Dramática jornada de manifestaciones

Comunidad, Martes 11 septiembre, 2012 a las 7:36 am

 

Gustavo Peralta, uno de los manifestantes, se cosió los labios en señal de protesta y rechazo a una reelección en el SNTSA. (Foto: Robin Canul)

Roxana Vázquez y Wilmer Delgado

Sin anestesia, un trabajador de la Secre­taría de Salud se cosió la boca en señal de protesta por presuntas irregularida­des en la Sección 47 del Sindicato Na­cional de Trabajadores de la Secretaría de Salud. Así inició un día de manifes­taciones que también incluyó desma­nes y conatos de bronca en Palacio de Gobierno por un grupo de campesinos.

A eso de las 10:00 hrs. de ayer, ante las cámaras, Gustavo Peralta García, em­pleado desde hace 32 años en la SSA, pi­dió que le costuraran los labios en señal de reproche a la diputada priísta, lidere­sa de ese sindicato y próxima regidora, Martha Albores Avendaño, por lucrar con los derechos sindicales.

El ciudadano dijo representar a al menos mil 500 trabajadores de la SSA, un 60 por ciento del total que confor­man el sindicato, aunque fue un peque­ño grupo el que estuvo presente.

Antes de ‘autocensurarse’ en las afue­ras del Hospital de Especialidades, de­nunció las irregularidades, nepotismo, corrupción, influyentismo y chantaje de Albores Avendaño.

Poco después, junto a 200 labrie­gos, el dirigente del Frente Campesino Independiente ‘Emiliano Zapata’, Luis Antonio Che Cu, marchó por la ciu­dad y paró a su contingente en Palacio Federal y Palacio de Gobierno.

En el Palacio de Gobierno los ánimos se pusieron tensos. (Foto: Robin Canul)

Fue en éste último edificio en donde se armaron conatos de bronca que a po­co estuvieron de los golpes con agentes de Seguridad. Luego de derribar las va­llas y jalonearse con los elementos de la SSP, Che Cú dijo que llegaron para quedarse o, al menos, hasta que el go­bernador les dé la cara.

Dijo estar cansado de la postura de ‘puertas cerradas’ y no se ha dado res­puesta a solicitudes de apoyo en ma­teria de salud, educación, telefonía, ca­minos a zonas de producción y, sobre todo, regularización de tierras.

Los campesinos llegaron a la ciu­dad más violentos que de costumbre e irrumpieron en Palacio de Gobierno con consignas y empujones que por po­co consiguen la intervención de agen­tes antimotines.