Raúl Sales Heredia

El mar de todos

Voces, Martes 28 julio, 2015 a las 11:57 am

El mar, ese mar calmo por el cual Campeche es lo que es, un golfo dentro de un golfo que se convierte en puerto de abrigo, que permite tener una diversidad de especies que hizo de su cocina la delicia que es. El pámpano, el cazón, el pulpo, el camarón y sus enormes flotas pesqueras, el petróleo y su agridulce aparecer.

Somos una ciudad patrimonio cultural de la humanidad y lo somos por ser una de las dos ciudades amuralladas de América Latina, una muralla que tuvo que construirse por la riqueza de esta tierra y para evitar el saqueo de piratas que la ansiaban.

Este mar calmo que cada tarde aún cuando hay tormenta, nos regala puestas de sol increíbles que hace que propios y extraños se detengan a fotografiarlas pues queremos perpetuar en una imagen la maravilla de la naturaleza.

Campeche ha sido ciudad de pescadores, quien sabe si lo siga siendo pues cada vez hay menos vida bajo su apacible imagen, cada vez están más lejos y ya no se puede tirar un cordel en el malecón y sacar aunque sea un bagre o una aguja o un pez globo que era siempre lo que salía antes que algo comestible pero era de lo más divertido poder decir que pescamos algo.

Hoy, la pesca ribereña pasa por momentos de angustia, la flota de mediana altura no es de este estado, la zona de exclusión de las plataformas petroleras, la contaminación de los seres humanos, la depredación y la violación de vedas de manera regular. El mar de Campeche está quedándose vacío y eso nos debería de preocupar a todos y no solo a los pescadores.

Escuchamos la queja ya normal, de que la temporada de (pon la especie que quieras) no fue como esperaban, el pulpo no se reprodujo, las manitas de cangrejo son imposibles de conseguir si no hay cangrejo, el pámpano es casi un animal mítico y el cazón cada día se vuelve más desconfiado y no hablemos de la tortuga que antes era tan abundante que el carey era parte de nuestra artesanía, ahora es cuerno de toro y la tortuga está protegida y sin embargo los huevos de tortuga siguen siendo recolectados aunque sea delito federal. El pepino de mar, que antes de que a los asiáticos se les ocurriera que era un manjar de propiedades casi mágicas, se daba en toda la costa filtrando y oxigenando y ahora, es solo un producto de alto valor por el que vale la pena romper la ley…

El problema ahí está y no veo que estemos buscando soluciones. Nuestro calmo mar puede ser utilizado en granjas de maricultura, las vedas deben de revisarse y aplicarse a rajatabla y los pescadores deberán incluir dentro de sus permisos un pequeño dispositivo GPS para que se pueda controlar donde están, no solo por su seguridad sino porque los lugares de pesca están bien definidos y se podría saber quien está rompiendo la veda. El cangrejo moro debe de estar en veda por lo menos 3 años y de ahí, en la pesca solo podrán quitarle una pinza y dejarlos en el mar. Se debe de revisar las salidas pluviales pues aunque es agua de lluvia, arrastra aceites y detergentes. PEMEX debe de eliminar la zona de exclusión y poner reglas claras para la pesca pues primero fueron los pescadores y luego las plataformas y el mar es de todos.

La secretaría de pesca debe de utilizar las herramientas tecnológicas y satelitales a su alcance, dar cursos de capacitación previo al otorgamiento de permisos, realizar inspecciones y nosotros debemos de dejar de contaminar o acostumbrarnos a pedir botella empanizada, bolsa en su jugo, llanta en su tinta, suela de zapato en tikinchik o pan de casi-cazón con una tapa en lugar de aguacate.

El mar es de todos… también la responsabilidad de cuidarlo.