LA DESPEDIDA. Desde la Secretaría de Gobernación hicieron el planteamiento para medir el nivel de reacción que tendrían los gobernadores sobre un único planteamiento: permitir que un gobernador de Morena asumiera la presidencia de la Conago. La respuesta mayoritariamente fue de rechazo a la propuesta.
El planteamiento incluía dos nombres: Adán Augusto López, gobernador de Tabasco, y la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y ni uno ni otro.
Los gobernadores panistas habían apoyado la propuesta de Alejandro Moreno, y esperaban que los priistas apoyaran su candidatura y así fue. Fue electo el gobernador panista de Querétaro, Francisco Domínguez, para suceder al ejecutivo campechano.
Aunque a simple vista se asume orden, cordialidad e institucionalidad en el cuerpo de la Conago, por debajo no hay nada de inocencia.
Este martes dieron una muestra de ello en el salón ‘Don Alberto 4’, del hotel Hilton de la Ciudad de México. Frente al presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelin, firmaron el Acuerdo para el Fortalecimiento de la Paz Laboral. Hay razones para eso. Los gobernadores han detectado la intención de sacudir a los sindicatos del país, los que en su mayoría son vinculados al priismo nacional.
El líder minero Napoleón Gómez Urrutia tiene la encomienda de hacer una revisión a fondo de cuál es la situación del sindicalismo actualmente en México y crear “sindicatos espejos” para promover una base sindical alterna.
Las campanas sonaron en el Consejo Coordinador Empresarial, donde hay preocupación porque se cree una ola de inestabilidad laboral.
Más tarde en la comida privada de los gobernadores, en el salón “Doña Adelita”, abordaron sus preocupaciones por la desaparición de las Zonas Económicas Especiales, por el impacto de las caravanas migratorias, y por la reforma educativa.
Habrá que esperar para conocer cuál será la dinámica que traerá la Conago a partir de que asuma la presidencia un gobernador panista, quienes han adoptado posiciones más radicales en su relación con el gobierno federal, fricciones que querían evitar previamente de la oficina de Olga Sánchez Cordero.
Moreno Cárdenas deja la presidencia de la Conago para mantenerse en el cargo como gobernador hasta que el Consejo Político del PRI apruebe la convocatoria para la elección de la presidencia del partido, que según ha trascendido ocurrirá en los primeros días de mayo, previendo el registro de los candidatos a principios de junio. Alejandro buscará inaugurar, en la medida que la fechas lo permitan, las obras que están en el final de su ejecución, para zambullirse en la campaña que marcará su destino político.
De los aspirantes es el único con una responsabilidad pública, por lo que tendrá que explicar por qué se aparta de su cargo para buscar la presidencia de un partido con un pasado cargado y un presente bastante incierto. Lo que sacrifica no es poco.

EL LLAMADO. Hace unos días, en unas de sus tradicionales apariciones en redes, el alcalde panista de Campeche, Eliseo Fernández anunció que había llegado la hora de buscar un diálogo con el gobernador de Campeche. A 30 semanas se asumir sus funciones, el alcalde explica que ha sido “una demanda constante de los ciudadanos que se establezca una conciliación entre los dos niveles de gobierno”. Lo que advierte como “ya es hora”, es bastante tarde, se escuchó más como una necesidad urgente que como una agenda prevista.
Eliseo fue promotor de la idea de no acercarse a Moreno Cárdenas. Asesorado por el equipo del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y por algunos cercanos vecinos que poco conocen de cómo se mueven los hilos de la política local.
Esperanzado estaba en recibir apoyo externo, que le rindiera políticamente, para mantener independencia financiera, y no tener que recurrir al diálogo con el gobierno estatal. Eliseo subió el tono de la campaña y no bajó un solo decibel cuando entró al palacio municipal para arremeter personalmente contra el titular del Ejecutivo.
El propio Eliseo reconoce en el video que difundió, que las leyes vigentes imposibilitan “los apoyos económicos”, y la dependencia de los municipios a los otros niveles de gobierno. No lo sabía, lo aprendió, y ante lo inevitable decidió, lo que para muchos de sus colaboradores era impostergable: “hay que sentarse y pedir ayuda, porque solos esto nos va a reventar”.
Ganan los ciudadanos, que exigen a un ayuntamiento paralizado que resuelva sus demandas.
Se acerca la temporada más difícil para el municipio, llega la temporada de lluvias con una carpeta asfáltica vencida en un 70%, con serios problemas de alumbrado público que mantiene a varias avenidas oscuras de la ciudad.
El margen de maniobra está reducido, y el alcalde campechano empezó a sufrir el desgaste que no deseaba, no deseaba, ni esperaba, y que pone en riesgo sus aspiraciones políticas.
Siguiendo la agenda, de lo que ocurre en el estado, poco tiempo le queda para acordar con Moreno Cárdenas, y tendrá que ver cuál será su estrategia para entablar una relación eficiente con el gobernador sustituto.
Tomó muchas decisiones con altos costos políticos para su futuro inmediato, bajo la premisa de que “se mantuvieran lejos del cuarto piso”, ahora será el propio alcalde el que tenga que subir las escaleras. Al tiempo.