El pasado martes 17, en el puerto de Seybaplaya, el Presidente Enrique Peña Nieto acompañado de los gobernadores de Campeche y Tabasco, Alejandro Moreno Cárdenas y Alberto Núñez Jiménez, firmó la declaratoria presidencial de Zona Económica Especial para esos Estados. En esa ceremonia, el Presidente significó la importancia de las reformas estructurales, particularmente la energética, así como el de las ZEE para el fortalecimiento de la actividad económica de ambas entidades. El propósito presidencial de comprometer sus mejores esfuerzos para el desarrollo de las ahora ya 7 ZEE en el país, alienta y compromete a quienes reciben esa oportunidad de alcanzar horizontes mejores.
Habría que destacar el impacto que particularmente, para Campeche, significó ese apoyo tan importante que una vez más confirma el especial afecto presidencial a nuestro estado. Con la firma y puesta en marcha de este trascendental Decreto, los campechanos recibimos la oportunidad de construir un futuro promisorio, un Campeche moderno, industrializado, que por tanto tiempo ha sido un propósito todavía falto de concluir.

El evento fue significativamente alentador ya que confirmó el propósito de la Federación por buscar y lograr mejores caminos hacia un desarrollo más justo. Los alarmantes riesgos que se derivaban en las entidades con mayores índices de pobreza y marginación tuvo con la ZEE una respuesta contundente.

La ZEE cuya finalidad será la de ofrecer importantes estímulos fiscales, aduaneros y administrativos, que sirvan para traer grandes inversiones, habrán sin duda generar una gran cantidad de oportunidades de empleo. En un proyecto que integra a 3 municipios que representan al 65% de la población de la entidad: Campeche, El Carmen y Champotón, este histórico acontecimiento muestra la evidente decisión del Gobierno de la República de apoyar el proyecto de desarrollo estatal, sentando las bases del Campeche moderno cuya construcción no admite más demoras.

Esa añeja cultura hasta hoy tan arraigada de la producción primaria, fuera de contexto en este desafiante siglo XXI, ha demostrado la temporalidad y riesgos al no querer abandonar esa práctica. Recientemente la lección que nos diera el ilusorio sueño de bonanza del petróleo y el amargo despertar de sus consecuencias con la baja de su precio, debiera hacernos entender que aun cuando el camino de la ZEE es largo y difícil, el empeño, capacidad y decisión que en su realización pongamos los campechanos, permitirá como entidad hacernos más atractivos para la captación de inversiones y en consecuencia para la generación de más y mejores ejemplos.

Mayores estímulos fiscales, aduaneros y administrativos, campechanos capaces y dispuestos a participar en ese proyecto innovador cuyo propósito a largo plazo-20 años- seria lograr inversiones por casi 4 mil millones de pesos y la posibilidad de generar 51 mil empleos, es una tarea solidaria, convencida. De no ser así, todos los buenos propósitos que las ZEE conllevan, fracasarían.

Si bien en un principio no se encontraba nuestro estado considerado en la integración de estas Zonas, la importancia de sus apoyos y el momento tan crucial que vivía nuestra entidad con la caída de los precios del petróleo y sus consecuencias en la economía local, hicieron no dudar al gobernador Moreno Cárdenas en gestionar directamente ante el Presidente Peña Nieto, la conveniencia de que Campeche también fuera incluido en ese proyecto histórico que abría las puertas de nuevas y alentadoras oportunidades a las entidades cuyo rezago económico y las problemáticas que de ello se derivan, eran merecedoras de sumarse a ese México cuyo proceso de modernización y desarrollo no debe ser excluyente.

Con la aprobación presidencial, las instrucciones del Mandatorio estatal fueron precisas. Todos los requerimientos para que a la brevedad posible se pudiera sustentar ese proyecto tan necesario para el estado, debería cumplirse con calidad en tiempo y forma. Las negociaciones no fueron fáciles para incluir a Campeche entre las ZEE. Fue una tarea de equipo, capaz, convencida. El programa Nacional de Reactivación Económica y Desarrollo Productivo, fue muy exigente en todos los puntos a cumplir como requisitos obligados. Fue un trabajo exhaustivo, serio. Detalle a detalle se integró el expediente correspondiente. La Secretaría de Desarrollo Económico en Campeche estuvo al pendiente de esa tarea, participando directamente en todo ese largo y arduo proceso, viendo coronado ese esfuerzo el pasado 8 de marzo, cuando en la CDMX, en Palacio Nacional, en una reunión que para tal efecto tuvo lugar, se acordó la integración de la Zona Económica Especial de Campeche, con un área de influencia de 3 municipios y un polígono amplio con una sección federal en Seybaplaya y una sección unitaria en Cd del Carmen. Lo que fuera un propósito, para muchos fuera de tiempo, casi imposible de lograr, había sido posible.

Pese a todas las ventajas que pudieran ofrecerse a los inversionistas, contarán, y mucho, las buenas o malas expectativas que cada Zona Económica Especial ofrezca.
He ahí el reto más grande. Podrán existir los mejores proyectos para el futuro de Campeche, pero para aterrizarlos a la realidad habríamos de no olvidar que la modernidad exige de escenarios favorables, adecuados, y de actores con la experiencia y capacidad para interpretar los roles que les correspondan.