Editorial

La educación y la seguridad son dos de las bases sobre las que debe estar sustentado el desarrollo de un pueblo y a los que se debería de añadir la salud y el empleo bien remunerado como condiciones para el básico bienestar de los ciudadanos.

Esto no es nada nuevo. Por el contrario, gobierno tras gobierno, en lo político y en lo retórico, en lo discursivo y en lo mediático, todos lo han entendido así y todos han emprendido acciones para su fortalecimiento.

El inicio de este nuevo gobierno estatal ha dado muestras de que también lo hará. De hecho, las primeras acciones emprendidas y programas anunciados tienen mucho que ver con la salud, con la educación y con la seguridad.

Entones, ¿cuál es la diferencia entre las nuevas autoridades y las anteriores, si todos han dicho que harán mucho pero han hecho poco, si todos han prometido avances, desarrollo, crecimiento y bienestar, pero los ciudadanos seguimos con las mismas necesidades y carencias?

Quizá el diferenciador más importante sea el tema de la corrupción. O, más bien, el ataque a la corrupción. Los gobiernos, sean del nivel que sean y del sector que sean, pueden anunciar todos los programas, acciones y proyectos que se les ocurran. Pueden prometer recursos, pueden publicitar inversiones, pero si nada de eso está blindado contra la corrupción, si nada está protegido contra ese cáncer que corroe a la sociedad y a las estructuras de gobierno de este país, entonces todo se irá en saco roto, como ha ocurrido durante mucho tiempo y por ello existe esa insatisfacción de los ciudadanos hacia los partidos, hacia los políticos y hacia los gobiernos.

Por eso es muy importante lo que el nuevo gobierno, encabezado por Alejandro Moreno Cárdenas, ha emprendido en sus primeros 40 días de administración. No sólo una de sus primeras acciones fue el combate directo a un grave problema de salud pública, como lo eran el dengue y el chikungunya, también anunció una inversión de mil millones de pesos para centros escolares y recientemente reforzó las acciones de seguridad con la adquisición millonarias de vehículos para las corporaciones policiales, también advirtió que, aleatoriamente, pondrá en marcha un programa contra ese grave mal que succiona los recursos públicos y los envía el bolsillo de unos cuantos.

Es decir, el gobierno actual, como todos los gobiernos anteriores, sabe muy bien cuáles son los problemas más importantes para los campechanos y ya lanzó programas y medidas para resolverlos. Pero también, con esa clarividencia y esa madurez política, ha comprendido que no avanzará mucho si no se instalan e implementan controles estrictos para que, como dijo, todos los pesos sean de a peso y todos sean invertidos en obras y servicios que coadyuven en el bienestar de los ciudadanos.

La Fiscalía Anticorrupción anunciada por Moreno Cárdenas, y la advertencia contra funcionarios de su mismo gabinete y grupo de colaboradores de que quien sea hallado culpable de actos de corrupción no solamente será cesado del gobierno sino que se le aplicará todo el peso de la ley, vino acompañado por al revelación de empresarios y líderes camerales de Canaco y Canacintra de que en anteriores administraciones pagaban ‘moches’ o ‘diezmos’ a servidores públicos.

Alargar esos viejos vicios no nos llevará a nada. Cortarlos de raíz será un gran aliciente para el desarrollo de esta entidad que por décadas se ha visto imposibilitada para el crecimiento. Si el gobierno de Moreno Cárdenas lo logra, si al menos comienza el camino de la recomposición, entonces su gobierno tendrá el reconocimiento de todos.