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Golpe de Timón
Vladimir de la Torre Morín

Licenciado en Filosofía y Letras, y máster en Comunicación Social por la Universidad de La Habana. Periodista de la Agencia Prensa Latina. Colaborador de diarios de Nicaragua, El Salvador, Chile y Argentina. Investigador para Unicef en España, Jamaica, Inglaterra, Emiratos Árabes Unidos, Italia y Qatar. Productor y conductor de Telesur.

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Alejandro

Voces, Martes 27 enero, 2015 a las 3:54 pm

EL INICIO. Cuando el 22 septiembre 2011 el entonces senador Alejandro Moreno Cárdenas pidió al coordinador de su bancada, Manlio Fabio Beltrones, “declinar a sus aspiraciones presidenciales para contribuir a la unidad entorno a Peña Nieto”, la declaración alcanzó repercusión nacional. Moreno era el primer senador priista que abiertamente negó su apoyo a Beltrones. Tejía así no solo el 2012, sino su propio 2015.

Tras el fracaso presidencial de Francisco Labastida en el 2000, y en el proceso de reconstrucción del partido, el entonces síndico del ayuntamiento de Campeche, Alejandro Moreno, había encontrado el camino para colocarse en el equipo cercano al recién electo presidente nacional del PRI, Roberto Madrazo (Marzo 2002-Agosto 2005). Madrazo fue el mentor que le abriría espacios para construir y consolidar su carrera política. En la intermedia del 2003, en medio del sexenio de Fox, ya ocupaba una curul en San Lázaro por la vía plurinominal y era líder nacional del Frente Juvenil. Se atrincheró junto a Madrazo en la pre-candidatura presidencial del 2006, y se opuso al entonces “Todos Unidos Contra Madrazo” (Tucom) que se organizó en el Estado de México para impulsar al gobernador Arturo Montiel. El Tucom no prosperó, un escándalo mediático en contra de Montiel, promovido desde el propio círculo de Madrazo, dejó libre la carrera presidencial del tabasqueño. La campaña presidencial de Madrazo tampoco llegó a puerto, pero Moreno tenía bajo el brazo la candidatura para competir por el Senado de la República en el 2006.

EL CAMINO Con la oposición de círculos priistas locales, Moreno se registró en fórmula con el entonces alcalde con licencia, Fernando Ortega, al Senado de la República (2006). Era la primera elección de mayoría en la que había competido Alejandro, y la única hasta ahora. La dupla priista ganó 111 mil 391 votos. Los panistas Sebastián Calderón y Yolanda Valladares alcanzaron 99 mil 13 boletas. La fórmula Ortega-Moreno perdió solo en dos municipios del estado: En Carmen por 7 mil 130 votos y en Candelaria por 481. Tuvieron más del 40% de  la votación en Palizada, Calkiní, y Hecelchakán,  en Tenabo rozó el 50% de los votos a su favor. En Campeche contabilizaron el 37.8% de los votos a su favor.

Con el crecimiento de la competencia política, el impacto de López Obrador y el gobierno federal panista, la del 2006 fue la votación más baja que ha obtenido una fórmula priista al Senado en Campeche hasta la fecha: 1994 (123 mil 225 votos) 2000 (115 mil 368 votos) 2006 (111 mil 391 votos) 2012 (138 mil 167 votos) a lo que se añade que la fórmula del 2006 “Ortega-Moreno” excluyó a un representante de Carmen.

EL SENADO. Alejandro fue uno de los 33 senadores priistas de la LXI Legislatura (2006-2012). Desde su curul y bajo la coordinación de Beltrones, Moreno estableció fuertes vínculos con el entonces jefe de la Presidencia, Juan Camilo Mouriño, nombrado más tarde Secretario de Gobernación. Fue una relación directa, amigable y de influencia política, operativa y personal. Era Alejandro y no Beltrones quien abrió puertas a gobernadores y políticos priistas con el titular de Gobernación. Nunca antes el senador campechano acumuló tanto poder, poder que le cultivó amistades con unos y enemistades con otros.

Tras la muerte de Juan Camilo, Moreno, quien era Secretario de Organización Política del PRI,  se refugió en la presidenta estatal de su partido, Beatriz Paredes. Desde allí y con los lazos que ya había establecido, fue en busca de la gubernatura de Campeche del 2009. Tenía un claro segundo lugar en las encuestas, aunque el medio que hoy lo protege difundía al aspirante Carlos Felipe en la cima, Ortega en segundo lugar y a Moreno en un bajo tercer sitio, lo que aderezaba con algunas notas que lo estigmatizaron por mucho tiempo bajo el apodo de  “Vandalito”. Moreno se sumó al proyecto de unidad en torno a Fernando Ortega, quien más tarde obtuvo una votación histórica para su partido en la elección 2009.

Moreno, quien fue el encargado de levantarle la mano a Fernando en una conferencia de prensa en el PRI, y se quedó como presidente del partido. Aun siendo senador, Alejandro volvió a desaparecer del terreno político local, dejando espacios al nuevo sexenio, fue buscando vínculos en el círculo del Estado de México. Su declaración para que declinara Beltrones le abrió la puerta al miembro más integrante de aquel equipo: Peña Nieto.

EQUIPOS. La campaña presidencial del 2012 fue una campaña cerrada, era un bunker, incluso para los más connotados operadores y ex gobernadores del priismo tradicional. Cuando muchos vieron a Alejandro dentro de su equipo de campaña más cercano, eso no ocurrió. Entre el equipo de Peña y Moreno habían otros interlocutores campechanos que distanciaron al todavía senador de la burbuja del candidato. Los mismos interlocutores impidieron el acercamiento durante lo que va del sexenio.

¿El presidente estima y considera a Alejandro? Sí. ¿Y los colaboradores del presidente? No tanto.

Para entonces Moreno había retomado una antigua relación que cosechó desde que este era Gobernador de Hidalgo: Osorio Chong. Mientras que el grupo del Estado de México excluía, Osorio se dio a la tarea de sumar. A Alejandro lo nombra Presidente de la Comisión de Gobernación en San Lázaro y desde esa responsabilidad no son pocos los favores políticos que les debe Osorio. El titular de Gobernación incluyó en dependencias bajo su mando a varios ex gobernadores y operadores políticos de diferentes estados del país que habían sido excluidos.

EL 2015. La contienda en el  PRI por la candidatura del 2015 ha sido, por mucho, la más desgastante para sus aspirantes. Ha sido la más enconada y reñida en mucho tiempo. Una alcaldesa, un senador, un diputado federal y un funcionario federal. Improbables en el escenario del 2009, Ana Martha, Pozos y Renato, seis años después ganaron mucho. En poco tiempo se convirtieron los tres en serios aspirantes a la candidatura y fueron respaldados también por importantes figuras dentro y fuera del estado.

Moreno era y es un competidor legítimo, natural y para nadie su candidatura debería ser una sorpresa. La merecía, y no por estar sentado en la mesa del 2009, sino porque, como los demás aspirantes, también trabajó para obtener resultados y los obtuvo. Nadie, salvo por intereses, debería regatear que Moreno había trabajado desde hace 15 años para la decisión del 24 de enero.

Su postulación fue contundente pero no unánime, el propio Moreno Cárdenas sabe que en política alcanzar las unanimidades es difícil.

Desde que salió de la calle Andrés Bello No. 29 en el Distrito Federal para el CEN del PRI lo tenía confirmado. Estaba allí, en el JW Marriot,  cuando le habló el Presidente para felicitarlo y para desearle suerte en su encomienda. Al hotel regresaría después para trasladarse a Campeche. Llegaron todos los aspirantes juntos, en el mismo vuelo. Alejandro se reunió con sus colaboradores más cercanos para agradecerles.

EL CANDIDATO. Alejandro no ha sido un político tradicionalmente local, se ha manejado siempre en las ligas mayores de la política nacional, cercano a personajes claves de la historia política reciente,  por eso sus amigos no son de subestimar, ni sus enemigos tampoco. Los tiene y lo sabe, y sabrá que su candidatura le permitirá seguir construyendo.

Sus amigos más cercanos los que le han sido incondicionales no son políticos, no pasan de cuatro, el resto han sido amigos y cercanos intermitentes dependiendo de las circunstancias. Hoy aspira a convertirse en gobernador No. 65 que ha sido electo en Campeche, es el 15 que postula el PRI desde 1939.

Se convierte en el primer político campechano en ser diputado, senador y posteriormente candidato de su partido. Por primera vez dos senadores que compartieron la misma fórmula han sido elegidos candidatos del PRI a la gubernatura.

Alejandro sabrá encontrar el tiempo para reflexionar lo que ha hecho bien y ha hecho mal, lo que tiene que reforzar y lo que tiene que construir. Son justas las muestras de apoyo a su candidatura y a sus aspiraciones, esas que tantas veces le fueron negadas antes. Seguramente en 2015 hará una mejor campaña que lo que la que hubiese hecho en el 2009. Y lo que es más importante, entender que tiene que dejar colgada su camisa de aspirante, porque otra cosa ahora es ser el candidato.

Alejandro tiene que encontrar ese momento para reflexionar  todo lo que ha vivido y experimentado para quedarse con lo mejor del niño que jugaba en Samulá y lo mejor del hombre que salió del JW Marriot.