Buzos de la Dirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) registraron ayer las primeras evidencias de piezas sumergidas que datan del siglo XVII al XIX, durante los trabajos de prospección y delimitación que llevan al cabo como parte de las obras de ampliación del último tramo del malecón de la capital campechana, la cual forma parte de una de las megaobras de la actual administración estatal.

El trabajo de los especialistas se desarrolla en una franja de poco más de un kilómetro entre el entronque con la avenida Agustín Melgar, hasta la calle Montecristo, frente al monumento a Justo Sierra Méndez, que es el tramo que se moderniza donde, según expertos, era el área donde se ubicaban atarazanas para la construcción de galeotas.

Hasta ahora se han hallado restos de botellas que datan de la época del virreinato y que fueron fabricadas en Italia y Alemania, así como fragmentos de tejas francesas, pernos y artefactos de hierro que por siglos han estado a la orilla del mar y que arrojan datos para entender la historia y la importancia del puerto de Campeche para el intercambio cultural y comercial de los siglos XVII y XVIII.

Para el desarrollo de estas prospecciones, que son parte obligada de los procesos en la construcción de calles y carreteras para salvaguardar el patrimonio arqueológico y comercial, el personal del INAH utiliza equipos de tecnología de punta, cuya exposición y puesta en operación llaman la atención de automovilistas y transeúntes que se detienen para observar las maniobras.

En estas labores participan cuatro buzos, y cuatro recolectores, además de personal de apoyo para la colocación de los cuadrantes y registro de los puntos de exploración, todos ellos adscritos a la Dirección de Arqueología Subacuática del INAH y que está bajo la responsabilidad de Helena Barba Meinecke.

De acuerdo con los datos históricos, esa zona del malecón campechano fue utilizada en los siglos XVII y XVIII como varaderos y astilleros al servicio de la corona española, y por ello la importancia de la exploración prospectiva, mediante la cual se espera que arroje datos de mucha importancia para nutrir la historia.

Ya se trabajó en el registro y documentación del vapor francés “Lolá”, semisumergido tras encallar por una mala maniobra de su capitán. Ese naufragio está frente a lo que fue el Balneario Popular y representa la transición de las embarcaciones de madera a las de hierro, además de que es considerado una joya histórica que aún conserva sus compuertas de hierro y las calderas que le servían para generar la combustión.

En esa zona igual se deben hallar los restos de una aeronave que hace muchos años cayó al mar, pero esos trabajos de búsqueda y ubicación se programarán para futuros temporadas de exploración.

Agencias.