Pareciera que como sociedad estamos más preocupados por lo que hacen los partidos políticos para la siguiente elección que por lo que hacemos nosotros en el día a día de nuestro vivir. Si bien es divertido (a extremos insospechables) ver cómo sonríen y se apapachan mientras se toman fotos clamando victoria o salen a acusar a los mismos de lo mismo, el otro lado de la moneda, es triste (también a extremos insospechables) que la sociedad no se sacuda el letargo en el que nos han sumido desde hace décadas y que será funcional mientras los programas sociales se usen (aunque digan que no) como moneda de intercambio en tiempos de elecciones.

Nuestra sociedad no está acostumbrada a participar en la vida política de su distrito, municipio, estado o país y no lo está porque nuestra participación se limita a votar cada 3 ó 6 años y el resto del tiempo nos mantenemos ocupados en la supervivencia y en la angustia de ver cómo todo sube menos el salario mínimo mientras aquellos que fueron votados para buscar lo mejor para nosotros suelen dejarlo de lado mientras se dedican a buscar acuerdos, intercambios, posicionamientos y acomodos pero lamentablemente no buscando el interés general sino el particular, no el bien común sino el personal.

Mientras nuestros políticos piensen que militar en un partido te hace blanco o negro (o rojo, azul, verde, amarillo, naranja, vino, turquesa, etc…), o sea, te hace bueno o malo dependiendo de tus siglas y en lugar de encontrar el punto de acuerdo de diferentes ideas se bloquean solo porque las propuso un integrante de otro partido y no se dan el tiempo de analizar o peor aún, van en manada y siguen una “línea marcada” en la que ni siquiera se tomaron la molestia de leer a pesar de un sueldo (y uno muy bueno) pagado para hacerlo.

Pero no es hablar de los partidos políticos, es hablar de la inmovilidad en la que nosotros, sociedad nos encontramos. En estos momentos nuestros funcionarios y servidores están más ocupados en ver quienes serán los candidatos y empezar a buscar posibles cercanías que en aquello que les pagamos y nosotros, sociedad, estamos a la expectativa de ver a quienes pondrán para que nos vengan a decir lo mismo y confiemos (una vez más) en que el elegido se convertirá en el ungüento de la Magdalena.

Pero olvidemos también, aquello que nos hacen pasar por política. Nosotros sociedad debemos de tener claro a estas alturas que podemos hacer, que necesitamos que nuestras autoridades hagan y más importante, como lo harán. Nadie mejor que nosotros podemos conocer las necesidades que vivimos pero, nuestro actuar llega hasta cierto punto. A que voy, nos quejamos de la basura y supongamos por un momento que no tiramos ni un papel pero, como el horario de recoja es en horarios distintos, la basura la sacamos en bolsa desde el día anterior y el letrero de “por favor perros y gatos callejeros, no rompan la bolsa” no sirve en lo más mínimo, una vez que los animales sacaron los manjares de la bolsa, llegan los empleados de recoja y como tienen un tiempo determinado, toman la bolsa y lamentablemente, esta se deshace dejando caer su no agradable contenido. La culpa es… ¿De los animales? ¿Del horario de recoja? ¿Del fabricante de la frágil bolsa? ¿De nosotros? Es un ejemplo y así podría seguir. Las calles destrozadas es culpa de… ¿Las aguas jabonosas? ¿El megadrenaje? ¿Las constructoras y su material? ¿Las condiciones climáticas extremas? ¿Los años y la falta de dinero para repararlas?

El caso es que nosotros debemos de saber cuáles son nuestros problemas y debemos de encontrar que nos toca para hacerlo y exigir a los que contratamos para mejorar nuestro entorno que lo hagan pero, en estas elecciones que vienen, mientras nuestros políticos se preocupan por sus grillas partidistas nosotros debemos de ocuparnos de nuestra ciudad, empezando por nuestras casas, siguiendo con la de nuestros vecinos aledaños, de nuestra colonia y así, cuando vengan a prometernos que se convertirán en la solución de todos nuestros males, les saquemos la lista y les enumeremos ¿Cómo vas a solucionar lo de la tarifa de luz? ¿De qué forma vas a lograr que se arreglen nuestras calles? ¿Cómo harás para aumentar el salario mínimo? ¿Cómo vas a hacer rendir nuestros impuestos? Y quizá ya va siendo hora de decirles que antes de votar por ellos deben de dejar una carta de renuncia a resguardo pues apenas no cumplan con sus funciones se las haremos valer y que abran todas sus cuentas pues si quieren recibir dinero público, todos sus bienes deberán serlo, digo, para evitar eso del enriquecimiento inexplicable a costa de nuestros bolsillos.

En fin, lo que nos toca es participar en el día a día de nuestra entorno y exigir que cumplan su juramento pues si tenemos que esperar hasta las siguientes elecciones para que empiecen a hacer… Nunca haremos nada.