Los técnicos Hugo Sánchez, de Pachuca y Antonio La Volpe, de Atlante, se saludan previo al encuentro de ambos quipos; hoy domingo en el marco de la jornada 1 del Torneo Apertura 2012.

Agencia El Universal

CANCÚN, QR., julio 23- Caminaron hacia el centro de la pista de tartán para traicionar la fiereza de su rivalidad. Apenas se vieron y a la par creció el morbo. Hugo Sánchez tenía una ligera sonrisa y Ricardo La Volpe sólo correspondió el gesto con el rostro de siempre, duro y serio. El murmullo en la tribuna creció cuando ambos, contrario a la costumbre, se saludaron.

Fue la única emoción en todo el encuentro más esperado del inicio de la nueva Liga, y no fue más que un gesto frío. El nuevo Código de Ética, según Andrés Fassi, vicepresidente de los Tuzos del Pachuca, los conminó a hacerlo para demostrar que la civilidad, aún en añejos e irreconciliables rivales, existe en el futbol mexicano. El nuevo futbol mexicano. No hubo más.

Cero a cero en el Atlante-Pachuca que cada quien jugó con su estilo, pero nunca se lograron hacer daño real, como si el apretón de manos inicial para demostrar respeto, se hubiese trasladado a la cancha para dejar todo igualado, sin ganador ni perdedor.

El Pentapichichi, con su línea de cuatro zagueros y el argentino con tres. El mexicano siempre con sus movimientos de arenga hacia los suyos y Ricardo Antonio con pocos ánimos de motivación, porque al parecer estaba contento con lo que veía en la cancha.

En el duelo, siempre el nerviosismo de lado de “Hugol”. Iba y venía, daba órdenes, aplausos cuando sus jugadores fallaban un pase y daba la sensación de estar desesperado. Sufría al ver cómo su equipo generaba poco, y en cambio, el Atlante ponía un balón en el poste, que de milagro arañaba Rodolfo Cota.

La Volpe se mantenía en la banca, apenas asomando el bigote, porque los Tuzos generaron poco en el marco de Jorge Villalpando.

Parecía que en Cancún se presentía un duelo cerrado, con pocas llegadas de gol y lejos de la expectativa generada. El estadio Andrés Quintana Roo no se llenó, ni porque se enfrentaban dos de los entrenadores más polémicos en la historia del futbol mexicano. Huecos sobre las cabeceras y en otros sectores de la tribuna.

Ninguno de los dos brindó espectáculo en el área técnica. El “Penta”, cuando salía a dar indicaciones, siempre sereno, con tranquilidad y lejos de aquellas épocas en las que aventaba el saco y se jalaba los rulos en señal de reproche.

Hugo estrenó a sus más importantes refuerzos, a excepción de Nery Castillo. Paulo da Silva demostró que los años no han pasado y mostró una buena versión; Raúl Tamudo intenta y de a poco se nota distinto, pues era el único que lograba inquietar a los de casa. El flamante y multireforzado tuzo no mostró visos de ser un equipo potente en el inicio del Apertura 2012.

Atlante tampoco dejó ver algo como para considerarlo protagonista.

Decepción en el paradisíaco destino turístico. Ni Hugo ni La Volpe pudieron salir victoriosos; no se hicieron daño, ni fuera ni dentro del terreno de juego.

Se veía venir. La mesura de ambos polémicos personajes dejó entrever que el partido estaría lejos de ser lo que se esperaba.

Hugo ya no quiso más telenovelas, tampoco Ricardo. Sus equipos ni siquiera dejaron una buena historia futbolística que contar. Nostalgia por aquellos años de rivalidad fulminados ayer por un saludo frío y quizá forzado por el nuevo Código de Ética.
Tienen aún dos partidos de Copa en en los que su encono puede resucitar y brillar. O seguir en la opacidad.