El debate post-electoral es necesario, pero es un debate distante y distraído de las verdaderas razones que impulsaron en gran medida el resultado de la elección. Nadie debería desacreditar a la izquierda por pedir que se limpie la elección. Algo positivo saldrá de todo esto.
El Instituto Federal Electoral nació como resultado de los conflictos postelectorales del año 1988, no se creó porque todos al otro día se fueron a dormir a su casa. La lucha por el voto en esa elección provocó una serie de reformas a la Constitución Política aprobadas en 1989, y de la expedición de una nueva legislación reglamentaria en materia electoral federal: el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), el 15 agosto de 1990. Por conflictos electorales se hicieron cuatro importantes procesos de reforma electoral en 1993, 1994, 1996 y 2007 y gracias a ellos se ha fortalecido el sistema democrático mexicano.
Gracias a la toma de la avenida Reforma en el 2006, hoy está previsto en la ley que se cuente el voto una vez más si la diferencia entre el ganador y el segundo lugar es menor al 1%. Esto da garantías al que pierde, y credibilidad y legitimidad al que gana. De esta elección tendrán que surgir otras maneras de evaluar y seguir madurando los procesos electorales en el país.
Para algunos es mejor descalificar, es mejor llamarlos “locos”, “intolerantes”, “reaccionarios” y “tercos”, esa es la salida más fácil, la que más conviene a quienes creen que es mejor que las cosas se queden como están. Nunca el silencio y la complicidad han dado nada por lo cual podamos sentirnos orgulloso hoy. Gracias a las voces que se manifestaron en contra del monopolio de la televisión, el gobierno abrió paso a la licitación de dos cadenas más con señal abierta. Es mentira que si gana el PRI, el PAN o la izquierda gana México. El país gana con un sistema político que esté consolidado y nadie debería oponerse a que se camine en esa dirección. Quien lo hace, defiende intereses personales, no defiende al país. Los verdaderos “locos”, “intolerantes”, “reaccionarios” y “tercos” son aquellos que no quieren ser tocados ni cuestionados. Detrás de un “cállate” no hay otra cosa que arbitrariedad y autoritarismo. Si realmente los priistas quieren demostrar que “no hay vuelta al pasado” que tengan la voluntad de permitir y aceptar que uno, 20 ó 132 se manifiesten y defiendan sus causas.
Andrés Manuel perdió la elección, lo sabe él y lo sabe la izquierda, el problema no es que lo reconozca, el problema es encontrar la vía para evitar que se siga sofisticando la compra de votos.
Peña Nieto va hacer el próximo presidente, pero con las felicitaciones de los mandatarios de Estados Unidos, Canadá, Venezuela, Egipto, Francia, Cuba y una docena más no gana mucho más de lo ganado, pierde más y perdemos todos mientras que los medios internacionales sigan por sados en el cable electoral mexicano y nos hagan ver ante los países que gobiernan esos presidentes como un pueblo capaz de cambiar el voto por pan y frijoles.
Alguien preguntaba ¿es posible que todas las encuestas estén mintiendo? La respuesta es otra pregunta, ¿es posible que todas se hayan equivocado por más de 10 puntos? Los votos están en las urnas, fueron contados y re-contados, nadie debería negarle al candidato priista que fue quien más voto ganó, pero ¿alguien puede levantar la mano para desmentir que el ganador no fue favorecido por los medios de comunicación y por estas mismas encuestas manipuladas que se convirtieron en métodos de promoción? Unos días después, todos solo alcanzaron a decir: “disculpe usted”.
No todos los que votaron por Peña Nieto recibieron una tarjeta de despensas de Soriana, ni una tarjeta electrónica de Monex, muchos votaron porque creían que era la mejor opción, esos votos merecen respeto, el mismo respeto merecen los que votaron por López Obrador, Josefina o Quadri, que juntos suman más de 30 millones.
La labor del IFE no es la que debe de estar en duda, la credibilidad de la FEPADE es la que debemos cuestionar, su titular, Imelda Calvillo Tello, es la que debería estar en el debate nacional, su institución es la que no da certeza ni confianza, es la gran ausente, su silencio hace más daño que un grupo de muchachos con playeras impresas con un logotipo. No son ellos los que tienen que rendir cuentas.
EL CUENTO
Un presidente de casilla le pregunta a un candidato campechano:
-¿Por qué no votaste?
El candidato le responde:
-Es que no tenía credencial.
¡Plop!
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Himotep
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http://www.facebook.com/elmer.pech Elmer Pech Espadas
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