No creo que a los gobiernos de Tabasco y Campeche –Yucatán y Quinta Roo menos- se opongan a la construcción del Tren Maya y el primero a la refinería de Dos Bocas.

Como decía el gobernador Moreno en una entrevista con el Financiero-Bloomberg: la responsabilidad de las obras es del gobierno federal quien, si cumple legalmente todos los aspectos de los proyectos, tendrá la responsabilidad final de los mismos.

El tema se ha vuelto complejo porque mientras la calificadora Moody’s, advierte que la decisión presidencial de reorientar el negocio de Petróleos Mexicanos (Pemex) a la refinación tendrá un impacto en el perfil crediticio de México en la medida que siga minando la confianza del mercado y este deterioro conduzca a una mayor depresión de las inversiones.

En un comentario especial sobre México como emisor soberano, el analista para el país, Jaime Reusche y el Associate Managing Director para América Latina de la agencia, Mauro Leos, explicaron que se encuentran preocupados por los conflictos que están evidenciándose entre el compromiso de responsabilidad fiscal del presidente Andrés Manuel López Obrador y el cumplimiento de su “ambiciosa” agenda de inversion pública en infraestructura y en sus programas sociales, según informa El Economista.

Construir la refinería Dos Bocas como ordenó el presidente de México, López Obrador, para producir 400,000 barriles diarios procesando crudo pesado, demandará una inversión de 12,000 millones de dólares, esto es mucho más de los 8,000 millones planeados por el mandatario, proyectaron estrategas de Citibanamex.

De acuerdo con la experiencia internacional, llevar a cabo un proyecto de esta naturaleza les tomará ocho años, y no tres, como ha puesto por requisito el mandatario, consignaron.

Empero, a ni un gobierno le cae mal una inversión de ese tamaño si genera empleos y reactiva una economía en la peor crisis de su historia como la que padece hoy Tabasco. Si tiene éxito o no o si se concluye la refinería es otro tema.

Así, mientras desde 2016 las petroleras mundiales Chevron y Royal Dutch Shell están poniendo en venta refinerías pequeñas, buscando desprenderse de los activos con bajos márgenes de rentabilidad ante los problemas que supone para ellos el repunte de los precios del crudo, en México anunciamos la construcción de una enorme a pesar de que todos califican el proyecto como una mala idea.

En el caso del tren, entrada y según datos del INAH, la obra impactará 30 zonas arqueológicas abiertas al público y dos Zonas de Monumentos Históricos. De ellas Palenque, Chichén Itzá y Calakmul se encuentran en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Dentro de esa misma zona de influencia se tienen registrados 3,024 sitios arqueológicos, así como 15 áreas naturales protegidas que se insertan en la esfera de influencia del tren, pero eso no significa que no haya patrimonio fuera de esas zonas. Al menos en el desarrollo de la primera etapa del proyecto que va de Palenque a Escárcega, se ubican Palenque, Pomoná y Moral-Reforma y más 480 sitios arqueológicos registrados.

Pero el problema no sólo es el arqueológico y del medio ambiente sino también del costo monetario de la obra: de acuerdo con el Centro Mexicano para la Competitividad, el precio del proyecto podría llegar hasta 1 billón 599 mil millones de pesos, muy por encima de los 120 o 150 mil millones de pesos estimados. Esto debido a que enfrenta distintos desafíos económicos, ambientales y sociales.

De acuerdo con un reportaje de El Universal, en las entrañas de Tulum se encuentra el sistema de cuevas más grande del planeta, Sac Actún, un tesoro paleontológico donde se han descubierto fósiles de fauna de hace 10 mil años antes de nuestra era, así como restos humanos anteriores a la civilización maya.En esta misma región pero a nivel de suelo, se planea construir la vía del tren y una de sus estaciones, lo que representaría un riesgo para estos sitios de alto valor biológico y patrimonio cultural y una de las reservas más grandes de agua dulce de la región.

Y eso sin contar con el peligro en que se pondria a los jaguares y demás especies en peligro de extinción en la zonas de Sian Ka’an y Calakmul.

Por desgracia, en el gobierno de la 4T, la información no parece suficiente para cambiar de planes, para hacer otras cosas en otros sitios o idear algo distinto que no lesione tanto la región en un proyecto que, de entrada, hasta los más entusiastas dudan de su rentabilidad.