Desde su llegada en diciembre pasado al PRI estatal, Ernesto Castillo advirtió que el siguiente paso sería la renovación de los Comités Municipales del PRI de los 11 municipios. Lo harían en un escenario donde su partido perdió en seis de los 11 municipios y la tarea para renovar las dirigencias municipales debió ser, debe seguir siendo, una prioridad.

Con una estructura en la base prácticamente colapsada, Castillo llegó al PRI con un objetivo que ha sido pospuesto. Durante el primer semestre del 2016 se fue anunciando el cronograma. ¿Por qué es importante la renovación? Por dos factores claves: 1-Porque el PRI necesita oxigenarse luego de una derrota electoral en los municipios que lo cimbró en sus cimientos y 2-Porque con la llegada de la nueva cúpula política las posiciones en los comités municipales darán indicadores de hacia qué grupos se mueven las fuerzas políticas internas.

Castillo parece tenerlo claro: “Esta dirigencia tomará las medidas necesarias y asumirá los costos políticos de renovar aquellas piezas que ya no den resultado, con miras a las próximas elecciones. Vamos a asumir los costos políticos el día de hoy, para que el día de mañana, nuestros candidatos no paguen  consecuencias en las urnas”. Pero las decisiones, parece, están entrampadas.

En Carmen, el primer comité que sería renovado,  se  abanicaba el camino para que la presidencia del partido cayera en manos del ex candidato a la diputación local, José Antonio Del Río. El diputado Luis Ramón Peralta, el único priista que ganó una diputación local de mayoría en Carmen, y la secretaria general del PRI, Fabiola Zavala, iniciaron las conversaciones con algunos sectores en la isla. En la mayoría de ellos la propuesta fue cuestionada. Reprobada. Y aún cuando Del Río prácticamente tenía la presidencia del partido en la mano parece que se le escapará.

Trascendió al interior de círculos priistas que previo a la elección del 2015, José Antonio, de mano de su hermano, Juan Carlos del Río, había buscado una posición plurinominal al Congreso local por el PAN. Que negada esta oportunidad se movió hacia las filas del PRI, buscó la mayoría del IX Distrito y la consiguió, pero fue vencido en las urnas.

En el marco de las elecciones internas del PAN, en la que compitió Juan Carlos del Río por la secretaria general del partido, fue filtrado un audio donde se escucha a Del Río criticar al Ejecutivo estatal: “Los campechanos siempre joden a los carmelitas, el gobernador tiene la lana, pero tienen a Carmen jodido”. Una semana después Juan Carlos perdió también la elección de su partido. Si en el PRI José Antonio perdió la elección de mayoría y Juan Carlos perdió en el PAN, la lectura política parece sencilla: Los Del Río no tienen el peso político que parecían tener hace 10 años en la isla y el nombramiento de José Aantonio no representaría mucho para el PRI.

El problema real es que tras perder la elección a la alcaldía, el priismo carmelita quedó fragmentado y no sobran los liderazgos al interior del partido. Pero mientras más tiempo tarden en construir ese liderazgo más difícil será compactar al PRI isleño para el 2018.

En Campeche, el Comité Municipal del partido continúa en manos de Jorge Shields, quien junto a los otros 10 presidentes de comités municipales fue convocado a una reunión privada, en la que fueron cuestionados duramente por su desempeño en las elecciones del 2015. Eran y son los 11 líderes municipales que guiaron al partido cuando los 11 alcaldes eran de origen priista. La mayoría descansó, desde el 2012, y asumieron que las victorias del PRI ese año en los ayuntamientos serían para siempre.

En esa reunión privada reciente, a Shields y a los otros 10  municipales del PRI les pidieron una lista de al menos cinco nombres, con propuestas para sustituirlos en el Comité Municipal. El Comité de Campeche ya hizo la tarea. Una fuente aseguró a “Golpe de Timón”  que entregaron cuatro nombres, las cuatro propuestas para dirigir el priismo campechano son mujeres. En la propuesta de Shields, una es diputada, la segunda está en el Cabildo de Campeche, otra está al frente de un organismo descentralizado, y otra ocupa una posición en el partido.

La decisión por la presidencia municipal del PRI  Campeche al menos revelará cuál de los grupos, que se están creando al interior de la cúpula actual,  empieza a tener ventajas sobre los demás. Si bien la decisión no será definitoria para las candidaturas priistas del 2018, al menos marca la tendencia para saber quién logra que una extensión de grupo ocupe una posición importante y revelará a los intereses de a qué grupo responderá. Ahí está su trascendencia.

En sus encuentros con el PRI, Alejandro Moreno Cárdenas ha insistido en que se debe trabajar en la unidad del partido y fortalecer sus siglas. Al tiempo que eso ocurre, no han faltado los que han fortalecido sus aspiraciones y han hecho una notable red de operadores que al tiempo que trabajan están creando subgrupos de poder.

A nivel federal hay un grupo que rodea y respalda al delegado Christian Castro, quien tiene posicionado a un importante círculo de incondicionales históricos en posiciones clave. A nivel estatal, el  secretario Jorge Chanona ha compactado un equipo de trabajo que empieza a generar aceptación e incomodidad en otros sectores, en la misma medida, pero que tiene visibles  avances, aunque no se esfuercen mucho en garantizar una cuota de discrecionalidad.

En el Congreso local también hay una red operativa que trabaja parcialmente para impulsar a su líder. Que al interior del Congreso estén sentados tantos liderazgos ha dificultado y dificulta los consensos políticos en términos personales. ¿Cuántos diputados son incondicionales al presidente del partido? ¿Cuántos al líder del Congreso?

Por esto la presidencia municipal del partido vendrá a evidenciar el poder de los grupos que se están encubando al interior del círculo gobernante y serán vistos como mensajes parciales de lo que ocurre en términos políticos.

Los escenarios para las presidencias municipales del PRI no parecen decisiones sencillas, subestimadas en algunos casos, pero en realidad estarán cargadas de simbolismos para escenarios futuros.

Las piezas más leales al gobernador priista, todas, están ocupando posiciones estratégicas y decisivas. Se los ha dicho a todos,  lo importante para la elección que viene pasará por la decisión de que el PRI se la jugará con los mejores posicionados. Si alguien en el trayecto descansa en que la cercanía a Moreno Cárdenas será garantía para aparecer en las boletas, en principio estaría equivocado. Alejandro no sacrificará al partido, y no lo hará porque sabe que el PRI nacional también espera que Campeche le entregue buenos resultados, ahora que Campeche es de los últimos escenarios estatales donde su partido mantiene posibilidades.

Hace solo cuatro años el PRI gobernaba en todo el Sur del país: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Ahora son gobernados por el  Verde, el PRD, el PRI y el PAN. Bajo estas condiciones, Moreno buscará que su partido busque el triunfo con sus mejores cartas.

Las presidencias de los comités municipales han sido y  son determinantes en contribuir a crear esos liderazgos, de ahí la importancia de retenerlas y de ocuparlas.

Bajo este episodio, lo que deberá ocurrir en las próximas semanas será clave para entender hacia qué dirección se conducirá la construcción de las candidaturas que vienen. Ocupar un cargo hoy de poco sirve cuando no se sabe a ciencia cierta qué hacer con él, cuando es el cargo el que da estatus y no el trabajo.

¿Quiénes ocuparan esas posiciones? ¿A qué grupo fortalecerá la decisión? Con esas decisiones se abre el 2018 para el PRI.