el “lo hice yo” eliminando envidias, egos o corajes pues quien gobierna lo hace para mejorar la vida de sus conciudadanos y no para colgarse medallitas.

Una de las incongruencias que existen es que si no se gasta todo el presupuesto hay que devolverse y el siguiente tendrá una disminución, en otras palabras, no se alienta el gastar menos, quizá valdría la pena el que nuestro H. Congreso de la Unión pudiera encontrar un mecanismo para que “el municipio, en caso de acreditar efectivamente una disminución de sus costos y gastos podrá utilizar el excedente presupuestal en aquellas obras de infraestructura o mejoras sociales que se requieran en su región, incluso, trabajando coordinadamente con ayuntamientos adyacentes…” No sé, podría ser buena idea, pero para eso están ahí nuestros representantes, para buscar justamente eso, la mejora de la sociedad antes que el beneficio personal, buscando la mejora del municipio antes que usarlo como escalón político, anteponiendo al ciudadano por encima de los partidos y obviamente, buscando que nuestros impuestos se nos devuelvan en acciones, infraestructura y programas sociales que sean dignos de la ciudad, municipio, estado, región y país que nos merecemos.

Todos debemos trabajar coordinadamente para mejorar nuestro entorno, sociedad, academia, empresa y gobierno. Debemos de ser capaces de aceptar críticas y ser autocríticos para que de esta forma, podamos reconocer los problemas, encontrar  y actuar juntos para solucionarlos. Pero, si nos cerramos a ver el problema, tengan por seguro que el problema… se hará más grande.