Al Presidente Felipe Calderón le recordaron hace unos días la ocasión en la que asistió a Los Pinos, como secretario general del PAN, para reunirse con el presidente, Ernesto Zedillo. Terminaba su diputación federal plurinominal. Llegó a reunirse con el mandatario mexicano y le hizo saber que contaba con todo el apoyo de los diputados federales electos y con los senadores para realizar los cambios que el país necesitaba en materia económica. En pocas palabras se puso a la orden del presidente para que pudieran, desde Acción Nacional, ayudar a enfrentar la crisis que azotaba al país.
Tras recordarle este hecho de voluntad política, le preguntan a Calderón si como presidente alguna vez había recibido un gesto similar de parte del PRI.
Antes de comentarle qué contestó Felipe, tomo espacio para mencionar unos antecedentes que ayudarán a entender el contexto.
Antes de ganar la presidencia, Calderón Hinojosa solo había ganado una elección popular. Con 26 años, en 1988, fue la única vez que ganó un cargo, una diputación en la Asamblea del Distrito Federal. Más tarde fue diputado federal plurinominal en dos ocasiones más.
Cuando en 1995 compitió por la gubernatura de Michoacán que perdió ante el priista Víctor Manuel Tinoco Rubí, declaró que su lucha desde joven contra la maquinaria priista estaba más que fundada y que el fin del régimen priista estaría cerca. Tuvo razón, cinco años después, su lucha antipriista desde las oficinas de Acción Juvenil del PAN, desde el Congreso federal, la secretaría nacional del PAN y la presidencia del partido, habían logrado frutos. Durante su gestión, el PAN ganó tres gubernaturas, y 14 capitales de estado. El sentimiento anti-priista de Calderón era reflejo de su propia esencia ideológica.
Regresando a la pregunta de que si como presidente alguna vez había recibido un gesto similar de parte del PRI. Calderón contestó: “No puedo negar eso, el PRI fue un partido responsable en la elección del 2006, el PRI no se fue al lado del PRD para impedir que pudiera tomar protesta, es algo que no puedo olvidar y que tengo muy presente”.
Los 135 segundos que duró su toma de posesión en el Congreso federal, le cambiaron la vida a Felipe Calderón. Cuando se hace la pregunta de ¿a quién preferirá el presidente, si al PRD o al PRI? en aquellos 135 segundos está la respuesta. Antes de la elección del 2006, el hombre que se llamaba así mismo el mayor antipriista de México, después del 1 de diciembre del 2006, se describe en sus círculos más íntimos como el mayor demócrata. Y lo es. Durante su sexenio, el PAN perdió más de 20 elecciones a la gubernatura, incluida la elección de su hermana.
Calderón hasta hoy no ha metido las manos en la elección, la razón por la cual lo hubiese hecho, ya no existe: Juan Camilo Mouriño murió y con él ese proyecto que a inicios del 2007 Calderón impulsó como México 2006-2030.
Algunos cercanos a su gabinete a lo largo de estos años le han externado su preocupación de que llegue el PRI de vuelta a Los Pinos. Con palabras más o menos, la respuesta es la misma, sino fuera por ellos, hoy no estuviéramos aquí.
Calderón, al no meterse en el proceso, no solo cumple con lo que dice la ley, sino que también está tomando partido. Si con su poder no mueve un dedo es porque quiere que las cosas terminen como cree que puedan terminar. No tardará el ganador en darle las gracias. Al tiempo.
ESCENARIO. Dos escenarios con alta y baja probabilidad fue diseñado para conocer las estadísticas internas de cómo pueden comportarse las elecciones el domingo. Según este escenario, en Campeche votarían entre 325 mil, en el más bajo y 366 mil campechanos, en el más alto. En Campeche el candidato “A” obtendría un 44% de los votos, “B”, 32%, “C”, 22% y “D” 2%. El candidato “A” que gana en Campeche ganaría en otros 15 estados del país, pero, según este escenario, perdería la Presidencia del país. La diferencia entre un escenario alto y bajo depende de la cantidad de electores, la diferencia de un análisis y otro es de 5 millones de votos más o menos. En los dos escenarios el mismo candidato gana la Presidencia. En un escenario por 2 puntos y en otro por 6. “C” ganaría solo en 2 estados del país. En el escenario más bajo la votación nacional sería de 58% y en el alto votarían el 65% de los electores. En el Sureste, el candidato “A” ganaría solo en dos estados, y quedaría debajo en un empate técnico con “B” en cuatro.
Ejercicio: Sí la elección está entre “A” o “B”, y estos escenarios son veraces, según estos datos, ¿quién es “A” y quién es “B”?
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