Vladimir de la Torre_3
Golpe de Timón
Vladimir de la Torre
Licenciado en Filosofía y Letras, y master en Comunicación Social por la Universidad de La Habana. Periodista de la Agencia Prensa Latina. Colaborador de diarios de Nicaragua, El Salvador, Chile y Argentina. Investigador para Unicef en España, Jamaica, Inglaterra, Emiratos Árabes Unidos, Italia, y Qatar. Productor y conductor de Telesur.
@delatorremorin

Inmaduros e ignorantes

Voces, Lunes 23 junio, 2014 a las 3:06 pm

LA DEUDA. Es cierto, han pasado 15 gobernadores priístas que han gobernado en Campeche y aún hay analfabetismo, caminos sin pavimentar, hogares sin electricidad, y en un pequeño estado que no alcanzamos el millón de habitantes hay mucho por hacer para combatir la pobreza, mejorar la educación y elevar el nivel de vida. Hay dos razones a la vista para entender esto: 1-La corrupción, y 2-La idea de oponerse a contratar deuda pública. La primera es la que debe centrar todo el esfuerzo de diputados, funcionarios, de organismos fiscalizadores, de transparencia y de la ciudadanía. La segunda ha sido un modelo provinciano que se impuso y que en nada ha resuelto los problemas básicos de los campechanos.

Detrás de la postura para oponerse a contratar deuda pública no hay responsabilidad, hay ignorancia, ignorancia de cómo funcionan hoy las grandes economías del planeta, y de cómo los países más desarrollados han combatido los problemas que enfrentan. La deuda pública constituye una herramienta para complementar los recursos financieros de la administración pública, hoy cada gobierno que decide llevar a cabo una obra pública tiene que tomar una decisión de financiamiento. Si los recursos que están disponibles no son suficientes, ¿cuál es la opción? ¿Seguir sin hacer nada o buscar la manera de resolverlo?

No hay, no existe, región, estado, país que logre satisfacer las necesidades inmediatas de los ciudadanos sin contratar una deuda responsable. No hay que oponerse a la deuda, lo correcto es oponerse a utilizar los recursos generados de la deuda para realizar gasto corriente. Si los 510 millones de pesos autorizados se usarán para generar mejores condiciones de vida, es una deuda necesaria, imprescindible, urgente. Lo que se esperaría de los diputados es que velen por el uso correcto de esos recursos, no oponerse a que se ejerzan.

La postura de algunos diputados del PAN y de la izquierda se presenta más irracional cuando señalan “por qué si no lo han hecho en cinco años, por qué quieren hacerlo ahora”. Error, no han sido cinco años, los problemas que enfrenta Campeche tienen décadas, muchas, casi medio siglo. Es inmadura la perspectiva de concebir el gobierno por un periodo de tres o seis años, el gobierno es la institución y es esa la que tiene que debe buscar soluciones a las problemáticas que enfrentan sus gobernados. Da igual si en seis o nueve años. Quien gobierna es intranscendente, hay que exigir cuentas al cargo, a la institución que es la que permanece, las personas se van.

Bajo esa perspectiva entiendo el calificativo del gobernador, Fernando Ortega Bernés, cuando llamó a los diputados que se opusieron “pocos solidarios con Campeche”, porque es cierto, lo hicieron con una visión pueblerina, descontextualizada, politizada y temporal.

De nada le ha servido a Campeche, de nada,  no tener deuda pública mientras que miles de campechanos siguen viviendo en la miseria. ¿O sí? Si podemos crecer más rápido con una deuda responsable por qué seguir esperando a mejorar las condiciones de vida. A los ciudadanos nos da igual si Ortega Bernés, Ana Martha, Enrique Ivan, Baltazar, Candelario, José Luis, Victor Hugo y los demás alcaldes y los 35 diputados terminan sus periodos en un año, en 10, o mañana, lo que los ciudadanos necesitan son respuestas y soluciones a sus demandas.

Tiene que llegar la hora de ver el bosque, no el árbol.

EL NUEVO LÍDER. Ahora está en medio de un escándalo y es acusado de desvío de recursos, es considerado por la opinión pública como un ex funcionario que se ha beneficiado de sobremanera del sistema del que formó parte. Su casa es un monumento a la corrupción, construida  según él con recursos propios pero en el momento menos oportuno. Su designación al PRI municipal fue una suerte para muchos integrantes del gabinete que veían en él un obstáculo por su falta de capacidad, para mucho de lo que se quiere hacer en este gobierno. Cuando el próximo jueves 26 de junio, a las 18 horas, Jorge Shields Richaud rinda protesta como nuevo presidente del Comité Directivo Municipal del PRI, inicia una carrera que lo alejará definitivamente de su sueño nada cercano a la realidad por la candidatura a la presidencia municipal de Campeche en su partido. ¿La quiere? Con todas sus fuerzas, pero no es el único.

Vamos por partes. Por décadas, los alcaldes priistas elegían a su comité municipal, una persona de toda su confianza que se convertía en el brazo político de los ayuntamientos. El modo de operar era simple: El alcalde en turno llamaba a sus oficinas al dirigente municipal y le anunciaba cuales eran los proyectos y programas de inversión en colonias y comunidades para que antes llegara el líder municipal a levantar las demandas y necesidades de los ciudadanos, pocos días después llegaban las cuadrillas del municipio y como Midas convertían todo en oro.

Así fue, era parte del sistema engrasado, era parte de la maquinaria aplastante que alargó el proceso para que los partidos de oposición se ganaran la confianza de los ciudadanos.

Ya no funciona así, el PRI ha privilegiado la estructura política, el contexto político ha cambiado y la oposición encontró grietas en el sistema político que ha imperado de por vida. La nueva relación entre el propio Shields y Ana Martha Escalante es lejana y respetuosa. Y no solo en este caso, en la mayoría de los 11 municipios administrados por el PRI, la relación con los nuevos dirigentes municipales es, por decir lo menos, una relación sana, más no incondicional.

La poca intervención de los alcaldes en el proceso de elección de sus comités los han distanciado, y se han ido creado estructuras paralelas que responden a intereses diferentes. Los alcaldes no están interviniendo en la vida política del partido que los impulsó al poder. El regreso del PRI, en su nueva modalidad, en  todos los niveles de gobierno disuelve la posibilidad de que los alcaldes recuperen sus brazos políticos. Esto, si bien les dificulta el trabajo en la base, ratifica que el poder en la nueva era priista keynesiana no es compartido. El Estado controla y dispone.

La llegada de Shields al PRI municipal no le garantiza nada, como no se lo garantizó al penúltimo líder municipal, tendrá que administrar las aspiraciones a la alcaldía de Campeche de Edgar Hernández, Fernando Sadek,  Enrique Escalante, Miguel Ángel Sulub, Landy Berzunza y Elvia Pérez, quienes serán considerados en el proceso.

  • Ciudadana

    Con Todos Ésos Títulos… Que Hace De Conductor De Una Televisora Local :s