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Sencillo. Una vez que tanto tu bebé como tú se acoplen a la lactancia, será mucho más fácil

AGENCIAS

Los nueve meses de espera han terminado y por fin tienes a tu nuevo amor en tus brazos. Ese bebé, niño o niña, es la razón de tu vida y te necesita 100% para crecer y alimentarse. Tu cuerpo, perfectamente diseñado para la maternidad, tiene la leche que él o ella necesita para alimentarse y crecer fuerte y sano(a).

Sin embargo, amamantar puede parecer un reto para muchas madres primerizas, pues como todo, la lactancia tiene su “ciencia” y hay que aprender a entender el proceso y tener paciencia. Digamos que es una especie de “danza” entre tú y tú bebé. Poco a poco se irán acoplando el uno al otro y con el tiempo verás que amamantar te trae inmensas satisfacciones y crea un vínculo hermoso entre ustedes. (¡Eso sin contar que es la manera más fácil y práctica de alimentarlo(a)!)

Pero como siempre surgen dudas, tal vez te preguntes cómo puedes saber cuánta leche necesita tu bebé. Es probable que otras madres que no amamantaron y le dan a su bebé leche de fórmula, hablen de que él o ella toman determinado número de onzas en cada sesión de alimentación. Pero cuando estás amamantando, es imposible ver cuánta leche toma tu chiquitín. A menos que haya una cámara infrarroja, es algo que no se puede medir a simple vista.

Por eso, lo principal es que estés alerta a las señales que da tu bebé. Más allá de los horarios, él o ella te dará las claves para indicarte si tiene hambre y si está satisfecho(a). Cada dos horas es el promedio para un recién nacido, pero eso puede variar de un bebé a otro. Por eso, si lo amamantaste y al rato indica que quiere más, no lo cuestiones. Su estómago es tan pequeñito, que necesita de tu leche muy seguido. Esto irá cambiando a medida que crece; pero ahora necesita que lo alimentes con frecuencia para estar feliz y crecer fuerte. Entre 8 y 12 veces al día, es lo ideal para las primeras semanas de vida.

Por lo general, tu bebé se alimentará bien (si no hay problemas como la mala posición del bebé al amamantar), pero en ocasiones, puede que no esté tomando toda la leche que necesita y esto puede causar problemas. Ten en cuenta lo siguiente para saber si tu bebé está alimentándose como debe ser:

  • Tus senos deben sentirse suaves luego de cada sesión, puesto que el bebé vacía la leche que hay en ellos.
  • Tu bebé se ve relajado(a) y satisfecho(a) luego de alimentarse.
  • Observa cuántas veces orina. Durante los primeros días de vida, cuando recibe el nutritivo calostro (la primera leche, que está llena de anticuerpos e inmunoglobulina que ayudan a proteger al bebé de virus y bacterias y además, a eliminar los deshechos fecales conocidos como meconio), tu bebé mojará de uno a dos pañales. Pero cuando te “baja la leche” tu bebé mojará de 6 a 8 pañales de tela o de 5 a 6 desechables.
  • Observa cuántas deposiciones (evacuaciones) tiene: Durante el primer mes, tu bebé ensuciará el pañal por lo menos 3 veces al día. Las primeras deposiciones son oscuras, casi negras, pero para el quinto día de nacimiento se vuelven color mostaza. A medida que crece, tu bebé puede tener una deposición al día. Pero cada bebé es diferente, así que ten esto en mente. Lo importante es que haya heces fecales pues indican que está comiendo suficiente.
  • La mayoría de los bebés pierden entre el 5 y el 9 por ciento de su peso al nacer durante los primeros días, pero lo vuelven a ganar al cumplir 2 semanas de nacidos. Si tu bebé perdió peso y lo recuperó y sigue subiendo de peso, está bien alimentado. Para que te des una idea, durante el primer mes tu bebé debe aumentar entre 5 y 10 onzas a la semana; a los dos y tres meses, aumentará entre 5 y 8 onzas; entre los tres y seis meses ganará entre 2.5 y 4.5 onzas semanalmente y a partir de los seis meses hasta que cumpla un año, debe aumentar de 1 a 3 onzas a la semana.

¿Cómo puedes darte cuenta de que tu bebé tiene hambre? Él o ella te dará señales que indican que está listo(a) para comer.

En la fase temprana del hambre, se golpea los labios o los chupa; abre y cierra la boca; chupa sus manos, dedos, pies, juguetes o su ropa.

En la fase activa del hambre, tu bebé puede adoptar la posición de amamantar, acercarse a tu pecho, halar tu ropa, pegarte en el brazo o en el pecho repetidamente, estar irritable y respirar rápido.

En la fase tardía del hambre (es decir, cuando ya no puede esperar más), tu bebé se mueve la cabeza de lado a lado con fuerza y ¡llora!

Así que si está llorando, es porque es muy tarde. ¡Tu bebé ya tiene mucha hambre!

Recuerda que la leche materna es ideal para tu bebé desde que nace hasta que cumple dos años. Cuánto tiempo decidas amamantarlo depende de ti, pero lo que sea, por poco que parezca, es muy valioso para su salud.

No olvides que a medida que tu bebé crece sus necesidades de alimentación van cambiando, pues a partir de los 6 meses puedes empezar a complementar la leche materna con algunos sólidos. Siempre es importante que consultes con su pediatra antes de iniciar cambios en la alimentación.

Cualquier duda que tengas sobre la lactancia o la alimentación de tu bebé, consulta a tu médico. También puedes consultar a los especialistas en lactancia que pueden ayudarte si tienes algún problema para amamantar. En la mayoría de los casos se puede solucionar y te permitirá darle a tu bebé la alimentación más completa con todo tu amor.