Primero fue la Organización Mundial e la Salud despojándonos de la paz vital que nos otorgaba comer un bocadillo de Tocino en alguna fiesta, condenando al ostracismo a un 80% de las fotos desteñidas de platos combinados de las cafeterías españolas. Ahora Twitter ha decido birlarnos nuestra más valiosa posesión trabajada durante años en innumerables cortejos, indirectas, discusiones o alabanzas. Las estrellas pasarán a ser likes, como los “me gusta” en Facebook. Por facilitar la comprensión de los usuarios, argumentan desde Twitter. Pero un corazón parece mucho más que un simple me gusta y ahí radica el principal problema de este cambio. ¿A qué se debe esta reciente alexubaguización de nuestro día a día?, ¿por qué implantar el moñismo en el reino de los haters?

Twitter se ha convertido de un plumazo en un gigantesco “guapa no, lo que le sigue”, la antítesis de Chuck Norris, una partitura de Shonda Rhimes. Con el fin de la estrella y la suplantación por el corazón que estalla entramos en una nueva era en esta red social más dócil, más cálida, sin segundas lecturas, incluso más temerosa. El favorito era tan neutro que lo convertía en una opción muy valiosa. Hace meses contábamos todos los posibles significados de la estrella. Estas son las nuevas acepciones que ha añadido Twitter a sus favoritos con su actualización cardiológica:

“Atrevernos a enviar corazones por doquier que son el equivalente de ir besando la frente de todos los tuiteros”

-El fav fantasma. Ese fav que antes ponías por error cuando está stalkeando a una persona, con el corazón parece significar: te skalteo porque te quiero y deseo que nos compremos una cabañita a las afueras de la ciudad con ranitas en el jardín.

-El fav de “luego te leo”. Como una dependienta de tienda, con el nuevo corazón parece significar: “Luego leo lo que cuentas, cariño”.

-El fav de “me hizo gracia, pero EH”. El fav de me hizo gracia pero no tanta como para retuitearte ahora significa “Me hizo gracia con reservas pero, ¿quieres casarte conmigo? Tengo terrenitos”.

-El fav de “te quiero en silencio”. Aquellos favs platónicos ahora son un: “TE QUIERO Y QUE SE ENTERE TODO EL MUNDO”.

-El fav del beso en la mejilla. Es fav de dar por finalizada una conversación ahora parece un “¿Quieres pasar y nos tomamos la última copa en mi casa?”.

-El fav facilón. La plantilla tipo “Fav si eres de albóndigas, RT si eres de croquetas” ahora se tiene que redefinir. ¿Qué indica que algo te gusta más: un retuit o un corazón palpitante? Difícil elección.

-El fav solitario. Lo que antes era una estrella solitaria ahora parece una señal de amor absoluto. Aunque bien es cierto que antes ya lo era un poco.

-El fav de “hoy por ti mañana por mí”. El fav de compromiso, el de como me has dado fav te lo devuelvo, ahora parece un fav de compromiso literal, con anillo de pedida y vídeo en Youtube.

-El autofav. Ponerte un corazón a ti mismo es pasar quinto de Narcisología.

-El fav de actualidad. El reciente cambio choca completamente con el carácter informativo de Twitter.  ¿Cómo darle un corazón a una noticia sobre el ISIS, sobre corruptos, sobre un accidente, en definitiva, sobre cualquier noticia que no salga en un programa de Hoy?

Estamos, por tanto, ante la disyuntiva de retuitear todo lo que nos guste o interese, invadiendo nuestro muro personal de opiniones ajenas, o por el contrario aventurarnos a mostrar un afecto mayúsculo a través de un favorito. Atrevernos a enviar corazones por doquier que son el equivalente de ir besando la frente de todos los tuiteros. Lo cierto es que al cabo de las semanas esta nueva actualización se convertirá en otra anécdota que contar en los pasillos, nos acabaremos acostumbrando, incluso le terminaremos agarrando cariño (si es que la mantienen). Pero este 3 de noviembre se ha ido, como una estrella fugaz, parte de la esencia de Twitter.

Revistagq