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Gabriela Aguilar Nah/Fotos: Robin Canul Suárez
En un agradable ambiente popular, muy cerca de la Esquina de la Estrella, en el corazón del Barrio de Guadalupe, existe un rincón por el que parece no transcurrir el tiempo: el hogar de la familia Castilla Fuentes.
Alrededor de una mesa servida con sus famosos productos, y con música cumbia escuchándose en el fondo, la señora Yolanda Fuentes de Castilla y su hijo Omar Castilla Fuentes nos hablan acerca de lo que ha significado iniciar una microempresa familiar y mantenerla desde hace ya casi 60 años.
“Mi esposo era empleado hace muchísimos años, no tenía mucho que nos habíamos casado y en ese tiempo no nos alcanzaba el dinero”, comenta doña Yolanda. Fue así como el jefe de familia, don Diego Guibaldo Castilla (Don Bado), encontró la manera de obtener ingresos extra: introdujo el antojito de tostadas de seso a la ciudad capital. Don Bado, originario de Calkiní, se dedicó a vender enchiladas, garnachas y empanaditas de seso, en los lugares que en ese entonces incluía la ruta de comercios. Doña Yolanda y sus hijos preparaban las enchiladas y los codzitos friendo tostadas y poniéndoles salsa de tomate bien aderezada, queso blanco y carne molida. Así fueron notando que el bocadillo que se hacía cada vez más popular eran las tostaditas de sesos, a las que la gente le dio buen recibimiento al grado de que -poco a poco- fue suficiente su venta para poder sostener económicamente a la familia. Fue así como se inició una tradición gastronómica que ha perdurado en el gusto local.
Desde 1953, toda una familia –que ya abarca tres generaciones- se ha levantado económicamente a través de la comercialización de las empanaditas de sesos. En este particular caso, nueve hijos (tres mujeres y seis hombres) tuvieron sustento a través de la venta. Sólo la familia trabaja y ha trabajado en esta labor. Omar nos comenta que desde muy pequeños todos los hermanos y hermanas ya tenían una actividad bien definida “nos poníamos a hacer las tostadas o ayudábamos a venderlas, ya cada quién sabía lo que tenía qué hacer”.
Resulta interesante cómo un negocio de alimentos se ha mantenido en el gusto de los campechanos durante tantos años; los Castilla Fuentes atribuyen el éxito a que siguen manteniendo la sazón de la “receta secreta” y a que todo se prepara personalmente con mucha dedicación y disciplina.
Antes, los sesos con los que se preparaban las tostadas provenían de Mérida y Don Bado se encargaba de transportarlos congelados en grandes neveras desde Yucatán. Después dejó de viajar porque hace aproximadamente 10 años casi le dio una embolia y se vio en la necesidad de cuidar su salud, fue entonces cuando Omar Castilla (el hijo menor) tomó el frente del negocio familiar y empezó su labor como administrador de la microempresa. El proceso de transición administrativa implicó para Omar dejar en regla todos los papeles, registros y permisos necesarios para seguir produciendo y comercializando las tostaditas. Esa fue su principal labor al hacerse cargo del negocio: formalizar todos los procesos que la microempresa había aprendido a través de la experiencia.
Al pasar a sus manos había que ponerse al día en los pagos y, sobre todo, establecerla en un lugar fijo, ya que la gente reconocía e identificaba el sabor de las tostaditas, pero no sabía exactamente dónde encontrarlas debido a que cambiaron de local tres veces antes de establecerse en el que tienen en la actualidad. Primero estuvieron cerca de la Alameda, después en la calle 55 y ahora están ubicados en la calle 47, esquina con la 14, en el Barrio de Guadalupe, muy cerca de la Esquina de la Estrella.
“LAS TOSTADITAS QUE ORIGINARON TODAS LAS IMITACIONES”
El convertirse en una empresa más formal no implicó tantos obstáculos como el hecho de enfrentarse a las imitaciones o al incremento de negocios relacionados con lo que ellos producen. “La gente ve que algo está funcionando y enseguida quieren acaparar el negocio. Gracias a Dios mucha gente nos ha preferido y nos ha mantenido en su gusto”, comenta doña Yolanda.
Actualmente cuentan con varios productos para venta al público: tostaditas de seso (que los hicieron famosos), tostaditas de pollo, totopos, totopos con chile, codzitos y tostadas enteras para sincronizadas. Todo esto en varias presentaciones y medidas. Sus espacios de venta varían y curiosamente se han unido a negocios que ya llevan bastantes años establecidos en la ciudad. Uno de los lugares donde se pueden encontrar los productos de El Rey de las Tostadas, es en un “snack” (local donde venden antojitos y comida rápida) frente a la iglesia de Guadalupe. Su punto de venta principal se encuentra en el Mercado “Pedro Sáinz de Baranda”, donde colocan una mesita en la entrada de conocido local de aguas frescas y ahí compra la gente que transita por el centro de abasto. Actualmente se encuentran en la búsqueda de otros espacios y han logrado establecerse en una distribuidora de micheladas en la colonia Presidentes de México, en donde se sirven como botana que acompaña la bebida.
DEDICACIÓN
El empeño que ponen al preparar las tostadas se ve en el resultado: la gente comenta que prefiere su producto porque no se siente tan grasoso, el sabor es inconfundible, no están quemadas, no tienen mucha sal, y son tortillas especiales y muy delgadas.
Sus prioridades como empresa son encontrar nuevos puntos de venta y que la gente los reconozca más fácilmente, todo esto para dejar las tostadas completamente al alcance del antojo. Destaca el hecho de que les gusta atender amablemente a sus clientes y darles el mejor producto posible.
Aunque cada vez consiguen más puntos de venta, doña Yolanda y Omar aclaran que no tienen repartidores ni vendedores de casa en casa, por lo mismo esperan pronto poner más al alcance de sus clientes sus famosas tostadas. Asimismo, mencionan que también se les pueden encagar pedidos especiales para fiestas y reuniones.
LABOR
Los Castilla Fuentes comentan que diariamente se llevan aproximadamente 5 horas en la elaboración de las tostadas; todo es completamente casero: inician labores a las 6 de la mañana; mientras cortan las tortillas y las preparan para freír, se pone a calentar el aceite en dos fraideras muy grandes. El encargado de freír toda la producción es Omar, mientras que su mamá prepara la mezcla de los sesos y luego pone los palillos en las tostaditas. En promedio elaboran 800 tostadas de sesos al día (entre 7 y 8 kilos de tortilla), que se venden en el Mercado Principal de 9 am a 9 pm, usando una mesita como mostrador. En temporada alta preparan hasta 12 kilos diarios, lo que nos indica que ya tienen calculado el promedio de ventas diarias. Mencionan que la temporada de calor, por lo que han observado, es la más baja.
Los demás productos se elaboran en menor cantidad, sólo para tener en reserva o venta directa. Comentan que se dan a vasto en cuanto a la producción, ya que todo se elabora en la casa matriz de manera casera y las tostadas de sesos tienen que venderse frescas, o se ensuavizan.
Al cuestionárseles respecto a la salud, comentan que se cuidan mucho ya que están expuestos a padecimientos respiratorios o reumáticos relacionados con la exposición constante al calor; de igual manera, las quemaduras son un riesgo frecuente durante la elaboración de las tostadas. “En esto nos cuidamos mucho y sabemos que es algo serio; tomamos nuestro tiempo para refrescarnos y siempre ando cuidando que mis hijos anden abrigados, no tomen helado, no estén en lugares con aire acondicionado, para no tener pulmonía. Todo ha sido ‘llevadero’ y hasta ahora no ha habido ninguna complicación o ningún accidente. Todos nos cuidamos entre sí” asegura doña Yolanda.
“UN SABOR MÁS FAMILIAR NO SE PUEDE”
Algo que destaca inmediatamente en esta familia es cómo poco a poco han ido transmitiendo este oficio a las más recientes generaciones, que están completamente involucradas en el negocio.
Hay muchas tradiciones que ya se están perdiendo, pero existen personas que siguen prefiriendo su producto porque dicen que otros “no saben igual”, en parte es porque a la familia le agrada mucho lo que hace y la unión familiar se hace presente todos los días. “Es un trabajo muy bonito que está saliendo adelante. Mi hija está yendo a la escuela, espero que no se pierda la tradición y estudie mucho para que llegue a ser una gran empresaria y se encargue del negocio”, dice Omar, muy entusiasmado.
Doña Yolanda dice que ha valido la pena porque “con eso he podido levantar a mis hijos y no les ha faltado nada, han podido estudiar y dedicarse al negocio. Este negocio me ha dado mucha tranquilidad y felicidad, mis hijos no tienen ningún vicio y son muy responsables con el trabajo”.
“De aquí han salido varios familiares que han puesto sus propios negocios de tostadas. Nosotros iniciamos esto y ya ellos hacen lo suyo ahora. En El rey de las tostadas, el Güero Castilla, sólo quedamos cuatro haciendo los productos: mi mamá, mi hermana, un sobrino y yo”, concluye Omar.