Francisco López Vargas

¿Qué celebran?

Voces, Martes 28 julio, 2015 a las 11:51 am

Urgido de legitimidad y de soporte político, el presidente Enrique Peña Nieto acudió a un acto de apoyo para decirle a los mexicanos que si bien su gobierno ya se acabó –de eso hablan muchos analistas-, él seguirá siendo el titular del Ejecutivo.

Con la percepción de que su gobierno fracasó, al menos hasta ahora, Peña necesitaba que su partido le tendiera la mano, lo refrendara como su líder y acallara las voces de que más de uno ya se ve montado en una precampaña para sucederlo ante la falta de resultados de un gobierno que se vendió como el que sí sabía hacer las cosas, pero que desde septiembre del año pasado ha demostrado que todo fue manejo de medios.

Retroceso en la economía, crecimiento de la pobreza, fracaso en las reformas educativa, hacendaria y petrolera, Peña pareciera haber sucumbido ante su incapacidad para detener la escalada de violencia del narco, el desprestigio del Ejercito metido en labores que no le tocan y la fuga del capo más buscado, ese que decían era protegido por el gobierno que lo antecedió.

Con Elba Esther exhibiendo la injusticia de su régimen –incluso demoran audiencias para concederle un derecho legal-, los temas jurídicos legales le pegan al presidente: Oceanografía tampoco –no hay nadie en prisión- fue el escándalo de corrupción con que se justificó su asalto, pero sí su casa blanca y la de Videgaray y la de Osorio Chong mientras en Estados Unidos se persigue a Tomás Yarrington, a Manuel Cavazos Lerma y a Eugenio Hernández y, además, los colaboradores del ex presidente del PRI Rubén Moreira son aprehendidos y exhibidos por la manera desaseada como gobernaron Coahuila y la dejaron sumida en 36 mil millones de deuda.

Los priistas tampoco tendrían mucho que presumir electoralmente si ese fuera el tema: perdieron la joya de la corona de estos comicios de 2015 al quedar Nuevo León en manos de un candidato independiente al mismo tiempo que se exhibió la corrupción de la familia del gobernador Rodrigo Medina y los abusos de su padre, los mismos que del gobernador Aristóteles Sandoval que también perdió Guadalajara.

Los votos totales del priismo en el país retrocedieron mientras una oposición comprada no logró articular una línea aprovechando lo que los propios priistas ven como una debacle electoral con menos votos de los obtenidos en los comicios de 2012.

Ese es el ambiente de fiesta que enmarcó la junta priista del pasado sábado, en la que el propio presidente salió a acallar las voces que le gritan su debilidad política y le abría paso a varios aspirantes a sucederlo: en México no es el momento de proyectos personales, dijo para atajar a los que ya revuelan sobre su cuerpo.

La popularidad presidencial está muy por debajo de quienes lo han antecedido y sólo una muy buena estrategia electoral evitó que se vinculara al PRI con el gobierno. Bueno, hasta la suerte les sonrió: El Chapo, protagonista de muchos spots, se les “fugó” –hay quienes dudan de ello- después de los comicios.

En Campeche, los priistas tampoco tendrían que festejar los logros presidenciales. El affaire Oceanografía dañó la economía, generó decrecimiento económico, lesionó a miles de familias, cerró cientos de negocios, acrecentó la deuda interna de manera impresionante y nadie pareció interesarse por los proyectos petroleros en la región de la Sonda pues no hubo postores por ellos en la Ronda Uno.

El Puente de la Unidad sigue sin avance a pesar de su acelerado deterioro y todo parece indicar que Tradeco no podrá construirlo porque hoy también es parte de la persecución hacendaria para quitarle contratos y beneficios que, aseguran, les dio la autoridad panista. ¡Qué asco! ¿Y mientras?, ¿cuál es el plan B?

La pregunta surge porque ya nos fue como en feria por Oceanografía y no se logró un beneficio más que para los que fueron aliados de Peña y su proyecto electoral. Mal estaríamos si sólo exigiéramos que sigan los atropellos, pero que a nosotros no nos toquen porque, tarde o temprano, un interés infame nos podría golpear como ya lo ha hecho.

Y la pregunta de nuevo surge: ¿Y Campeche?

La respuesta pareciera no tener mucha potencia porque no se escucha, porque no hay quien nos la diga y menos nos las explique. Desde el gobierno federal quedó claro que Campeche no representa más que lo que es: unas décimas de votos y quizá dos diputados federales y dos senadores, si bien nos va, y eso porque votan en el Congreso de la Unión.

¿Y el petróleo?

Bueno, ese está en aguas nacionales.

Así que: ¡ni así!