Créanme que se me complica mucho hablar en positivo cuando la llanta del único vehículo que tenemos en la familia sufre una ponchadura producto de un bache y no puedo hablar de los amortiguadores pero sé que también deben estarse quejando. Cierto, no es culpa de otra persona más que mía que no pude comprar una camioneta 4×4 con llantas para terreno agreste.

Tampoco quiero echar culpas al aire ni al ayuntamiento o a mis diputados pues sé que estamos inmersos en una crisis de proporciones históricas pero, el hecho de que en algunos lugares las calles sean casi intransitables tiene otros problemas, la vigilancia es menor pues las patrullas también son vehículos y aunque seamos un estado seguro, no estamos exentos de delitos, en especial de los robos a casa habitación (también producto de esa crisis existente).

“No escribas lo malo” me dicen personas queridas pero, no es que escriba lo malo, es señalar lo obvio aunque pareciera que tampoco debo hacerlo pero, si no lo hago, donde dejo ese compromiso de dar voz a los que no la tienen que acepté tácitamente al tener la oportunidad de escribir en este espacio. Siempre busco proponer, he tenido la suerte de ver algunas propuestas materializarse y pueden quedarse libremente con el crédito mientras yo me quedo con la satisfacción de verlo realizado.

Y entiendo la idea de mejorar la ciudad para atraer turismo que a su vez, deje divisas para que esta siga mejorando pero también entiendo a los ciudadanos que ven una ciudad dividida entre los relucientes espacios que pisaran nuestros visitantes y las carcomidas calles por las que transitamos los locales. Entiendo que los recursos estén etiquetados para una cosa y no puedan utilizarse para otra pero, ver que rellenen cientos de metros cúbicos de mar y no se pueda rellenar el hueco de la calle, es como comer enfrente del hambriento, vomitar y seguir comiendo mientras el ruido de las tripas, es el ritmo que acompasa a los que comen frente a ti.

Paciencia te piden y la das, esperas que la siguiente semana vengan, o la que sigue, o tal vez la posterior a la siguiente, quizá el otro mes y no, nada, entonces llueven a calle sufre aún más desperfectos pues por los huecos se filtra, se reblandece y la delgada capa de pavimento se quiebra… Una vez más. Quizá ahora sí vengan pero no, hubo otras afectaciones por otros lados de mayor tránsito, de mayor visibilidad que deben de atenderse de inmediato, que son prioridad y tus accidentadas calles deben esperar pues el escaso recurso se utilizó en otro lado.

Escuchas de las gestiones para cambiar el rostro de tu ciudad y esperas que una de ellas aterrice en tu calle, quizá tu diputad@ este haciendo las gestiones pertinentes… Quizá… Tal vez… Probablemente en su siguiente visita… ¿No ha ido? Debe estar ocupado en… Pero ¿Qué hará? Le dirá al ayuntamiento y este no puede atender la demanda pues no hay recurso suficiente pues ya la vida útil de calles, tuberías, luminarias tronó su cacahuate… El gobierno estatal está en otros asuntos, eso le compete al ayuntamiento ¿cómo? ¿No estamos todos en el mismo barco?… No, tú diputad@ te dirá que sí pero no cuando, te abrazará y dirá que “yo lo veo”, “Hablaré con Fulanito o Menganito” y la bolita rebota de un lado a otro y tú la vez pasar como en un partido de tenis

Propón Raúl… No puedo, no sé que hacer… Son demasiados factores… ¡Ah! ¿Entonces críticas? No, no es crítica con el afán de molestar, atacar o extender el dedo acusador; es poner un problema sobre la mesa con la intención de buscar de manera conjunta una solución y no cerrar los ojos a una afectación diaria y preocupante para el ciudadano; es pedirle a nuestros gobernantes y representantes que salgan de su burbuja y se pongan en nuestro lugar  aunque sea por unos minutos; es una petición pública para que en algún momento, de alguna forma, se haga otro plan de rescate pero esta vez uno de vialidades, que podamos saber cuando nos tocaría la llegada de los monstruos mecánicos amarillos que acabarán con los baches y puedas ver una calle digna. Al ponerse por escrito, en un mapa y en línea, tal vez veas que faltan varios meses para que lleguen pero, verlo solo hará que la espera no desespere y al ver el camino lunar que una vez fue calle, sonriamos sabiendo que su tiempo… está contado.