Apariencias

¡¡Hola!!

Las apariencias engañan.

Hemos escuchado eso infinidad de veces a lo largo de nuestra vida. Nos hemos dejado llevar, en algunas ocasiones, por lo que vemos o por lo que oímos, aunque a la larga nuestra esencia siempre sale a relucir.

El querer ser o pretender ser alguien quien realmente no somos, siempre nos va a llevar al camino que no es el adecuado.

Este tipo de situaciones se suscitan en cualquier etapa de la vida. Cuando somos estudiantes, queremos estar en el mejor grupo de la escuela. Los que son los más sobresalientes en ese momento, son los indicados para estar dentro del mismo círculo. No necesariamente hay que ser de los más estudiosos; éstos pueden ser los que son los más relajistas y fiesteros, por lo regular. Claro está que si eres de los más aplicados, a veces por no estar fuera de este círculo, empiezas a pachanguear más de lo normal dejando a un lado lo que realmente quieres hacer en ese momento, que es sacar buenas calificaciones. Luego se pagan las consecuencias con los papás, ya que por quedar bien con los amigos y tratar de estar de moda, nos va como en feria cuando entregan las boletas.

Cuando llegamos a una edad adulta, creo es más notorio el aparentar querer ser alguien quien realmente no eres.

Platicando con una amiga días atrás, me hizo una pregunta que me dio mucho qué pensar. Ella se fue a vivir a otra ciudad y ha regresado ocasionalmente a Campeche. Su visión generalizada de lo que pasa aquí en nuestra ciudad me dejó pasmada; me dijo: “¿En qué momento los campechanos se volvieron tan superficiales?”. No supe contestarle de momento, pero analizando detalle a detalle me di cuenta que hemos caído en una sociedad de apariencias que nos ha rebasado al cien por ciento. Sobrepasan cualquier cantidad de situaciones. Y todo, por querer pertenecer a algo, o ser parte de algo. Esto incluye no sólo lo social, sino hasta lo político también.

Causa tristeza darse cuenta de una realidad palpable a nuestro alrededor. Y más pesar da ver que el amor por uno mismo no existe cuando se aparenta ser otra persona. Triste también es ver que los valores se dejan a un lado, ya que hay gente que piensa que ‘si no tienes, no vales’.

Nada más importante que tener bajo un buen cimiento el valor y la educación recibida en casa. El luchar por lo que se quiere, a base de trabajo y esfuerzo. Aceptarse tal cual, con virtudes y defectos, y sentirse libre de ser como uno es, porque no vamos en contra de nada. Somos seres únicos e irrepetibles, y así hay que vivir el día a día.

Quererse a uno mismo es el principio de todo.

Les mando un beso. Nos leemos el próximo domingo.

Ba-bye!!