Vladimir de la Torre_3

LA DECISIÓN. ¿Que papel jugará el gobernador Alejandro Moreno? El 12 de agosto próximo se decidirán temas importantes para el PRI en el XXII Asamblea Nacional. Posiblemente sea la asamblea priista más tirante desde el 2013 cuando se decidió reducir el Consejo Nacional. Alejandro llegará al cónclave priista siendo el gobernador con más peso político de la asamblea.

Tres meses después de asumir la presidencia  Enrique Peña Nieto, el 25 de febrero de 2013, el Consejo Político Nacional del PRI anunció que reduciría drásticamente el número de sus integrantes, al pasar de mil 271 a 620. Luego de varias horas de negociaciones en World Trade Center de la Ciudad de México, organizaciones adherentes, mostraron inconformidad y lograron modificar la propuesta original, lograron sumar otros 90 asientos y luego de varios ajustes quedó finalmente en poco más de 700. En marzo de ese año se aprobó  y fue electo el Consejo que estuvo vigente hasta noviembre del 2016, cuando se realizó una nueva elección para integrar el consejo que estará vigente hasta el 2019.

A nivel estatal también hubo reducciones que permanecen, de 17 mil consejeros, quedaron unos 9 mil de las 32 entidades.

Algunas líneas críticas internas del PRI se han manifestado y esperan lograr influir en la Asamblea Nacional del agosto del 2017. ¿Qué estrategia tendrá Moreno Cárdenas en esta asamblea y ante este contexto?

Solo Alejandro tiene el apoyo de entre el 25 y el 30% de los consejeros nacionales. A los de Campeche se suman, los de la Red de Jóvenes por México, más los de la Fundación Colosio y los consejeros de otros estados donde no gobierna el PRI. Moreno ha hecho lobby político. Conversa y se reúne y acuerda con presidentes estatales del PRI en entidades con gobernadores del PVEM, PRD o el PAN.

Sabe que esa fuerza política es imprescindible en una mesa de negociaciones. Moreno Cárdenas vio venir lo que otros gobernadores de su partido no vieron, y se dedicaron a ejercer influencia solo sobre el PRI solo en la entidad en las que gobiernan.

¿Qué hará Moreno Cárdenas con ese capital político? Se desconoce aún.  Queda tiempo. No es común que Alejandro aborde a profundidad los asuntos internos del PRI ni con sus colaboradores más cercanos. En muchas temas nacionales que se discuten y en los que se opina con frecuencia Moreno Cárdenas tiene agenda propia. Hábil e institucional como se ha manejado, habrá que esperar cómo conduce a los consejeros que le son incondicionales ante los temas que decidirá la asamblea. Posiblemente los ponga junto al partido en los temas más sensibles, pero condicionando en otras reglas, esa será la decisión de Alejandro.

EL DEBATE. Tras un par de semanas de provocaciones y retos, finalmente debatieron los presidentes del PRI, Ernesto Castillo, y de Morena, Manuel Zavala.

En el contexto de las elecciones de principios de junio, el presidente del PRI retó a un debate público al dirigente de Morena. La última vez oficial y pública, en la que Morena se había presentado a un debate acordado fue en mayo del 2015, cuando la candidata a la gubernatura por Morena, Layda Sansores, intervino en la primera ronda y rechazó sus siguientes participaciones aludiendo falta de equidad.

Tras la propuesta de Castillo, Zavala decidió aceptar el reto, pero nunca pasó de encontronazos entre ambos dirigentes en las redes sociales. Cuando colaboradores de ambas partes creyeron que el tema se diluía por falta de acuerdos en lugar, día y hora, el presidente de Morena se apersonó en el Congreso para retomar el tema, dejando un oficio al priista.

Luego un viaje a México del morenista impidió que surgiera un debate espontáneo en las afueras del Congreso local.

En una conferencia de prensa de Morena, el martes 13 de junio, los reporteros retomaron el tema y Zavala aprovechó para retomar el reto, propuso al moderador, y sugirió que se usara la sala Maria Lavalle Urbina del Congreso. Se fue a encontrar con Ernesto al Congreso y acordaron que sería el día siguiente. Los representantes de ambos partidos ante el Instituto Estatal Electoral, Carlos Moreno (PRI) y  José Luis Flores (Morena) se pondrían de acuerdo.

El salón Lavalle Urbina les pareció pequeño. Revisaron la disponibilidad del Centro de Convenciones pero no estaba disponible. Finalmente acordaron el hotel Holiday Inn. Acordaron pagar a la mitad los gastos que el debate ocasionaría.

Previo al debate hubo dos reuniones, una entre los dos equipos y otra, a las 9:30 pm, entre los dos presidentes y el moderador. No se establecieron muchas reglas para el debate, querían que fluyera pero fueron específicos. Desde quién se sentaría en cada lugar, hasta a quién se presentaría primero.  Un encuentro de 45 minutos para ponerse de acuerdo en la cantidad de rondas, el tiempo y el uso de apoyo visual. Fue una reunión con diferencias pero civilizada, pacífica y conciliadora entre las partes.

Hubo temas en los que ganaron Castillo y Zavala y hubo triunfos individuales. Ambos presidentes y sus partidos ganaron en recibir la atención que el evento generó y que normalmente no logran en sus actividades cotidianas. Sumando las reproducciones, de todas las plataformas digitales que trasmitieron, el debate tuvo un alcance de poco más de 50 mil personas en redes sociales, más la audiencia que lo vio por televisión.

Ernesto no había tenido la oportunidad de dar a conocer sus cualidades de oratoria, ni de convertirse, por él mismo, en el centro de la información. El ejercicio le sirvió para enviar un importante mensaje interno: que está listo para lo que ocupe el partido y su jefe político  y defender, ante otro partido, el proyecto al que pertenece; lo que a estas alturas no pueden presumir todos sus compañeros.

Zavala logra una exposición para enseñar las cartas del movimiento que encabeza en el Estado como pocas veces ha logrado. Con más experiencia en apariciones públicas, no desperdicia la oportunidad en el debate para enviar un mensaje externo y señalar, ante los ciudadanos, los desacuerdos que tiene Morena  con el PRI y el gobierno.

Ambos partidos ganan en conocer con anterioridad cuales son las líneas discursivas en las que centrarán las campañas del 2018, lo que es oro molido para el diseño de las campañas, aunque no todos tengan la capacidad de reconocer lo útil que resulta  esta información en términos estratégicos. Si algo se puede concluir es que nada dejaron guardado en el cajón.