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En la comida con los medios el pasado jueves 22 de diciembre, el gobernador Alejandro Moreno Cárdenas señaló: “Tenemos que decir también, puntualmente y con mucha firmeza: recibimos el Gobierno con dificultades; con obras inauguradas que no servían; recibimos el Gobierno con obras inconclusas; y hoy, haciendo frente a mi responsabilidad, las obras que se tienen que concluir porque pasan o tienen que culminar una administración, que sean en beneficio de los campechanos, las vamos a terminar, las vamos a concluir en el 2017, porque las vamos a poner al servicio de los campechanos”.

La alusión del gobernador Moreno es sólida y tiene que ver con algo que ha venido pasando en Campeche desde hace muchos años. Un grupo selecto de constructores se auto adjudicaba las obras de la entidad porque se simuló que había concursos, se aparentó que la obra pública se repartía sin que se hiciera y se hizo creer que no sólo eran de calidad sino que excelentes.

La realidad es que muchas obras nunca se hicieron o se duplicó la facturación de obras recibidas como si hubieran sido nuevas.

El ejemplo se lo pongo con detalle: la Av. Héroes de Nacozari fue una de las últimas en dejar completamente terminada el gobierno de Jorge Salomón Azar y con ella una red caminera impresionante por toda la entidad que ayudaba a sacar las cosechas de los ejidos. Se invirtió una fortuna en resolverle a los productores el cómo sacar su producción y poder llevarla a las zonas de consumo.

En el caso de la Av. Héroes de Nacozari, al año siguiente, apareció como una obra nueva que se había construido desde el desmonte y la nivelación del terreno para luego hacer la avenida de cuatro carriles desde su entronque con la Av. Gobernadores hasta la salida a Chiná. Había facturas de la obra que justificaban los gastos, pero esa obra estaba hecha desde muchos meses antes.

Algo similar sucedió con los caminos saca cosechas: se les destinó un presupuesto pero nunca se les invirtió un peso. Con el paso del tiempo, esas arterías se llenaron de hoyancos, de maleza y se volvían intransitables, pero cada año aparecía la partida de mantenimiento que, por supuesto, se consumía por completo. También había facturas que justificaban plenamente la realización de las obras.

Muchos concursos se “ganaban” por empresas que nunca hacían la obra pero que se realizaban con empleados, equipo, maquinaria y recursos de la propia secretaría de Obras Públicas. Eran obras que sí se hacían pero que se les pagaba a quienes no las hacían.

Para poder hacer eso se requerían una veintena de empresas que facturaran y así nacieron dos de los más importante fabricantes de bloques de Campeche… bloques de facturas que sólo llenaban para justificar el saqueo y ellos recibieran sus comisiones por encubrir el atraco.

Las cuentas dicen que se sacaban 50 millones de pesos mensuales de Obras Públicas: 600 millones anuales que sirvieron para construir edificios que le rentan al mismo gobierno, para comprar terrenos, para emprender fraccionamientos, pero nunca para servir a los campechanos.

El gobernador Moreno puso el dedo en la llaga y le agregó que su combate a la corrupción es frontal, que no le debe la gubernatura a nadie, que él no responde a apellidos ni a familias ricas de Campeche porque vaya que le costó trabajo llegar hasta donde lo ha hecho.

“En mi Gobierno, cero tolerancia a la corrupción y a la impunidad; y voy a ser implacable en aplicar la ley sin distingos, porque la ley se tiene que aplicar. No podemos permitir que nadie desvíe un recurso, un peso, para que lo que no esté destinado; y lo he hablado principalmente con todos los funcionarios de mi administración. Y quienes lo han hecho, o presuntamente lo han hecho, hoy enfrentan los procesos judiciales que ameritan y que deben. Y que seguimos trabajando, porque hoy tenemos un Gobierno que respeta la ley, que se sujeta al debido proceso y que cuida y promueve los derechos humanos y los derechos fundamentales de las personas.

“Pero lo digo con claridad, la Fiscalía, la Auditoría Superior de la Federación y la Auditoría en el Estado, y la Contraloría, están trabajando todo el tiempo para integrar, cuidar y dejar en claro el destino de los recursos, antes de mi administración o durante mi administración. Y aplicaremos, con firmeza y con claridad, la ley.”

Como queda claro, en 15 meses apenas se ha comenzado. Seguro que, como ha sido hasta ahora, lo veremos y estaremos de acuerdo en felicitar a un gobernador que decidió empezar por el principio.