Luego de que la Secretaría de Salud federal ubicara a Campeche como el segundo a nivel nacional en cuanto a contagios de influenza, sólo por detrás del estado de Guerrero, EL EXPRESO se dio a la tarea de investigar cuáles son los principales riesgos para la población y qué medidas se pueden tomar para prevenir el contagio.

De acuerdo con la Dirección de Epidemiología, la influenza es una enfermedad infecciosa de origen vírico, de tipo respiratorio, aguda y muy contagiosa, la cual se trasmite de persona a persona, y que se generan al toser o estornudar los individuos enfermos, e infectan a las células superficiales del epitelio respiratorio del receptor.

Los actuales subtipos del virus de la influenza humana con mayor circulación en América son la influenza A(H1N1), influenza A(H3N2), influenza A e influenza B.

Las características propias de los virus de influenza les permiten acumular, de manera continua, pequeños cambios en su constitución genética (mutaciones) dando como resultado la aparición periódica de variantes virales, lo que produce cada año la llamada influenza estacional. Sólo los virus de influenza tipo A y B ocasionan la influenza estacionales.

En México, se observa un mayor número de casos de influenza en los meses de otoño e invierno.

Además, la influenza es una enfermedad respiratoria viral, contagiosa y aguda, cuyas manifestaciones características son fiebre, cefalea, mialgia, postración, coriza, dolor de garganta y tos.

El virus de influenza tiene preferencia por las vías respiratorias superiores, pero en los casos graves, puede llegar a afectar vías respiratorias bajas (pulmones y bronquiolos).

La mayoría de las personas afectadas se recuperan en una o dos semanas sin necesidad de tratamiento médico, sin embargo, la influenza puede representar un grave riesgo para la salud de los niños menores de cinco años de edad, los ancianos y las personas que padecen ciertas afecciones, como obesidad, enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardiovasculares, pacientes con infección por VIH y pacientes con terapias inmunosupresoras.

En estos pacientes la influenza puede provocar complicaciones graves, es por ello que las hospitalizaciones y las defunciones por influenza se dan principalmente en grupos de alto riesgo, como son niños de 6 meses a 5 años de edad, personas mayores de 60 años, mujeres embarazadas en cualquier trimestre de gestación, personal de salud y personas de cualquier edad que padezcan enfermedades crónicas como enfermedades vasculares (hipertensión), enfermedades cardiacas, diabetes, VIH/SIDA o que por la enfermedad o algún tratamiento se tenga comprometido el sistema inmune.

La severidad de la enfermedad puede variar dependiendo de diversos factores, y aunque en la mayoría de las personas produce una enfermedad leve, en otras puede convertirse en una afección seria que incluso puede causar la muerte.

Vacunas constantes

El virus de la influenza se propaga rápidamente en todo el mundo mediante epidemias estacionales que se repiten anualmente, durante el otoño y el invierno en las regiones templadas; con base a los tipos de virus circulantes de manera predominarán en la temporada previa se seleccionas los tipos de virus que se incluirán en la vacuna de la siguiente temporada.

Además, cada año se determina la sensibilidad o resistencia de los virus circulantes a los medicamentos antivirales con el fin de asegurar la prescripción del medicamento adecuado.

A pesar de las dosis de vacuna disponibles en temporada invernal para la prevención de influenza estacional, gran parte de la población no se vacuna. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año en el mundo se presentan alrededor de 1,000 millones de casos de influenza estacional (~15% de la población mundial), entre 3 y 5 millones de casos severos y de 300 a 500 mil muertes.

Redacción
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