Esta mañana Aaron Hernández, quien en 2012 pintaba para convertirse en una estrella de la NFL, fue encontrado muerto en su celda del Centro Correccional Souza Baranowski, en Massachusetts. Según la versión oficial, el ex ala cerrada de los Patriotas se ahorcó con una sábana. Así fue el final de una vida llena de polémica.

Aaron nació el 6 de noviembre de 1989 en Briston, Connecticut, donde creció lleno de carencias a pesar de los grandes esfuerzos de sus padres, Dennis Hernandez y Terri Valentine, quienes trabajaban en una escuela. En 2006, el padre de Aaron murió debido a una infección tras una cirugía por una hernia, episodio que marcó su vida; según amigos cercanos, nunca volvió a ser el mismo.

Para 2010, la suerte le volvió a sonreír al joven de origen puertorriqueño, pues en ese año fue seleccionado en la cuarta ronda del Draft de la NFL por los Patriotas de Nueva Inglaterra, equipo al que llegó gracias a que un año atrás ganó el premio John Mackey a la mejor ala cerrada del circuito colegial, por 68 recepciones y 850 yardas con los ‘Gators’ de Florida.

En sus primeras dos temporadas en la NFL, participó en un Super Bowl y un Pro Bowl, mostrando un gran nivel, por lo que Nueva Inglaterra amplió su contrato cinco años, por más de 40 millones de dólares, aunque todo quedó en una promesa.

Meses después de firmar el millonario contrato, Alexander Bradley recibió un tiro en el rostro y acusó a Hernández de haberlo atacado después de discutir en un club nocturno; poco después fue hallado el cuerpo de Odin Lloyd.

Tras el asesinato de Lloyd, quien además salía con la hermana de la prometida de Aaron, el ex jugador de NFL fue señalado como sospechoso y luego de que la policía registró en dos ocasiones su hogar, fue arrestado. A pesar de que Hernández se declaró inocente, la detención ocasionó que Nueva Inglaterra prescindiera de sus servicios inmediatamente, e incluso lanzara una promoción en la que los fanáticos del equipo podían cambiar su jersey de Aaron por el de cualquier otro jugador.

Para 2014, Hernández fue imputado por dos homicidios más, el de Abreu y Furtado; un años más tarde, inició el juicio por el asesinato de Odin Lloyd, en el cual fue declarado culpable y sentenciado a cadena perpetua sin derecho a fianza.

Finalmente, hace un par de días, Hernández fue absuelto por el asesinato de Abreu y Furtado; sin embargo, la madrugada de este miércoles decidió terminar con su vida.

milenio.com