“Mentirosa”, “aprovechada”, “mezquina”, “insensible”, “soberbia” se suman a la lista de adjetivos que los trabajadores que han sido despedidos del ayuntamiento califican a la alcaldesa Beatriz Selem. Esto no es lo increíble.
Ahora, ¿qué adjetivos podríamos usar cuando cientos de trabajadores del municipio se presentan solo cada quincena a cobrar sin dar un golpe? ¿Cómo llamarlos cuando por semanas dejaron esta ciudad sin servicios públicos como si la población tuviera la culpa de que les negaran un litro de aceite o un kilo de frijol de su despensa? ¿Cómo pudiéramos catalogar a muchos empleados que ni siquiera saben cuál es su escritorio o su contenido de trabajo y que por años han gozado del erario público? ¿Campeche se ve hoy como una ciudad que tiene 3 mil empleados? No. Parece que solo trabajan 100.
A los empleados del municipio hay que darles lo que por ley corresponde, no se les puede mandar de una oficina a otra en la que ninguna se les dé una respuesta, no se les puede amenazar, ni chantajear, no se les puede maltratar, pero sí se les pueden despedir, y si el municipio no puede seguir pagando miles de salarios para personas que son prescindibles lo correcto que es que los despidan.
Si les han descontado cuotas del Fonacot aún cuando ya terminaron de pagar su crédito, que el municipio les devuelva el dinero o que demanden. Si les han descontado de su salario para su caja de ahorro Mulmeyah y no les entregan su dinero, que demanden. Si no saben el destino de los recursos que están en la aseguradora Met Life, que demanden y que les den una respuesta óptima y una solución convincente. Pero si hay empleados que no son necesarios para la institución se les puede y se les tiene que despedir, siempre conforme al derecho.
Los despidos ocurrieron y ocurrirán en todas las áreas del ayuntamiento. La pregunta ¿realmente era necesario? Si. ¿En realidad no hay un exceso de burocracia en un ayuntamiento que apenas tiene dinero para comprar un machete para cortar el césped? Si. El daño colateral de despedir a 200 personas ó 400 ó 600 es significativo, pero también lo es que otras 259 mil personas vivan entre el agua, la basura y el lodo por tener un ayuntamiento quebrado.
Unos ejemplos. El ayuntamiento de Guadalajara despidió a mil 200 trabajadores de una base de 7 mil. Allá labora un empleado del ayuntamiento por cada 257 habitantes, aquí uno por cada 82. En Monterrey trabajan en el ayuntamiento una persona por 231 habitantes, aquí uno por cada 82. Esto es lo increíble, son tantos trabajadores que en promedio cada 100 metros, a lo largo y ancho de la ciudad, pudieran parar a un empleado del ayuntamiento a trabajar.
Los contribuyentes también
se quejan de los servicios, ellos no cobran, pagan para que les retribuyan en servicios eficientes y de calidad, no para seguir pagando salarios a cientos de personas sin contenido laboral.
El 83% de los municipios del país, según la oficina de Enlace Político y Legislativo de la Federación Nacional de Municipios de México, están prácticamente quebrados. Cuatros municipios en el país ya cerraron sus puertas y todo el personal fue despedido tras ser rebasados por salarios y deudas contraídas. Hay que evitar ser parte de eso.
Se puede seguir gastando tinta, papel, cinta de video y tiempo en seguir descuartizando a la alcaldesa, al PAN, al municipio, y quién se quiera, pero sanear las finanzas del municipio es impostergable. Será un servidor el primer defensor de la libertad de expresión, pero lo que está por encima de eso es una institución que no pertenece a los medios de comunicación, ni a los panistas, ni a los priistas. Los intereses personales, de grupo, y de partidos ya tuvieron un costo demasiado alto. Que en el proceso nadie esté por encima, ni por debajo de la ley. El déficit mensual del municipio es de 10 millones de pesos, sí son números hay que responder con números, no con discursos, revanchismo, o palabrerías.
Monterrey realizó un ajuste de personal en su ayuntamiento que le permitirá ahorros por alrededor de 42 millones de pesos al año y 3.5 millones al mes.
Hacer leña del árbol caído solo servirá para hacer más fuego, ese, que irremediablemente dejará todo en cenizas.
EL CUENTO
Había una vez un ayuntamiento que tenía en una dirección cobrando a 5 personas como choferes y ninguno tenía asignado ningún vehículo.
¡Plop!
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