Raúl Sales Heredia
Palabras Altisonantes
Raúl Sales Heredia

Tiene formación como contador público y se ha desempeñado en diversos campos que van desde la docencia hasta la consultoría financiera, pasando en diversos momentos por el periodismo. Actualmente es vicepresidente de la Fundación Avanza.

@RSalesH

Las corrientes bajo el mar calmo

Voces, Martes 3 febrero, 2015 a las 2:26 pm

Debajo del mar calmo, las corrientes se mueven y mientras más se mueven, remueven arena, amistades antiguas y heridas recientes, heridas antiguas y amistades recientes, y mientras en la superficie todo se ve en calma, debajo, las corrientes encontradas chocan creando remolinos y parece que esas corrientes corren hacia todos lados, enfrentados y levantando arena, volviendo turbio lo que debería ser nítido.

En ese mar calmo de corrientes ocultas se mece un pequeño bote llamado Campeche, un bote de sólida estructura pero donde el tiempo ha hecho mella, descascarillando lo que solía ser una brillante pintura y donde las velas, ahora flácidas, remendadas y manchadas recuerdan aún tiempos de gloria donde se hinchaban capturando esa brisa de mar que movía hacia el destino fijado.

Ahora ese bote que necesita ser calafateado, pintado, que necesita velas de seda y estar en condiciones de navegar entre un mar que se vuelve nuevamente ignoto y el horizonte se presenta incierto. Ese bote llamado Campeche que ahora se mece de un lado y del otro mientras las corrientes ocultas tiran de un lado y del otro, creando confusión en la dirección que se habrá de tomar.

En este momento en que estamos a punto de zarpar, debemos de escoger la tripulación adecuada para navegar, hay que escoger a quien pueda entender las corrientes bajo el calmo mar y encontrar aquella que nos lleve en la dirección que deseamos todos, en la que podamos encontrar en el horizonte el futuro que deseamos para aquellos que seguirán.

Bajo este calmo mar, donde las corrientes se enfrentan, se mueven, generan remolinos extraños y en esas corrientes, hay una corriente aceitosa, negra, valiosa no solo para la gente de este estado, sino para todo el país, esa corriente de petróleo que debería ser motor pero que pocas veces ha empujado ese barco llamado Campeche y que ahora hay no solo ojos nacionales, sino internacionales viendo la dirección que seguirá.

Ese pequeño bote de vela debe de convertirse en un gran buque y encontrar dirección, debe de hallar ese sentido de certeza a través de la construcción, donde es preferible que en el muelle salgan todas las dudas y todos los problemas, para que se encuentre el punto en común y se marque la carta de navegación en la que todos estén de acuerdo y la travesía se presente con destino, con certeza, con seguridad y con orden. Preferible en el muelle y no en la travesía, preferible ahora y no en alta mar.

En ese pequeño bote llamado Campeche donde una vez resuelta la dirección, debemos de entender que una vez que parta el bote, todos estamos dentro de él, que la dirección que tome será nuestro y que no podremos saltar al mar en plena travesía.

¿Qué dirección hay que tomar? ¿Qué queremos para nuestro barco? ¿Cómo aportaremos a la travesía?

No olvidemos que todos estaremos arriba y que dependerá cada uno de nosotros el correcto mantenimiento del bote, del correcto zarpar, de la dirección a seguir. Todos podemos ser marineros en este mar del destino y todos tendremos algo que hacer, algo que aportar, algo que construir y o somos parte de la construcción, o somos lastre.

En un mar calmo podemos subir y habrá tormentas y corrientes bajo su superficie que habrá que entender y aprovechar y no enfrentar pues no podemos darnos el lujo de naufragar cuando nuestro pequeño bote tantos años en el puerto ahora quizá, si todos participamos pueda navegar.

La fortaleza no depende de un capitán, depende de todos y cada uno de nosotros en la construcción del cómo, cuándo y dónde será.