Luz propia

-“No se va a pagar, secretario. Ni que lo ordene el gobernador”, le espetaba el exsecretario de Finanzas a un miembro del gabinete de Jorge Carlos Hurtado durante su gestión como titular del Ejecutivo en 2003-09.

-“Espera en tu oficina, tú no sabes de esto”, le decía Antonio González Curi a su secretario de Obras Públicas en el inicio de su administración en 2004, al diseñar un proyecto de su gobierno.

-¿De qué hablas, Manuel? Pareces loquito hablando solo, jajaja.

-No reportero, me estoy imaginando la cara de quienes siempre vieron al contador como su empleado, que lo trataron como tal y hoy vemos cómo ha escalado en el gobierno federal con luz propia, con su propio impulso. Estos cargos sólo se los debe al Presidente y a su propia capacidad de relacionarse. A nadie más.

-Tengo mi opinión muy bien formada de ese gobernador, Manuel.

-Lo sé, por eso te lo digo. El contador gobernó con el estigma de que era el empleado del mes de su grupo político. Así lo trataban y a pesar de ello hizo lo que, a su entender, tuvo qué hacer.

-La realidad es que durante su gestión él forjó una relación sólida con el gobernador del Estado de México, Enrique Peña; con el de Hidalgo, Miguel Angel Osorio; y trabó su propia relación con Emilio Chuayfet a pesar de que él no estudió con el hoy secretario de Educación. Eran sus compañeros en la Comisión Nacional de Gobernadores y durante el gobierno de Calderón siempre tuvo las deferencias de Juan Camilo Mouriño, para cuyo padre también trabajó.

-Eso te digo, ha sido desde contralor interno de la Secretaría de Gobernación, secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y ahora Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública, todas ellas por nombramiento directo del presidente Peña Nieto.

-Que recuerde, sólo dos ex gobernadores, Rafael Rodríguez y Carlos Sansores, sortearon los empinados escalones de la política nacional en el Distrito Federal. Con riesgo de que me falle la memoria, sólo ellos y en un cargo muy menor, Antonio González Curi.

-Ese cargo no pinta, Manuel. Es tan menor que ni el presidente sabía que estaba ahí. De hecho, le preguntó en Ciudad del Carmen, en una visita, qué dónde estaba y qué hacía. En cambio, los de Jorge Carlos han sido propuestas presidenciales, han tenido incluso que avalarse en el Senado. No son cosas menores. Independientemente de mi opinión personal de su gestión, hay que admitir que la manera de hacer política de Jorge Carlos es muy sencilla, cae bien, trae don de gente.

-No es un cargo menor, reportero. Será el responsable de la nómina de todos los maestros del país. Su presencia en el tema de Seguridad y ahora en SEP quizá haya un trabajo de inteligencia que pueda conjuntar ambos conocimientos para minimizar los daños de la CNTE y consolidar la reforma educativa.

-Es una buena conjetura, pero hoy es el campechano más encumbrado en el gabinete junto con Chely Escalante que es directora del Inapam, y eso también tiene qué ver con el apoyo al candidato del PRI, desde su posición de cercanía con el secretario Osorio.

-Entonces, ¿tú crees que Jorge Carlos fue fundamental en la decisión que favoreció al candidato Moreno?

-Todo parece indicar que así fue.

-Bueno, lo que pasa es que ya sabes que hay quien dice que él es su creador, que él es su promotor, que él lo hizo, que él le dio su primera oportunidad, que él…

-¡Ya, basta! Cansas, como ese promotor, además eso no es cierto.

-Si eso fuera así, no habría la distancia que hoy se ve.

-¡Primera noticia! No sabía eso.

-El éxito tiene muchos padres, el fracaso es huérfano.

-Pues mira que Jorge Carlos es la sorpresa.

-¡Claro! Sobre todo a los que lo menospreciaron y hasta quisieron usarlo hasta el último día. Ya ves que hubo disgusto porque no favoreció a su supuesto padrino. Vaya que eso fragmentó a un grupo que era muy compacto, sobre todo porque los demás obedecían.

-Ese tema, amigo, es natural. Darle impulso a alguien y que éste brille por su propio mérito y por sus propias acciones siempre conlleva el disgusto o la envidia de quienes intentaron brillar fuera de Campeche y se quedan frustrados sin cumplir sus propias metas, pero sobre todo de los que se creen autores del personaje.

-Sí, ¿quién lo iba a decir? La vida da muchas vueltas y quienes más lo padecen son los soberbios y más los ingratos, pero el tiempo nos pone a cada uno en nuestro lugar, es sólo cuestión de esperar.

-Así es, fanfarronear siempre es un signo de debilidad.

-Sí, es como los que creen que el poder de otros será de ellos, pobres!