La pandemia de coronavirus que actualmente está azotando al planeta nos obligó a informarnos sobre la naturaleza de este virus. Así, conocimos que estos agentes infecciosos afectan a animales y humanos.

No obstante, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), este tipo de virus no es nuevo. A mediados de la década de 1960 se detectaron por primera vez los coronavirus en humanos.

Además del SARS-CoV-2 (nombre técnico del virus que actualmente se está propagando por el mundo), desde hace unos años se tenían identificados otros seis coronavirus que afectan a humanos.

 

Los más comunes son 229E, NL63, OC43 y HKU1, y sus consecuencias no van más allá de un resfriado común; es decir, no tienen complicaciones graves.

 

Sin embargo, existen coronavirus que infectan animales, evolucionan y entonces sí afectan gravemente a las personas.

 

Eso es lo que está pasando con el SARS-CoV-2, y lo que ocurrió en el 2002 con el SARS-CoV (provoca síndrome respiratorio agudo severo) y en el 2012 con el MERS-CoV (el cual causa el síndrome respiratorio de Medio Oriente).

El primer brote de SARS-CoV, en el año 2002, orilló a los científicos a conocer más a fondo la naturaleza de este tipo de virus.

Cinco años después de esta primera epidemia por coronavirus (incluso antes del brote de MERS-CoV) un estudio de 2007 de la Asociación Americana de Microbiología aseguró que con el tiempo y las condiciones y factores adecuados, los coronavirus podían mutar, amplificarse y regresar a infectar al ser humano.

Agencias.