Kanye West puso de nuevo al mundo a hablar de él: meter al retrete uno de sus 21 Grammy y orinarlo, como protesta y declaración de guerra en contra de las compañías disqueras y la Academia de la Grabación, pues considera que los contratos a los artistas los priva de tener libertad sobre su obra y los esclaviza.
Su batalla es directamente con Universal Music y su subsello Vivendi, éste con el que se supone que implementó el sistema Y Combinator, el cual le permitía a los artistas tener pleno control sobre su trabajo en el futuro, algo que evidentemente no se cumplió.
“Los artistas necesitamos poseer nuestros masters (grabaciones originales). Estamos hambrientos sin giras. Cuando firmas un contrato musical, renuncias a tus derechos. Sin los masters no puedes hacer nada con tu propia música. Alguien más controla dónde y cuándo se reproducen. No nos queda más que aceptar la fama, las giras y la mercancía”, tuiteó ayer.
Para hacer evidente lo que él calificó como una “moderna forma de esclavización” subió los 10 contratos que firmó con Universal Music para que cada abogado en el mundo pueda estudiarlos y descubrir la injusticia de la que son víctimas, sobre todo los negros, ofreciendo como contexto su caso y el de los jugadores de la NBA, por mencionar un ejemplo deportivo.
Kanye dejó saber que ha ofrecido a Universal Music comprar sus masters, pero se han negado a darle un precio sabiendo que el rapero puede permitírselo, pues su fortuna está valuada en tres mil millones de dólares, mil son sólo producto de su marca de calzado Yeezy, distribuida por Adidas.
“He hecho mis millones fuera de la música, no hay músico que lo logre en la industria, pero yo voy a cambiar eso. Mis hijos serán propietarios de mis masters, no los suyos”, agregó.
Agencias.