Los derechos humanos y la crisis de seguridad

En Campeche estamos tan cerca y a la vez tan lejos de los problemas de inseguridad que atraviesa nuestro país, que muchas veces en difícil distinguir entre lo necesario y lo urgente.

Hoy en día, México atraviesa claroscuros en el combate a la violencia. Por un lado, los arrestos de cabecillas de las bandas del narcotráfico, algunos de ellos líderes históricos, nos hablan de acciones certeras e inequívocas contra la mafia.

Pero, por otro lado, casos como los de Tlatlaya y Ayotzinapa, refieren la grave infiltración de los criminales en las tareas de gobierno y, además, una crisis de valores que han llevado a violaciones flagrantes a los derechos humanos que hasta dejan entrever posibles casos de encubrimiento.

Campeche está lejos del Centro y Norte del país, pero muy cerca de otros polos del crimen, como Tabasco y Quintana Roo, de la frontera con Centroamérica. La vecina Mérida, a donde decenas de familias campechanas pasan los fines de semana, fue apenas ayer escenario de la detención del capo responsable de gran parte de la violencia registrada en zonas del Golfo de México.

Y por esto mismo toma relevancia la iniciativa aprobada por el Congreso del Estado hace unos días para la instalación de retenes militares para la localización de armas de fuego, explosivos y drogas, lo que mereció el rechazo de la oposición.

Es cierto, Campeche es un estado pacífico y sin embargo de ha habido intentos de penetración por parte del crimen organizado, todos se han resuelto para bien de los ciudadanos.

Pero eso no nos exime, ni a los ciudadanos ni mucho menos a las autoridades, de tomar las medidas correspondientes no sólo para responder cuando se den afloramientos de violencia, sino para impedir que se asienten en territorio estatal.

Los retenes militares pueden ser una gran idea y servir de gran ayuda para esos fines, pero nunca en menoscabo del respeto a los derechos humanos. La crisis de credibilidad por la que atraviesan las fuerzas armadas del país llega en muy mal momento. El Ejército y la Marina se merecen nuetro respaldo. Pero también nuestra vigilancia y nuestra exigencia permanentes. Su actuación en la entidad será seguida de cerca y estaremos listos, como hemos estado siempre, para reconocer sus grandes aportes.

TUMBABURROS

Sorpresa (Sust. común). Alteración emocional padecida por vecinos de la apacible Mérida que, en barrios residenciales, convivían sin saberlo con un capo de la droga y la violencia que se hacía pasar como un exitoso empresario.

Reiki (Sust. común). Terapia de sanación mediante la imposición de manos que es calificada por la Iglesia como engaño y mentira de la mente. Recurso energético para quienes no encuentran la manera de sanar sus dolencias o no quieren acercarse a la fe.

Celular (Sust. común). Aparato telefónico que a veces suele dejarse olvidados en galerías de museos, a donde se entra en sigilo para recuperarlo, según agentes de vigilancia que detuvieron a tres pillos acusados originalmente de entrar a robar arte maya.