Raúl Sales Heredia
Palabras Altisonantes
Raúl Sales Heredia

Tiene formación como contador público y se ha desempeñado en diversos campos que van desde la docencia hasta la consultoría financiera, pasando en diversos momentos por el periodismo. Actualmente es vicepresidente de la Fundación Avanza.

@RSalesH

Empecemos a soñar

Voces, Viernes 26 junio, 2015 a las 2:51 pm

Si deseamos que un estado se desarrolle, tenemos primero que soñar lo más alto posible, debemos de soñar con un ingreso tres veces superior a la media nacional; debemos de soñar con ser una potencia turística que englobe el turismo cultural, de aventura y de playa; debemos de soñar con las mejores universidades del país; debemos de soñar con convertirnos en el estado generador de energía limpia más importante de la región; debemos de soñar con ser un estado extractor comprometido con el medio ambiente convirtiéndonos en generadores de investigación y referencia obligada a nivel mundial; debemos soñar con crear una sinergia y una reactivación económica que no solo permita cubrir nuestro déficit laboral sino que oferte empleos bien remunerados a la gente más capaz de nuestro país, es decir, no perder cerebros sino recibirlos; debemos soñar con un sistema de salud que sea tan eficaz y eficiente que se convierta en preventivo y por ende, se convierta en accesible al 100% de la población; debemos soñar no en tener cero rezago educativo y analfabetismo sino en tener 100% en población con bachillerato terminado… Soñemos tan alto como queramos.

Ya que soñamos lo que queremos (nunca será suficiente) nos toca aterrizar, nos toca pensar en que necesitamos tener, crear, conseguir, construir, instruir para conseguirlo y de ahí vamos hacia atrás, de paso a la vez hasta llegar, de nuestra meta (sueño) hasta donde estamos (realidad). Planear no es estático, es dinámico pues hay que hacer revisiones y ajustes necesarios pero, sobre todo, implica mucha paciencia, ánimo y saber con pelos y señales en que lugar estamos parados.

Los planes estatales de desarrollo, lamentablemente, son a mediano plazo (seis años son apenas un poco más que corto plazo) y empezamos una y otra y otra vez. Se debe de construir un plan rector del Estado a largo plazo (20, 30, 50 años) y hacerlo público para que, como un termómetro podamos observar cómo vamos alcanzando el sueño deseado a través de los trienios y sexenios de administración gubernamental. La medición y el cariño que le tendremos a los que terminen su gestión será visible en cuantas rayitas le subieron al termómetro… medible, cuantificable, real.

Ya con la planeación viene la aplicación, viene el ajustar presupuestos y determinar lo urgente e inmediato para tomar las acciones a realizar y actuar y actuar y actuar.

A todo lo anterior le tenemos que adicionar una política de transparencia absoluta, es necesario que la honestidad, la integridad y el compromiso de servicio se asiente en la psiqué de todos los que deseamos que nuestro estado crezca y en caso de que no sea así, actuar una vez más pues si no se sanciona se es cómplice y de la impunidad ya estamos realmente hartos. Tenemos que lograr que las frases de “el que no transa no avanza”, “no me des, ponme donde hay” y “lo que va a pasar es que no va pasar nada” sean arcaicas y fantasiosas y no la cruda realidad que tenemos actualmente.

Defender tu tierra y amar tu tierra no de dientes para afuera, hacerlo desde lo más profundo de tu ser y eso no se podrá lograr mientras no estemos convencidos de nuestro futuro pues no tendremos meta a la cual llegar, no habrá orden ni control, no tendremos esa identidad y satisfacción de logro.

Tenemos que cambiar nuestro estado empezando por nosotros mismos, tenemos que acabar con burocracia pasmosa, tenemos que acabar con mordidas, moches y diezmos, tenemos que eliminar ese abismo que existe entre la sociedad y el gobierno pues es nuestro mismo barco, es nuestra casa, es nuestro sueño…  si no lo es… empecemos a soñar.