Por primera vez en la historia milenaria de la Iglesia católica, el papa rezó este viernes en solitario ante la inmensa plaza vacía de San Pedro y dio la bendición y la indulgencia plenaria al mundo por la pandemia de coronavirus que lo azota.

Se trata de un rito inédito durante el cual da la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) a todos los fieles y que es retransmitido por televisión, internet y radio a las 12 del día, hora Colombia, por medio del canal católico EWTN.

Se leyó el evangelio según San Marcos, el pasaje en el cual, según el texto bíblico, en medio de una tempestad que amenazó con hundir la barca en la que Jesús iba con sus discípulos. “Por qué tienen miedo, ¿a caso todavía no tienen fe?”, les preguntó, después de calmar la tempestad.

El papa Francisco dijo que “desde hace unas semanas parece que todo se ha oscurecido”, e hizo referencia a las plazas vacías y silenciosas por todo el mundo. “Nos sorprendió una tormenta inesperada”, dijo, como a los discípulos del pasaje bíblico. “En esta barca estamos todos, como esos discípulos que hablan con una única voz, y con angustia dicen ‘estamos perdidos'”.

 

El Sumo Pontífice dijo que nos damos cuenta de que no podemos estar solos, sino que debemos afrontar las circunstancias actuales todos juntos. Referenció que en la lectura, los discípulos le preguntaron a Jesús como si este se desinteresara de ellos. “¿No te importa que estemos perdidos?”, le preguntaron. Esa frase “lastima y desata tormentas en el corazón”, incluso en el de Jesús, que luego salva a sus discípulos.

“La tempestad desenmascara nuestra vulnerabildiad y deja al descubierto esas falsas y superflues seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas”, dijo el papa Francisco. “La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos”, reflexionó el Papa.

Agencias.