Ricardo Rodríguez Dives
Estrategia y Desarrollo
Ricardo Rodríguez Dives

Contador público egresado del ITESM, con estudios en Dirección Hotelera en Cornell University y Finanzas en UC Berkeley; consultor en Turismo y Competitividad Económica; conferencista en foros de México, EUA, Canadá, Centroamérica y Europa; miembro fundador de organizaciones relacionadas al turismo, la cultura y los negocios; ex secretario de Turismo de Campeche

@rrdives

Socios Incómodos

Voces, Jueves 26 febrero, 2015 a las 10:20 am

México es una nación que posee características excepcionales que la mantienen siempre en el ojo del huracán. No es nada sencillo compartir más de tres mil kilómetros de frontera con los Estados Unidos de América, país cuyo poderío económico y militar cruza el planeta entero, obviamente no le es difícil ver al vecino país del sur con un sentido de pertenencia, no obstante nuestros esfuerzos por ser una nación independiente y el fortalecimiento que hemos tenido al tener mejor interacción económica, comercial y diplomática con otras regiones del mundo.

Los intereses estadounidenses que impactan a nuestro país están generando escenarios poco favorables para nuestro crecimiento. Revisemos un poco las incoherencias subsistentes y cómo elementos silenciosos hacen un gran ruido en nuestra economía. Por ejemplo, durante las tres primeras quincenas del año la inflación en México ha sido por debajo a la de años anteriores, lo que marca una tendencia inflacionaria apenas por arriba del 3% para 2015. Esta variable es la que más pudiera alterar nuestra economía si se disparará. Es de llamar la atención que el pronóstico de la inflación en los Estados Unidos para este mismo año es por encima del 4%, lo que significaría un diferencial con respecto a nosotros. Así también, no habría razón para que el dólar americano se cotizará por encima de los 14 pesos por unidad, lo que significa que tenemos una paridad cambiara apreciada. Eso sin contar que las reservas internacionales que posee el Banco de México sobre pasan los 192 mil millones de dólares americanos, cifras que en cualquier momento pueden ajustar los vaivenes de la moneda nacional.

Quizá uno de los factores que más preocupa al Gobierno de la República es la caída de los precios del petróleo ya que el Presupuesto de Ingresos aprobado por el Congreso de la Unión para 2015 reconoce un precio de 79 dólares por barril de petróleo y hoy en día el precio se encuentra en los 47 dólares. Sin embargo, por la combinación de una serie de variables precisamente como el tipo de cambio, la producción de hidrocarburos programada, ventas y precio de las gasolinas a importar, además de la existencia del seguro de cobertura para las fluctuaciones del precio del petróleo, estamos sufriendo anticipadamente recortes presupuestales que para un mes de enero ya son históricos (o histéricos), sin considerar que afectan sustancialmente la economía de los Estados del país, principalmente a las entidades que más aportan a la industria petrolera nacional.

Todo este ruido petrolero se esparce en el entorno de las primeras negociaciones de la llamada Ronda Uno donde se licitan por primera vez a terceros, operaciones de la industria petrolera anteriormente exclusivas de Petróleos Mexicanos. Casualmente son también las compañías con capital, principalmente estadounidense, las que con mayor agresividad están presionando por tener una participación en la exploración y explotación del petróleo mexicano. Siendo nuestro vecino país del norte el principal causante de la guerra por los precios del petróleo a nivel mundial.

En los Estados Unidos la principal empresa petrolera, la cual genera el mayor número de empleos, tanto técnicos como especializados, y que van desde la exploración, explotación y refinación es BP (British Petroleum), cuyo capital es principalmente británico y su principal fortaleza está en la experiencia en la exploración de petróleo en el mar, particularmente en aguas profundas. Estas cualidades la hacen un rival muy competitivo en la lucha por el petróleo mexicano, principalmente para las compañías de mayoría de capital estadounidense como Exxon Mobil y Chevron.

Bajar las importaciones del crudo y una sobreproducción interna ha desestabilizado los mercados y bajado los precios del barril de petróleo, sumado al fortalecimiento del dólar americano frente a otras monedas, son estrategias para tener ventajas en las negociaciones que pretenden hacer menos atractivo invertir en el petróleo mexicano. Sin embargo, al parecer, solo Donald Trump piensa tan limitadamente que dice: “No hagan negocios con mexicanos”, cuando el mundo entero ve en México la oportunidad de inversión en estos tiempos turbulentos para muchas economías del orbe.

Irónicamente el Presidente de los Estados Unidos, hoy Demócrata, tiene una guerra interna contra el Partido Republicano, quienes tienen la mayoría en el Congreso, siendo este su último mandato de gobierno donde hubiera podido sacar adelante muchas de las reformas que se comprometió en sus dos campañas presidenciales (¿Dónde hemos oído eso?) y tratando de usar sus poderes extraordinarios para recompensar a los inmigrantes latinos a través de leyes que reconozcan sus derechos laborales y sociales. Más del 60% de estos latinos son de ascendencia mexicana, unos 33 millones, de los cuales ya más de 11 millones nacieron en ese país. El volumen que representa esa minoría en los Estados Unidos podría definir el resultado de la siguientes elecciones presidenciales en 2016.

Pero no solo es eso, también esa fuerza laboral contribuye significativamente al desarrollo y crecimiento de los Estados Unidos. Incluso, algunos cuantos mexicanos, pero nada despreciables, son inversionistas multimillonarios que aportan sustanciosos capitales que fortalecen la economía de ese país. Tan solo con nuestro compatriota que además de ser el segundo hombre más rico del planeta es ya el principal accionista del New York Times, medio de comunicación de gran influencia en la población que toma las decisiones económicas y políticas en los Estados Unidos. Además todas las inversiones de capital que tiene en diversas industrias a lo largo de aquella nación. Como este influyente hombre de negocios mexicano, existen compañías y consorcios de nuestro país que ya disputan el liderazgo en sus respectivos mercados en el vecino país y, a través de él, en diferentes partes del mundo. Nunca perdamos de vista la globalización que se vive actualmente en los negocios.

Sin pensar que son los únicos implicados, la problemática social que vive hoy México tiene mucho que ver con las redes delictivas que abastecen los mercados de consumo de los Estados Unidos en todas sus modalidades de ilegalidad. Así también, se convierten en una inundación de recursos ilícitos hacia nuestro país que alimentan un circulo vicioso que genera cadenas delictivas que afectan diferentes a regiones y extractos de la población, también a actividades económicas, aumentando la corrupción, inseguridad y crimen.

El esfuerzo del Gobierno Mexicano por mejorar las condiciones económicas y sociales de la población es de grandes dimensiones y con muchas aristas que repercuten en nuestro crecimiento y desarrollo. Los tiempos políticos harán todavía más complejos los retos que se deben emprender. Si a todo esto sumamos que existen una parte de nuestros compatriotas que están inmersos en el caos que representan todos estos problemas reales y otros fabricados por las pugnas de poder de grupos extremos, podemos decir que México para nada la tiene sencilla.

La convivencia entre distintos países y en especial con los Estados Unidos nos afectará de manera ambivalente, tenemos elementos para competir, desarrollarnos y crecer. Tomemos lo bueno de la vecindad, controlemos lo malo, resolvamos lo urgente y confiemos que competerá al ingenio del mexicano, con el cual se ha forjado esta nación, el que saquemos adelante a México y nuestras futuras generaciones. Por lo pronto ya les ganamos los Oscar ¿No?