Cada mes, cinco de cada 10 mujeres en México sufre dolores agudos en el abdomen por su periodo menstrual. Según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) este padecimiento, conocido como dismenorrea, es una de las principales causas de incapacidad laboral entre las trabajadoras.

“Estamos hablando de una menstruación difícil que puede durar hasta tres días. Pasa de un malestar abdominal a un dolor de espalda, de genitales y de cabeza. Además provoca náuseas, vómito y diarrea”, explica Marcela Santiago, médico titular de la Fundación Cimujer (Cuidado integral de la mujer), clínica especializada en la salud femenina.

La dismenorrea,  impide que 90% de las mujeres realicen actividades sencillas como caminar. Tal y como le sucede a Myrna García Morón, vicepresidenta del Tribunal de lo Contencioso Administrativo y Fiscal del Estado de México (Tricaem):

“Mi problema es de quistes y miomas, malestar que me incapacita. No es cómodo tener un sangrado abundante y estar sentada por más de siete horas (…) Pero no soy la única, varias de las mujeres en el Tribunal sufren de lo mismo”, expresa García Morón, quien –en una sesión plenaria– propuso la creación de una política para otorgar un día de descanso mensual a las féminas que atraviesan periodos menstruales complicados.

Desde el 1 de julio de 2017, el Tricaem se convirtió en la primera entidad mexicana y latinoamericana en legalizar el permiso laboral para las mujeres con dismenorrea.

No todas las mujeres tienen la autorización de faltar al trabajo, sólo aquellas que han sido diagnosticadas por un médico y quienes tendrán que regresar al consultorio cada seis meses para ajustar su valoración. “Es un tema polémico y hay que asegurarnos que el permiso se le de a las trabajadores que lo necesitan, pues no todas sufren de lo mismo”, define.

Los comentarios irónicos al interior del Tribunal no se hicieron esperar. La vicepresidenta dice que el desconocimiento y la falta de sensibilización por parte de los varones dificulta la adopción de esta política.

Edmundo Escobar, presidente de la Asociación Mexicana de Capital Humano (Amech), considera que no es necesario otorgar un permiso laboral a causa de la dismenorrea.

“No tiene que ser una política. La trabajadora debe estar dada de alta en el seguro social, asistir a una consulta cuando se sienta mal y, de ser necesario, ser acreedora a una incapacidad”, indica Escobar, ya que de esta manera se asegura que el permiso sea otorgado a quien lo requiera.

Sin embargo, la vicepresidenta del Tricaem defiende a las mujeres que obtienen la autorización de no asistir a la oficina: “Su alto sentido de responsabilidad les impide perder un día de trabajo, por lo que casi siempre están laborando desde casa, aunque el acuerdo no lo exija. Te aseguro que en el Tribunal nunca hemos tenido un rezago de actividades por este tipo de permisos”, concluye.

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