Como tragedia macional es considerada la desaparición y (probable) asesinato de 43 normalistas en el municipio de Iguala, lugar donde se firmó el acta de Independencia de México en 1821, ahora es ahí donde se exhibe el nivel de impunidad y violencia que se vive en el Estado de Guerrero y al que se suman Michoacán, Tamaulipas y otros estados se agregarán si no se actúa con la justicia y sensibilidad que el caso amerita.

Los principales medios de comunicación en el mundo, en pocos días han desecho la imagen de nuestro país que con tanto esfuerzo se había logrado posesionar como una economía reformista y moderna. Hoy se nos presenta como un país incapaz de defender los derechos humanos, con altos niveles de impunidad y nos demandan una investigación completa y acciones claras sobre lo acontecido.

Como todo, debe tener un lado positivo y este puede ser el “parteaguas”, el ejemplo de lo que nunca más debe suceder en ningún rincón de México. La escalada de violencia culminó en un acto de barbarie de la autoridad municipal, complicidad del Gobierno del Estado y omisión de acciones de la autoridad  federal, quedando al desnudo la corrupción, el cinismo, la inseguridad y la pésima actuación de partidos políticos que cargan con la responsabilidad de haber impulsado como candidatos a verdaderos delincuentes.

¿Dónde queda el ciudadano?… también tiene parte de la responsabilidad si consideramos que tanto Ángel Aguirre, gobernador con licencia, como José Luis Abarca, ex presidente municipal y presunto actor intelectual del hecho, fueron elegidos por la voluntad popular.

He leído a varios comentaristas que señalan que las autoridades estatal y federal sabían quién era Abarca y que también saben de autoridades en otros estados de la República implicadas en asuntos turbios, en hechos de corrupción o en contubernio con el crimen organizado, los ciudadanos esperamos actúen en consecuencia, no que se ahogue el niño para tapar el pozo.

El ex líder del Congreso de Guerrero, Florencio Salazar, dijo en entrevista “En Guerrero, donde la vida gira en torno al gobierno, donde se elije no pensando en el mejor sino quién nos va a salpicar de lo que el gobierno maneja y reparte…” desgraciadamente esto no solo sucede ahí, hay otros estados con similares problemas que, si no corrigen su rumbo, más temprano que tarde pagarán las consecuencias.

La articulista de Excélsior, Laura Rojas, escribió en días pasados “ El Estado de México es una entidad marcada por la pobreza, la baja competitividad económica y la altísima corrupción. La división de Poderes es casi inexistente, la mayoría de los medios de comunicación son órganos de propaganda gubernamental y los órganos autónomos están, en buena medida, subordinados al titular del Ejecutivo”… la pregunta es ¿solo el Estado de México?

En 17 estados de la República habrá elecciones en 2015, en 9 de ellos se elegirá gobernador y será la primera gran prueba para demostrar que la realidad está cambiando, para bien de los ciudadanos.

En nuestro caso, Campeche,  será cambio de gobernador, Congreso local, diputados federales, ayuntamientos y juntas municipales. Los ciudadanos esperamos que los partidos políticos hagan bien su tarea, si fallan, para eso están las autoridades electorales  y la vigilancia de la Federación, en las que queremos confiar.

El pueblo está hastiado de tanta impunidad y corrupción, en Campeche, como en toda la República no queremos ver Abarcas, Moreiras, Yarringtons, Villanuevas, Godoys,  Graniers y muchos más que solo son motivo de escándalo por rapiña o actividades ilegales, queremos buenos gobernantes, honestos, capaces, inteligentes, respetuosos, comprometidos con el ciudadano y con visión de futuro.

¿Cuáles son los filtros que se pondrán para que personajes como los mencionados no lleguen al poder?, ¿Qué responsabilidad tendrá el partido político que los postule?

No hay puesto público que no sea importante, habrá más de 700 candidatos de los 10 partidos políticos y no deben postular a quienes no tienen capacidad para cumplir la encomienda, ni los que tienen antecedentes negativos del dominio público, secuelas de corrupción o componendas inconfesables con grupos de poder que, de gobernar,  estarán por encima del ciudadano y el interés del Estado.

Ahora habrá que cuidar que cada funcionario, político o candidato a un puesto de elección tenga un expediente limpio y transparente, no manipulado para aparentar lo que no es, ocultando lo que conviene y establecer responsabilidades para el partido que lo postule, en especial,  cuando la omisión o mentira desencadene en hechos delictivos.

Campeche es un lugar pequeño, con municipios donde la mayoría sabrán quiénes son, lo bueno y malo de su trayectoria, su preparación, qué bienes tenían, qué tienen y cómo lo obtuvieron. Partiendo de la  verdad y capacidad de cada candidato, los partidos deberían esmerarse por sus mejores hombres y mujeres.

En el ciudadano debe quedar la decisión final a través del voto, siempre y cuando las elecciones sean limpias, se vote con libertad, se castigue tanto el uso indebido de recursos públicos como la injerencia de cualquiera de las 3 instancias de gobierno y la autoridad electoral actúa con equidad y eficiencia en el cumplimiento de la ley. Por el bien de Campeche y de México esperamos así sea.