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Gabriela Aguilar Nah

Los empresarios y diseñadores campechanos Enmanuel Segovia y Alejandro Chuc abrieron las puertas de su casa a EL EXPRESO para contarnos una parte de la gran trayectoria que los ha posicionado internacionalmente. Hablaron del orgullo de llevar una parte de Campeche al mundo y de las posibilidades de crecimiento que existe en la entidad.

A más de 24 años de trabajar juntos, los también coordinadores estatales del certamen Nuestra Belleza, se sienten satisfechos de todo lo que han realizado, pero existe una parte importante de la que se sienten aún más orgullosos, “la que nos hace ser particulares, individuales y singulares: los premios; siempre van a ser premios hayan sido en el año que hayan sido, pero siempre los llevamos a cuestas como cuando se gana en el 2000 el traje típico de Miss Universo y nos damos cuenta que los campechanos no nos fijamos de la magnificencia que hacemos, sea cual sea la rama. México sólo lo ha ganado dos veces: en Señorita México y luego en el 2000, y de allá se desprenden una serie de premios nacionales e internacionales”.

Uno de los atuendos memorables fue el hecho de jipi-carey en los años en que el carey todavía se podía comercializar. Hay muchos trabajos que han mostrado a nivel mundial gracias a los certámenes. Incursionaron en Nuestra Belleza desde que inició el concurso como tal (hace 17 años) y son los únicos que continúan a nivel nacional; los demás estados han ido cambiando sus coordinadores. Nuestra Belleza ha sido una plataforma muy importante para Alejandro y Enmanuel tanto en vestidos de noche como en trajes típicos.

“NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA”

Alejandro y Enmanuel –que se complementan muy bien en sus comentarios- afirman que hay muchos campechanos que no saben que no ha habido otro estado que gane por México la categoría de traje típico en Miss Universo, y en las agencias que manejaron esta información los destacaron como campechanos. “Somos un poco desidiosos, por decirlo de alguna manera, y no lo vendemos a nivel internacional.  Sólo se critica a las chicas que van a concurso, pero no se dan cuenta de los logros que se han tenido porque es muy difícil colocar a una campechana. Hay apatía de la gente, de no salir adelante; (en este sentido) nosotros somos raros porque nos gusta trabajar”.

Destacan que estos comentarios no son a manera de queja, sino que les gustaría que esa forma de pensar se modifique. “A estas alturas ya se nos permite decir estas cosas; no es queja, es para  hacer conciencia de salir adelante y progresar. Campeche tiene un potencial enorme para competir a nivel nacional e internacional”. De igual manera, aseguran que la gente campechana tiene muchísima creatividad y eso se plasma en el trabajo, “muchas veces las carencias en cuestión de materiales nos han llevado a ser ‘mágicos’ para poder crear las cosas”.

Gracias a sus diseños han notado el gran potencial de las artesanías; Alejandro Chuc ha sido uno de los grandes promotores de la artesanía campechana a través de los trajes que ha ideado y elaborado de jipi-carey, coco, escamas de pescado, cuerno de toro, por mencionar algunos. “Obviamente quisiéramos que todos hubieran ganado, pero al menos Campeche ha sido el único estado que ha ganado tres veces consecutivas esta distinción (traje típico) en Señorita México. Los trajes han viajado a muchos lados como Chipre y Uruguay; hay una lista enorme”.

Lo más importante de la relación laboral de Enmanuel y Alejandro “es el hecho de hacer algo por Campeche. Nos ha costado mucho trabajo, pero gracias a Dios hemos tenido oportunidades de mostrarlo y creo que lo hemos hecho y bien; hemos traído premios a Campeche y a México que nadie ha traído antes”.

EL PROCESO CREATIVO

Enmanuel y Alejandro ponen especial empeño en sus creaciones; se basan en una ardua investigación siempre buscando el mejor perfil para el diseño y la persona que lo portará. Gracias a la experiencia y los años de trabajo saben lo que una persona necesita.

Los inicios de Enmanuel Segovia fueron con su padre, quien es uno de los pioneros en tocados y trajes; es quien le da esta gran herencia.

Los diseñadores se aventuran siempre para llevar algo diferente a las competencias, aunque a veces es muy difícil ya que el costo de los trajes es completamente absorbido por ellos. Además, hay una preselección en la que sólo quedan 20 diseños, “Campeche siempre ha quedado entre la selección. Tiene una fama de tener trabajo exquisito, muy fino y de calidad”, lo que lo convierte en un traje muy esperado año con año. “A veces no lo hacemos con miras a ganar, pero sí para mostrar una parte de Campeche, por ejemplo, el traje de campechana estilizado, el traje de novia o el estilizado a la usanza de siglo XVIII”.

“Nuestros diseños están llenos de historia. (Algunas personas) desgraciadamente critican y no saben que hay una investigación detrás que sustenta toda la elaboración y diseño. Hay una trascendencia muy grande en el diseño”.

Alejandro comenta que cuando colabora con artesanos, ellos tienen que fabricar la artesanía y eso lleva meses de trabajo, pero hay creaciones que han hecho por sí mismos completamente: “el que ganó Miss Universo fue de maíz y se le tuvo que meter tratamiento al joloch para que no le entrara gorgojo. Entre los dos lo hicimos”.

“En el caso del vestido hecho de escamas de pescado fue aún más complicado porque tuvimos que pedir las palanganas de escamas y lavarlas una por una porque la piel es la que le da el color a la escama; olíamos a pescado y hubo que quitarle toda la piel a las escamas para que quedara una especie de material parecido al acrílico y poderlo trabajar. Luego de tener las escamitas, había que  hacerles agujero para poder costurarlas. Este tipo de artesanía ya se está perdiendo”. Complementa Enmanuel: “Esto surge a raíz de que nos enteramos que las partes de atrás de algunas (imágenes de) vírgenes estaban cubiertas por escamas de pescado; fue una investigación maravillosa que nos llevó a Ciudad del Carmen”, y así se dio pie a la planificación de un atuendo que sería reconocido internacionalmente. “La gente no podía creer que estaba hecho de escamas de pescado (sábalo). En embonar el material con el diseño, el estilizado, el bordado y los detalles, estamos hablando de un promedio de tres meses”.

Con la emoción a flor de piel, los diseñadores hablan acerca del tiempo de elaboración de un atuendo especial; en promedio son tres meses, pero puede ser menos, dependiendo de la colaboración que tengan: “Cuando fue el de cuerno de toro dependíamos mucho del artesano y ahí los tiempos varían porque tardaban en conseguirnos las placas. O el de jipi, que sabes que los artesanos no sólo se dedican a tu trabajo, deben hacer otras cosas y hay que darles su tiempo; hay que respetar la belleza de lo que hacen. En el caso del (atuendo) de juguetes, me tardé casi un año recolectando muñecas de trapo, sonajas, patitos, etc., porque se descartaron juguetes de influencia española y se rescataron los juguetes náhuatl. A veces da coraje porque la gente no valora la investigación y todo el trabajo que hay detrás. El premio mayor es el reconocimiento de la gente, es verdad que nadie es profeta en su tierra”, dicen este par de creadores que han tenido que ser reconocidos en otras partes de la República y del mundo para que la propia gente de Campeche pudiera voltear los ojos hacia ellos.

LABOR ALTRUISTA

“El año pasado tuvimos una experiencia maravillosa porque también es muy importante la labor social que puedes hacer a través de los vestidos. Fue una vivencia extraordinaria que tuvimos junto con Alexandreta (Nuestra Belleza Infantil 2012), nieta de Alejandro. A través de su labor se nos abrieron las puertas de que con la moda se puede hacer mucho. Se regalaron dos ajuares completos de XV años a dos niñas de la Casa Divino Niño; también le regalamos su vestido a una niña con cáncer que hizo su desfile de modas y accesorios”.

“Recuerdo mucho –nos dice Enmanuel- la vez de la Casa Divino Niño porque originalmente se iban a prestar los vestidos, pero nos comunicamos, se organizó todo, y hubo una fiesta preciosa en el parque de San Román, todo muy bonito. Alejandro tuvo la oportunidad de estar también con las niñas y hubo momentos muy emotivos cuando se estaban probando el vestido y preguntaron ‘¿cuándo te lo tengo qué devolver?’ y les dije ‘nunca, mi amor, es tuyo’, para qué te cuento… Ese es el punto más importante, cuando descubres que a través de la moda puedes hacer cosas benéficas. No solamente un desfile de modas en donde la gente va a apreciar tu trabajo y la ganancia es la entrada; esto es distinto, a través de un vestido puedes hacer algo, es la parte altruista, hermosa y la vivencia del trabajo”.

“HONOR A QUIEN HONOR MERECE”

Pelean mucho, sí. No siempre están de acuerdo, también, pero Enmanuel y Alejandro se complementan a la perfección. No han sido en vano los 24 años que llevan trabajando juntos. “La mayoría de las ideas más innovadoras han sido de Alejandro –nos dice un Enmanuel muy conmovido-, su especialidad es el diseño de bordado, da la idea, hace las aplicaciones una por una, es muy meticuloso, da mucha calidad. Si no le gusta, lo deshace. El trabajo es muy compaginado. Lo resumo de esta manera: él puede hacer lo que yo hago, pero yo no puedo hacer lo que él hace”.

Y nos comenta Alejandro: “Enmanuel es quien lleva el contacto, la voz cantante en cuestión de los tratos y es el que da más la cara; yo tengo un carácter muy fuerte, no caigo en la grosería, pero realmente tengo un carácter que se puede decir fuerte”. También hace los tocados, ramos y coronas totalmente a mano trabajando directamente en la cabeza de la persona “y sólo te queda a ti, es sobre tu medida”.

“A mí me da mucho coraje –dice Enmanuel- que me mencionen sólo a mí o crean que soy solo yo porque la parte creativa de Emmanuel Segovia no puede existir sin Alejandro Chuc. Me duele y he luchado mucho para que nos identifiquen a los dos. La gente cree que soy yo nada más y como la personalidad de Alejandro es muy imponente, la gente como que no se le acerca tanto. Hemos luchado mucho por posicionar el nombre y creo que lo hemos logrado”.

Y no están solos. Enmanuel y Alejandro comparten su taller con un equipo de cinco personas que han sido como una familia; han estado años con ellos hasta formar un fuerte equipo con lazos muy profundos, “son realmente loables, muy trabajadores y responsables, nunca nos han dejado mal”. Prefieren trabajar con la gente que conocen y en quienes confían y reconocen el trabajo que su equipo ha hecho todos estos años.

“No todo el trabajo que hacemos es para afuera; a nivel local hacemos vestidos para 15 años, casuales, bodas, etc. se le pone amor y dedicación a todo lo que se hace, absolutamente todo.  No marginamos y nos adaptamos a presupuestos”.

También con sus clientas se han visto en la situación de convertirse en una especie de psicólogos: “Escuchas todo tipo de problemas y situaciones; te enteras de divorcios antes que nadie”, pero también han contribuido a la autoestima de muchas personas, “te dicen ‘creí que nunca iba a tener cintura en la vida’, o ‘me vuelvo a sentir mujer después de tres hijos’, y es cuando sientes que puedes apoyar”, concluyen.