Raúl Sales Heredia

En estos últimos días hemos seguido la desagradable situación de la desviación de recursos y la inhabilitación de funcionarios. Desagradable pues da coraje que a las personas a las que se les encarga que administren nuestros recursos decidan usarlos para otros fines que sepa Dios cuáles son pero que no son para lo que se debe, desagradable pues es una traición a nuestra confianza y nos dejaba con el mal sabor de boca de que no pasara nada. Sin embargo, en esta ocasión Joaquín Sánchez Gómez les puso un alto, el contralor inhabilitó y está buscando que paguen el perjuicio que nos causaron. Eso es maravilloso, y me alegra que sea Joaquín la persona encargada de tan sensible área, pues si algo podría decir de él es que es una persona capaz, recta y comprometida con hacer las cosas bien.

Así como criticamos debemos de reconocer lo bueno que se hace y en algún momento escribí del gran gusto que me daba que el Lic. Sánchez Gómez entrara a la Contraloría del Estado, sigo sintiéndolo y ahora más. Tenemos contralor y eso es una maravillosa noticia. Ojalá el Lic. Sánchez logre que la oficina más necesaria (en estos momentos y desde mi punto de vista) de una administración estatal se fortalezca y logre tener las herramientas para cumplir con el reclamo  más antiguo de nuestra sociedad, que es terminar con la corrupción, la impunidad y el favoritismo.

Sin embargo, ni teniendo a un gran contralor se va a poder cambiar esto, si la sociedad en conjunto no trabaja para eliminar el grave problema que entraña el usar el dinero de la gente para beneficio personal. Debemos de conocer con qué contamos para vigilar el actuar de nuestros servidores y funcionarios y para eso, tenemos a la COTAIPEC, la transparencia debería ser la regla y no la excepción, las licitaciones deberían de ser abiertas, los gastos de cada municipio o dependencia estatal deberían desglosarse y publicarse mes a mes para que el ciudadano sepa en qué se utiliza su dinero y, quizá lo más importante, denunciar si existe alguna falta. En relación a la denuncia, se presenta una complicación, pues mucha gente no quiere hacerlo pues está muy arraigada la sensación de que no pasará nada, de que solo perderemos el tiempo y de que quedaremos expuestos para que se “desquiten” con nosotros por atrevernos a señalar lo que se está haciendo de manera incorrecta. Tenemos herramientas para vigilar, pero las que tenemos para sancionar son pocas, por eso les propongo que se acerquen a sus diputados locales y les planteen por escrito aquello que les causa inconformidad y puesto que ellos son nuestra voz deben de hacerla valer y, como dice su juramento, si así no lo hicieran, se los demandaremos.

Los poderes de los tres órdenes de gobierno están para servir al ciudadano, es al ciudadano al que le deben de rendir cuentas y debería ser el ciudadano el que les pudiera llamar la atención o removerlos en caso de que no estén dando resultados. Nos falta mucho en nuestra democracia, nos falta más en rendición de cuentas y transparencia y ahí es donde nuestros diputados deben de hacer valer su condición de representantes populares, es en eso donde deben enfocar su trabajo legislativo, es ahí donde deben de hacerle sentir al pueblo que trabajan para ellos y no viceversa, que pueden ser contacto y receptor de inconformidad y no volverse inalcanzables e invisibles.

Las redes sociales pueden ser una herramienta pero, como cualquier herramienta, depende de la mano de quien la use, así que no es acusar por acusar, no es señalar por señalar, las redes sociales pueden ser una herramienta para denunciar pero, también para proponer y mientras no entendamos que todos vamos en el mismo barco, que todos debemos remar al mismo ritmo y en la misma dirección, será complicado que capeemos la tempestad y lleguemos a buen puerto… Juntos, no divididos, no enfrentados.