México en la piel

¡¡Hola!!

Desde hace ya varios días estamos viviendo de una manera directa los efectos del futbol. Es una época mundialista de la que no podemos escapar cada cuatro años. Nos guste o no, durante un mes se desayuna, come y cena este juego.

No todos lo viven apasionadamente. Algunos lo llaman ‘El rey de los deportes’. Me disculparán, pero para la mayoría de las personas este sobrenombre lo tiene el beisbol y no hay vuelta de hoja, aunque se molesten. Entiendo que, para cada quien, su deporte favorito es ‘el rey’, ya que ninguno querrá ser llamado ‘príncipe’ en cualquiera de los casos, pero… “al César lo que es del César”.

Los que no viven tan de cerca esta fiebre mundialista, quieran o no, habrá algún momento del día en que el evento salga a relucir en la vida cotidiana. Cuando juega la Selección Mexicana se paraliza cualquier actividad laboral y social. No existe otra cosa más que estar pendiente de los jugadores que están en la cancha disputando un partido y defendiendo, por todo lo alto, el nombre del País.

Se encienden las pasiones y hasta se olvidan los sentimientos negativos y preocupaciones que tengamos en nuestro andar. Todo, absolutamente todo, está enfocado en ver ganar a nuestra Selección. Los tres primeros partidos son esenciales: hay que ganar puntos para pasar a la siguiente ronda y así mantener la ilusión para llegar a la meta y ser campeones.

Tenemos toda la confianza puesta en un grupo de jóvenes. Ya están ahí, sólo hay que ir avanzando.

Los partidos que se jueguen -sean 3, 4 ó 5, no importa cuántos- tienen el mismo sentimiento y unión de los mexicanos. La esperanza es lo último que se pierde.

¿Qué es lo que sucederá? Todavía no lo sabemos. ¿Que fue muy criticada la manera en que la Selección llegó al Mundial? Sí, muy criticada. Me incluyo. ¿Que nos han callado la boca a muchos? Sí, también es verdad.

La finalidad de las preguntas anteriores es para darnos cuenta que los eventos deportivos, a nivel mundial, demuestran la unión de todo un pueblo: el seguir creyendo en nuestro México, sin importar las adversidades.

Desafortunadamente, esto pasa eventualmente y no en todos los ámbitos, ni tan frecuentemente como quisiéramos. Vivimos en un País que está ávido de buenas noticias, que quiere creer en sus gobernantes, que quiere trabajar para salir adelante y que se ha topado con varias piedras en el camino.

Ojalá los funcionarios públicos que son corruptos y tienen un puesto de poder que los hace sentirse omnipotentes, dejaran de pensar en ellos mismos y valoraran el México que los rodea. Que se dieran cuenta de esta unión que tiene todo un País en una justa deportiva y que canalicen estas sensaciones con buenos actos y buen ejemplo en su manera de laborar. Que trabajen para que la gente vuelva a creer en ellos y vivamos el México que todos queremos vivir.

Como bien dije hace algunos párrafos, la esperanza es lo último que se pierde y sigo creyendo que como México no hay dos. El día que muchos de los que pueden hacer algo se pongan las pilas, otro gallo nos cantará. Y ojalá ese día cante “así se lleva México en la piel”.

Les mando un beso. Nos leemos el próximo domingo.

Ba-bye!!