Es difícil descifrar todos los mensajes políticos que se desataron en la larga gira del presidente Andrés Manuel López Obrador en Campeche. Por donde quiera que se le mire, y sin restar importancia a los programas federales, la visita de un presidente al estado nunca había provocado semejantes reacciones.
Andrés Manuel es el primer presidente, en más de 20 años, que visita tres municipios en una misma gira. Lo hace en medio de una polarización provocada por Morena, y que convierte la sola presencia del tabasqueño en un campo de guerra de porras y mentadas de madre.
Nadie es lo suficientemente inocente para suponer que estas reacciones son espontáneas.
En Hopelchén, el municipio más priista de Campeche, inició el coro, en la parte trasera del evento, en contra de Alejandro Moreno. “Fuera Alito”, era la indicación que daba la funcionaria de Morena, María del Carmen Molina, a un grupo de 20 simpatizantes.
“Ni me asustan los gritos ni los sombrerazos”, dijo Moreno Cárdenas en su discurso mientras lo intentaban interrumpir. Lo que sucedió ahí se repitió en Campeche y en Champotón.
Los invitados simpatizantes del PRI estaban advertidos, enterados de que habría, como en cada gira del país, un abucheo al gobernador en turno, buscaron, con relativo éxito hacer la contra a los entusiasmados seguidores de Morena.
Hizo bien el alcalde de Campeche, Eliseo Fernández, en asistir al evento de la Plaza de la República, hizo bien en aguantar, con serenidad, el abucheo de priistas y de morenistas, mientras lo aplaudían sus funcionarios municipales.
A la senadora Rocío Abreu le fue peor, que tuvo que soportar gritos de “fuera, traidora” y un par de adjetivos más, mientras María del Carmen Molina repartía hojas, escritas a plumón, con la leyenda “Fuera Alito”, y se paseaba entre las filas, bajo el toldo, con una energía que se alimentaba del calor provocado por los 38 grados de temperatura, que tenía a varios rostizados en el evento.
María del Carmen Molina, es consejera estatal de Morena, llegó a la Plaza de la República a bordo de la camioneta de Gladis Zavala, hermana del subcoordinador regional de programas federales y expresidente de Morena, Manuel Zavala.
“No tengan dudas que me sobra carácter y firmeza para hablar con todas las fuerzas políticas, dijo Moreno Cárdenas, mientras hacía un ademán, bastante gráfico, con la mano derecha (en señal de que le sobraban huevos), para hablar con todos, para entender a todos y para escuchar a todos.
Obrador hizo una consulta sobre sí querían o no que se trabajara coordinadamente entre el gobierno federal y el estatal, y a mano alzada recibió la aprobación.
Por primera vez se sentaron juntos el presidente, el gobernador y el alcalde, aunque no hubo ninguna comunicación entre estos dos últimos. Obrador cruzó palabras ocasionalmente con el edil, y con el gobernador.
En Champotón, este domingo, los mismos discursos, y los mismos abucheos.
Pregunta. ¿Morena realmente cree que la dará lecciones al PRI de cómo se calienta el agua? Ningún partido político en México tiene más experiencia para hacerla hervir que el PRI.
La paciencia de los 12 gobernadores priistas del país, que han sido sujeto a los mismos abucheos, no seguirá por mucho más tiempo. Sí un partido político en México puede descarrilar al gobierno federal es el PRI. Basta una orden de los gobernadores priistas para boicotear un evento, tomar oficinas federales, o bloquear autopistas y carreteras y paralizan la mitad del país. Sí se sumarían los 12 gobernadores panistas, que han coqueteado con esta idea sería un caos total.
¿Lo sabe Andrés Manuel? Claro, el fundó su movimiento motivando a este tipo de acciones en respuestas a las grandes campañas de desprestigio a los que fue sujeto entre el 2000 y el 2018. Sus seguidores han sido educados y formados en la rebelión, y en un fanatismo casi irracional pero justificado. ¿Es venganza? No dicho de esta manera, pero lo que subyace en el fondo es un resentimiento político que no va a borrar Obrador ni con una declaración ni de un plumazo.
Lo preocupante aquí es el doble discurso, “todo está bien”, y por debajo de la mesa a cubetazos. ¿Están en su derecho de manifestarse? Obviamente, hay libertad. También se está consolidando una cultura de la confrontación, solo comparable a la que emerge de los periodos electorales. Aquí hay una constante que llevará al país una confrontación política y social que no ha conocido aún el México moderno. El 2021 será el punto de ebullición más alto de esta cosecha.
¿Aumentará el radicalismo? Sí. Se afincarán los bandos y la reconciliación nacional a la que llama Obrador tendrá que esperar y será uno de los temas pendientes de este sexenio. No habrá reconciliación nacional.
La discordia se alimenta todos los días, cada quien, a su nivel, desde el Palacio Nacional, porque es la esencia de la izquierda; y/o desde oficinas estatales o municipales en varias partes del país como respuesta.
¿Hay una estrategia en esto? No parece, o al menos no se visualiza muy acertada. Por alguna parte se partirá la cuerda, y a este ritmo, lo que hoy son porras y mentadas de madre, terminará en que alguien, en alguno de los bandos, termine por levantar y dejar caer su mano.