Raúl Sales Heredia
Palabras Altisonantes
Raúl Sales Heredia
Tiene formación como contador público y se ha desempeñado en diversos campos que van desde la docencia hasta la consultoría financiera, pasando en diversos momentos por el periodismo. Actualmente es vicepresidente de la Fundación Avanza.
@RSalesH

Motivos

Voces, Martes 19 agosto, 2014 a las 11:50 am

Nos han bombardeado con tanta publicidad que creemos que debemos tener, para poder ser, creemos que solo si somos millonarios podremos sentirnos realizados, tener todo lo que queramos y si es con poder mejor, pues así nuestra palabra será escuchada y obedecida… Nos han hecho creer que solo vale la pena ser, si se tiene dinero o poder.

Aquellos que tienen el privilegio y el honor de servirnos a veces (casi siempre) se olvidan del bien de la mayoría y se quedan con el beneficio para un reducido grupo. Hablan diferentes idiomas, el político, el académico, el económico, el social, el de su propio interés y en ese galimatías en que cada quien dice y entiende lo que se le viene en gana, nos tiran en diferentes direcciones, cada uno hacia su lado y no solo no podemos avanzar, sino que nos desgarran, nos despedazan y lo peor, es que ni cuenta nos damos porque creemos en aquello que nos han vendido. El tener para el ser.

Veo a mis hijos, un terremoto de cuatro años y un pan de Dios de siete meses. El mayor es inquisitivo, curioso, experimenta, sueña, fantasea y gira sin parar. El pequeño lo ve como solo se ve a un hermano mayor, le aplaude, le hace fiesta, grita de emoción y se gana los abrazos y apapachos cariñosos y algo toscos de su hermano mayor. Los veo y sé que ellos no están pensando en cuanto tienen, el poder que tienen o como van a manipular su entorno para su beneficio. Los veo y siempre me viene a la cabeza que clase de mundo les dejaré y que clase de hijos le dejaré al mundo.

Todos mis motivos se reducen a estos dos chavitos que cambiaron mi forma de verme, de entenderme, de interactuar. Antes podía desentenderme de lo que sucedía y pensar que desde mi lugar hacía lo suficiente. Ahora que los veo, entiendo que no hay “suficiente”, que no puedo parar ni un momento en su educación, en darles el ejemplo que mis padres me dieron, es necesario que ellos vivan que se pueden hacer las cosas de manera correcta, con una visión conjunta, que es mucho mejor ser honesto e íntegro que manipulador y mentiroso pues solo de esa forma podrán cambiar verdaderamente su entorno.

Si hablo de mis hijos es porque ellos me abrieron el mundo y al fin entendí a mis padres, en su ejemplo diario, en su incansable trabajar y en el amor que se profesaban entre ellos y en los que nosotros, sus hijos éramos principio y fin. Mis hijos me dan el motivo pero no me quedo en ellos, es necesario que salga y participe, que ayude al extraño solo por ayudar, que viva como me gustaría que ellos me recordarán, que entiendan que el dinero es solo un medio pero ni siquiera es el más importante y nunca será un fin y que el poder solo existe cuando ayudas a los demás.

Ante mis hijos puedo hablar de mis padres con el orgullo manifiesto del que aprendió correctamente de sus enseñanzas pero, para aplicar esas enseñanzas no es necesario hablar, es actuar, es lograr que vean en mí, en mi amada esposa, eso que queremos para ellos y no es otra cosa que ser personas de bien.

Cada cabeza es un mundo, cada uno tendrá sus propios motivos, su propio actuar, pero si queremos encontrar el camino en que podamos avanzar, debemos de ser capaces de encontrar el respeto, el servicio y la honestidad que nos permitan interactuar, entender, convencer y hacerlo hablando un solo idioma. Debemos conocer nuestro pasado para actuar en el presente y encontrar nuestro futuro.

No hablo de política, de religión, de economía, de academia o de fútbol, hablo de que solo existe un gran motivo en cada uno de nosotros y para mí, será siempre aquellos que nos ven con los ojos de admiración y cariño que solo podemos esperar de quienes nos profesan un amor verdaderamente incondicional y al que debemos honrar, respetar y hacernos merecedores día a día. Espero que mi motivo, sea el mismo que el de ustedes.