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Columna invitada
Cecilia Liotti
Cecilia Liotti es politóloga, profesora investigadora y coordinadora general de Investigación de la Universidad Autónoma de Campeche. [email protected]
@CeciliaLiotti

La agenda legislativa de México

Voces, Domingo 14 julio, 2013 a las 11:00 am

A lo largo de esta semana, tras la jornada electoral del pasado 7 de julio, se han levantado muchas preguntas especialmente sobre la continuidad del Pacto por México. En palabras más sencillas, la duda radica en que si los temas que se comprometieron como prioritarios se plasmarán en la agenda legislativa de México tal y como se previó originalmente.

Cuando el 1 de diciembre del 2012 comenzó el mandato presidencial de Peña Nieto, los mexicanos conocimos por primera vez lo que más tarde ya estaría en boca de todos: el Pacto por México. Un acuerdo entre tres fuerzas políticas (PAN-PRD-PRI) que se gestó con el fin de aprobar un paquete de reformas que el país esperaba por años. Al menos así se justificó públicamente. Es válido recordar que no todos los temas eran completamente nuevos. Fueron parte de la agenda legislativa propuesta por Felipe Calderón Hinojosa, pero bloqueada por la entonces oposición. Más allá de eso, que no es sólo un hecho anecdótico, con el Pacto por México hubo coincidencia inicial entre los partidos políticos y en los últimos seis meses vimos la reforma educativa y la reforma en telecomunicaciones.

Tras las elecciones del domingo pasado, o mejor dicho, ya sin elecciones de por medio, la pregunta que queda hacernos es si el Pacto por México está asegurado, y en especial la reforma energética, uno de los temas que se planteó como preeminente. Antes de las elecciones parecía que la oposición que apoyó el acuerdo quería bajarse del barco. Pasada la contienda electoral aún quedan por debatir los temas más controversiales: mayor inversión privada en el sector energía y el incremento de impuestos.

Andrés Manuel López Obrador, que no legitimó el acuerdo, anunció protestas contra cualquier intento de privatizar Petróleos Mexicanos. El PAN y el PRD siguen acusando al PRI de prácticas desleales. Sin embargo, al final los resultados dejaron: 27 alcaldías que conocerán la alternancia; ocho capitales de 13 para el PRI; y la gubernatura de Baja California para el PAN. A pesar de este panorama global, Madero defiende su liderazgo en el PAN y el PRD entrará a un escenario que posiblemente calentará a la izquierda cuando AMLO vuelva a alzar la voz.

¿Entonces? Entonces este verano estará muy movido, no sólo por una temporada de huracanes que se prevé de activa a muy activa, sino que en política, y en su analogía con la meteorología, se auguran tiempos de negociación, cabildeo y toma de posiciones -que se reafirmarán o asumirán otra forma. El verano viene tórrido y reñido para el gobierno aunque en mayo los firmantes del pacto incorporaron un adéndum para garantizar la limpieza de las elecciones intermedias del 7 de julio y acuerdos vinculados a los compromisos originales del Pacto por México. Esto tampoco es anécdota.

Lo que sí es cierto es que tendremos que estar atentos a la agenda legislativa: la mejor evidencia de los acuerdos, de la inteligencia y de la responsabilidad de todos los partidos políticos para sacar adelante las reformas que sí le hacen falta a México, con o sin pacto. Al final de cuentas las reformas salen por cuestiones aritméticas. En el Congreso se necesita cierta cantidad de votos para dar luz verde a la aprobación de una iniciativa legislativa. Esperemos que la matemática sume razonadamente para México.

Dicen que el debate se construye dialogando, y aquí hacemos honor a ese paradigma. Por lo tanto, la conclusión es resultado de ese ejercicio. El 27 de abril de este año mi colega Javier Aparicio, Profesor Investigador del CIDE, escribió una muy interesante colaboración para el Excélsior. Haciendo humor político muy seriamente reflexionado cuestionó la (in)trascendencia del Pacto por México. Palabras más, palabras menos, el argumento va así. Urgen muchas reformas; sin embargo, no cualquier reforma, ni a cualquier costo. Aquí obviamente hablamos de reformas de fondo. Para alcanzarlas hacen falta alianzas políticas sostenibles en el tiempo, pero especialmente creíbles. El pacto es sólo un mecanismo, que deseamos logre objetivos positivos en beneficio de todos los mexicanos. Sin embargo, el punto es que para que exista un buen gobierno, es necesaria una oposición enérgica que observe su desempeño. Pregunta Aparicio: “¿si todo mundo está en el Pacto, quién lo hará?”. Lo atractivo es que aún, dos meses después y tras las elecciones del 7 de julio, su posición se sostiene y deja la discusión abierta.