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En 2012 la Revista Ganar-Ganar, especializada en la responsabilidad social empresarial, creó el premio Rubén Aguilar Monteverde (1924-2011), para honrar su memoria y legado. El reconocimiento se entrega anualmente a una personalidad del mundo empresarial, académico o social que haya destacado en el campo de la filantropía.

Mi padre, era director general del Banco Nacional de México (Banamex) en el momento que el presidente José López Portillo (1976-1982), en el último año de su gobierno, decide nacionalizar la banca con los problemas que surgen después. Decide jubilarse para actuar como consejero de los más importantes grupos empresariales del país, pero sobre todo, dedicarse a la promoción de la filantropía.

El pasado 10 de marzo, el premio 2016 lo recibió el doctor Guillermo Soberón Acevedo (Iguala, Guerrero, 1925) que fue rector de la UNAM (1973-1980) y secretario de salud con el presidente Miguel de la Madrid (1982-1988). Ha recibido múltiples distinciones entre ellas el doctorado honoris causa de la UNAM y las universidades de Wisconsin, Tel Aviv, Salamanca y Oviedo. Es Premio Nacional de Ciencias y Artes.

En colaboración con Carlos Abedrop y mi padre crea la Fundación Mexicana para la Salud A.C. (Funsalud), organización sin fines de lucro pionera en el campo de la salud que se especializa en la investigación, la formación y la economía en salud. De 1988 a 2004 fue presidente ejecutivo de la misma. Ahora, el doctor es integrante de El Colegio Nacional y presidente emérito de Funsalud.

El doctor Soberón y mi padre, que eran amigos, trabajaron juntos en el impulso de las organizaciones de la sociedad civil en México. Mi padre reconocía que el doctor “había sido un factor determinante, para que me involucrara en el mundo de la sociedad civil organizada, a la que he dedicado parte de mi vida en estos últimos veinticinco años y por eso le estoy muy agradecido”.

De él también dijo “que los méritos profesionales, académicos y como funcionario público de Guillermo son de todos conocidos (…) Me consta que donde ha estado siempre deja huella por la calidad de su acción, pero también por su condición de hombre íntegro y cabal” y que “debe sentirse orgulloso de cómo a lo largo de su vida, con sus iniciativas y trabajo, ha sido factor fundamental para el desarrollo del sector de la salud pública en México”.

El doctor Soberón, en la entrega del premio, dijo de mi padre que “tuve el privilegio de contar con la amistad, el trabajo y el consejo de Rubén por un tiempo largo en el campo de la responsabilidad social de las personas, las empresas, el gobierno y la organizaciones de la sociedad civil” y también que su paso por la Junta de Asistencia Privada del Distrito Federal “fue decisiva para revitalizar una institución casi olvidada; son su labor la Junta cumplió una misión de genuino apoyo y promoción a las organizaciones de la sociedad civil”.

Twitter: @RubenAguilar