Una película filmada en orden cronológico, sin que los actores o el equipo de producción tuviera acceso a todo el guion, instrucciones contradictorias para confundir al elenco: ‘Roma‘ fue el laboratorio en el que Alfonso Cuarón reinventó su manera de hacer cine.

Era un proyecto muy personal, íntimo, tanto que es prácticamente una fotografía de su infancia en el número 21 de la calle Tepejí, en el barrio Roma Sur, Cuauhtémoc.

No imaginó que esta película en blanco y negro, hecha en México y por mexicanos, hablada en español y mixteco, tendría tanto éxito en la temporada de premios del cine mundial, que termina el 24 de febrero con los Óscar, a los que llega con 10 nominaciones.

Solo Cuarón está nominado por la producción, el guion, la fotografía y la dirección, que fueron aclamadas por su tremenda calidad.

“Era hacer un proceso que no supiera hacer, reinventarlo y aprender en el proceso, era fundamental eso”, dijo a la AFP el cineasta de 57 años, ganador del Óscar en 2014 por “Gravedad“.

Es decir, Cuarón quería hacer cine de una forma que nunca antes lo había hecho. De ahí la decisión de filmar cronológicamente, algo muy inusual en un largometraje, y de no compartir el guion.

El casting también tuvo mucho de este proceso de reinvención: el primer requisito era que los actores se parecieran físicamente a los personajes que interpretaban, más allá de su experiencia.

La mayoría de los actores terminaron debutando, como Aparicio, en el set de ‘Roma’. Cada mañana, durante los 108 días de rodaje, el más largo de todos sus proyectos, Cuarón daba diálogos a unos e instrucciones que contradecían el parlamento a otros.

“De manera que cuando estaba rodando cámara era un caos, como un embotellamiento, y así es la vida, no es organizada”, dijo Cuarón en un simposio en enero.

Agencias.