(Foto: Archivo/ EL EXPRESO)

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Redacción
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Organizaciones civiles denunciaron el apoyo que el Gobierno le ha dado a productores para deforestar la selva de los Chenes en Campeche a través de la siembra de soya transgénica, y acusaron a Monsanto de ser parte activa de este fenómeno, por ser el dueño de las patentes de transgenes e impugnar en los juzgados para que no se suspenda la siembra de semillas genéticamente modificadas, dio a conocer la agencia de noticias Sin Embargo.

“Dentro de esta lógica de la siembra de monocultivos, una apuesta fundamental para el Ejecutivo, en contubernio con las grandes empresas como Monsanto y Syngenta ha sido la siembra de soya genéticamente modificada”, dijo el abogado de la organización Indignados, Jorge Fernández Mendiburu.

En municipio más afectado de Campeche, de acuerdo con 10 organizaciones civiles que firmaron un comunicado, es Hopelchén, que entre los años del 2000 al 2008 perdió 22 mil 300 hectáreas de cobertura forestal.

Esa situación se agravó en el 2013, cuando este número de hectáreas ascendió a 38 mil, más que en cualquier otra entidad del país, consignó Sin Embargo.

De esta cuenta, las organizaciones civiles acompañadas por Greenpeace presentaron el 24 de agosto, tanto en las delegaciones estatales de Campeche, como en las oficinas centrales, una demanda popular en la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en la que se les insta a tomar medidas de protección al ambiente.

“A la Profepa se le pide no sólo que investigue, sino que de inmediato tome medidas para detener la deforestación mientras se hace la investigación”, explicó Fernández.

Pese a que la soya transgénica en México cuenta con tres amparos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación la suspensión no ha sido otorgada por impugnaciones de Monsanto y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Otro de los aspectos a los que afectan los cultivos de soya transgénica es a la producción de miel de la zona.

De acuerdo con un reporte de la Comisión nacional para el conocimiento y uso de la biodiversidad del 2010, la producción de miel es 2.9 veces mayor que la producción de soya en la zona. Y las organizaciones aseveran que 40 mil familias en la Península de Yucatán dependen de la misma.

Fernández detalló que las abejas se ven afectadas por las grandes cantidades de glifosato, un herbicida recientemente puesto en la lista de cáncer por la Organización Mundial de la Salud, que se utilizan en los sembradíos de soya transgénica. Pero también inciden en contra de estos insectos la deforestación y la posibilidad de que la miel se contamine de transgenes sin consentimiento de los apicultores.

La práctica de los monocultivos, de acuerdo con los campesinos de Hopelchén, también redujo la cantidad de agua en la localidad. Ya que prácticas de nivelación de terreno incluyen rellenar espacios que antes estaban ocupados por agua, así como en otras ocasiones drenar pequeñas aguadas.

Las organizaciones recordaron a la Profepa y Conagua que en el municipio de Hopelchén hay lagunas, que antes contaban con agua, pero que se han ido secando, como la de Cancabchén y la Laguna Ik.

Esta última fue declarada el 25 de abril de 2013 patrimonio Biocultural-Hídrico de esa localidad, sin embargo, “han sido deforestadas más de mil hectáreas de selva que la rodeaban”, denunciaron las diez organizaciones en un comunicado.

Fernández afirmó que las instituciones ya notificaron haber recibido la demanda, por lo que ahora está por verse cuál será su respuesta. Asimismo, las organizaciones estarán al pendiente de una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que podría suspender la siembra de soya transgénica a principios de octubre.

Mientras tanto hay una campaña colgada en la plataforma Change.org con el fin de juntar firmas para que las autoridades detengan la deforestación en Campeche.