La Mansión Carvajal, construida a finales del siglo XVII, es una de las pocas muestras arquitectónicas en Campeche con arcos polilobulados de influencia árabe. La herrería de ventanas y balcones se encuentra profusamente ornamentada y el interior conserva su piso de marmol.

Abel Efraín Durán Reyes

Por su origen prehispánico, su herencia española y toda una mezcolanza de culturas que se fueron fundiendo a través de los siglos, la ciudad de Campeche es hoy en día una de las regiones culturales más importantes de nuestro país, misma que se ve reflejada en diversos aspectos, como su arquitectura.

Sus distintos escenarios urbanísticos y arquitectónicos le valieron hace poco más de una década recibir el nombramiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad, el cual hoy ostenta junto a otras diez urbes del país.

Siglo a siglo, la historia campechana aporta una serie de elementos que conforman su acervo cultural y su herencia histórica, y que actualmente constituyen tanto su patrimonio tangible (construcciones civiles, militares y regiliosas; expresiones artísticas), como intangible (música, bailables, gastronomía, costumbres, valores, entre otros).

Dentro del primer rubro y al que se le explota más en el sector turístico se encuentra la arquitectura, donde se observa una amplia gama de construcciones, desde la vernácula del siglo XVI, hasta las más tardías tipo Art Nouveau y Art Decó. En cada siglo, las expresiones artísticas y las construcciones en la ciudad se fueron amoldando a las corrientes en boga. Ante la importancia de este legado cultural, haremos una rápida revisión a las características de cada una de ellas en cuanto a la arquitectura civil, es decir, a la construcción de edificios públicos o particulares.

SIGLO XVI

La fusión entre las culturas maya y española también influyó en las construcciones. La arquitectura prehispánica para uso habitacional tenía características propias marcadas por los tipos de materiales. Las casas eran tipo oval con techo de palma de huano y paredes de palos de bejuco revestidos con barro; se trataba de una sola habitación para toda la familia y se empleaba como dormitorio, sala de estar y hasta de baño. En el solar se encontraban distribuidas otras áreas, como la ‘cocina’.

Piedra caliza, cal, sahcab, rollizos de madera, huano, barro y estuco constituían los materiales.

Al establecerse la colonia española se tuvieron que construir casas de mayor comodidad, según las costumbres europeas. Los vecinos comenzaron a edificar viviendas espaciosas, de un solo piso, poco ventiladas, gruesos muros de piedra con mezcla de cal y sahcab, en forma rectangular, sin ventanas y con las puertas alineadas a un mismo eje.

Estas características, posiblemente, fueron empleadas debido al temor generalizado de ser atacados por los mayas en cualquier momento. Luego entonces, estos edificios también adquirían una función de protección.

Comúnmente la primera habitación usaba una cubierta resistente con rollizos de madera y rellenos de piedra y cal (sistema denominado bac–pec) dirigidos en forma transversal al eje de la casa. Las segundas habitaciones eran techadas con teja francesa, los pisos de piedra labrada (en su mayoría tomadas de construcciones prehispánicas), y de barro francés. Las fachadas eran austeras, lisas, sin ningún elemento decorativo.

SIGLO XVII

Aunque en general el sistema constructivo del siglo anterior continuó vigente, se introdujeron algunas modificaciones, como la reducción del ancho de los muros, se comienza a techar con vigas de madera y con un abovedado menos pronunciado.

En esta época se emplean los primeros elementos que tenían un fin puramente decorativo. Es decir, la seguridad ya pasa a un segundo término y se empieza a pensar en lo artístico y en la funcionalidad: se introduce el barro francés en los pisos, se construyen campanas o chimeneas en las cocinas, se usan guardapolvos o un tejado para desviar las aguas pluviales, se hacen ventanas con peanas, cornisas en las fachadas. A finales del siglo XVI y durante el siglo XVII se emplean colores cálidos y a base de cal, como el ocre y el rojo.

SIGLO XVIII

Esta época trajo a la arquitectura civil un importante incremento en la altura de las viviendas, las fachadas recibieron una mayor ornamentación, se perfeccionan las peanas y guardapolvos en las ventanas y a los pisos interiores y exteriores se introduce una mezcla de piedra labrada y barro francés. Al interior de las habitaciones llega la pintura con rodapié y el uso de cenefas.

A mediados de este siglo se implementa el uso de columnas jónicas debido a una marcada influencia neoclásica, los pisos se empiezan a usar en forma de damero en marmol blanco y negro; las puertas de acceso en forma rectangular con arco rebajado o de medio punto.

Al culminar del siglo los vecinos campechanos empiezan a construir plantas altas y los muros se angostan aún más. En los techos aparecen vigías o torrecillas, mientras que en las fachadas se observan frisos y tableros para ornamentar la parte superior.

La escalera se contruye en forma abovedada con vigas de madera, ubicándose a un costado del zaguán.

Es importante destacar que en este siglo se generaliza el uso de los patios centrales en forma de ‘u’, ‘c’, o ‘l’ con arcos polilobulados y de medio punto en corredores que comunican a la casa. Dependiendo de la posición socioeconómica de sus habitantes, se construían áreas de servicio.

Es de señalarse que la importancia adquirida por el puerto y la mejora de la situación económica de los habitantes, debido al gran flujo comercial en esa época, permitieron estos importantes avances arquitectónicos.

SIGLO XIX

La gran novedad de esta época fue la introducción del acero como soporte y el uso de tinglados. También se redujo (aún más) el grosor de los muros. Se incrementó también la ornamentación en las fachadas y se comenzaron a emplear las colgaduras en balcones y columnas toscanas. La herrería fue muy bien elaborada y los colores de las casas se diversificaron con tonos pasteles, así comoel uso de la teja francesa en los techos.

El uso de molduras, guardapolvos, pilastras, cornisas y otros elementos se vuelven mucho más elaborados en las fachadas de las viviendas.

SIGLO XX

A inicios del siglo pasado la arquitectura puede definirse como ‘porfirista’. Las viviendas reciben una oleada de mejoras debido al flujo de recursos económicos producto de las haciendas y estancias. La influencia arquitectónica fue la neoclásica ‘afrancesada’.

Se observan fachadas con pilastras de orden toscano, corintio, jónico y compuesto; frisos, tableros y cornisas más complicados, el uso del almohadillado como textura innovadora; aparece la columna toscana, continúa el uso de colgaduras de estuco sobre los balcones, jambas con un pequeño capitel toscano, ventanas hasta el piso con herrería forjada muy detallada con frontones semicirculares.

En el interior de las casas los pisos se construyen con mosaico de pasta.

Poco más tarde. Hacia los años 20’s y 30’s, las fachadas se vuelven más sencillas, con cantera descubierta en el marco de las puertas. La influencia Art Nouveau se observa en exteriores e interiores con adornos basados en flores y otras formas orgánicas.

Décadas más tarde se dejó sentir la influencia del Art Decó. Se trata de una amalgama de diversos estilos y corrientes, así como la innovación de la revolución industrial. Su significación gira en torno al progreso, a la modernidad, a la urbanidad, así es como aparecen en la ciudad edificios funcionales y se comienzan a introducir otro tipo de necesidades que tienen que ver no sólo con la belleza arquitectónica, sino también con el confort, la seguridad, la higiene y la comodidad.