JOSÉ EDUARDO QUE ROSADO
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Después de más de cinco meses de recibir mantenimiento junto con las obras de reconstrucción del lienzo amurallado, el baluarte de La Soledad tiene una cara distinta.

En su interior se albergan importantes muestras arqueológicas que nos dan una probadita de cómo eran algunos de los estilos de la cultura maya.

En su superficie de aproximadamente 2 mil 344 metros, la parte interior fue totalmente restaurada. Durante el siglo XVIII, este edificio fue utilizado como almacén militar, pero a finales del siglo XIX una parte de su terreno fue ocupado para construir una bodega destinada al uso de la Aduana Marítima. Más tarde, con motivo de la ampliación de la Calle 8 en el Centro, estuvo a punto de ser demolido, pero por suerte aún se conserva y es uno de los museos con los que cuenta la ciudad.

El baluarte de La Soledad  fue construido entre 1686 y 1690. Se le bautizó con el nombre de la virgen de la Soledad, deidad católica protectora de los marinos, y formó parte de la muralla que defendió de los piratas a la ciudad durante los siglos XVI y XVII.

Ahora, el edifico es una de las obras históricas más importantes de la ciudad, y con la restauración que se llevó a cabo su majestuosidad resalta más a la vista.

Dentro del edificio hay una rampa enlosada que conduce al terraplén (segundo nivel) circundado de  merlones (parapetos), garitones en sus vértices y una línea a barbeta que permitía a la artillería efectuar tiros bajos hacia el mar. La planta baja el acceso principal lo forman un portal con tres arcos de medio punto.

Sin embargo, la historia que resguarda el edificio no se remonta únicamente a la defensa de las ladrones de mar. En el siglo XIX, durante el periodo revolucionario, varias veces fue ocupado por las fuerzas de la federación y otras por el gobierno estatal como bodega.

En 1929 fue destinado al servicio de las familias de la oficialidad y tropo, por lo que se convirtió entonces en una vecindad, sin embargo, las autoridades reconocieron la tradición histórica del inmueble y decidieron conservarlo como monumento histórico, por lo que fue restaurado y consolidado en el año de 1958. De esta forma, se inició su funcionamiento como el Museo Arqueológico de Campeche.

Actualmente el baluarte de La Soledad exhibe en su interior piezas importantes de la arqueológica estatal, como el jaguar funerario procedente de la Estructura VII de la gran plaza de Calakmul, “La banqueta” de Rio Bec, la escultura en piedra del “Señor Pájaro Principal” de Cunhuhub; así como el mascarón del dios “K`wiil” procedente del rancho de Villamar.

También se pueden apreciar columnas, jambas, dinteles, estelas, paneles y figuras antropomorfas de sitios como Xcalumnkín, Edzna, Itzimté, Kankí y El Palmar.