Buscar despetrolizar el motor de la economía en Campeche principalmente en Carmen es un reto ambicioso pero cuanto antes se inicie más rápido se llegará al objetivo. No es la primera vez que la entidad debe resetear su principal motor económico. El palo de tinte extraído de Campeche fue un producto importante en las industrias textiles de España y del resto de Europa. Por su importancia los propios ingleses establecieron una colonia para el corte del vegetal en la Laguna de Términos y alcanzó tanto impacto en la economía que la zona acabó siendo refugio y escala para piratas y contrabandistas. La explotación irracional y desaparición del producto del mercado provocó un estancamiento atroz para la economía local.
Décadas después, Campeche se convirtió durante muchos años el principal productor y exportador de chicle, una industria que ayudó a disminuir la pobreza extrema en la entidad hasta que se terminó debilitando el mercado después de la Segunda Guerra Mundial, en virtud de la aparición de sustitutos químicos del producto. Fue tanta su importancia que entre 1939 y 1943 la producción chiclera representó 60 por ciento del presupuesto estatal durante el sexenio de Héctor Pérez Martínez.
El chicle agotó los bosques campechanos y es cuando los recursos marinos comenzaron a ser importantes para la economía local. El pejepluma, el corcovado, el roncador, el pámpano, el róbalo, el cazón, la lisa, el sierra y la tortuga, el ostión, cangrejo, jaiba, caracol, calamar, camarón y langosta se convirtieron en extraordinarias fuentes de ingreso durante las administraciones de José Ortiz Avila y Carlos Sansores Pérez.
Ya en 1970 la pesca se efectuaba con 800 embarcaciones con capacidad hasta para 50 toneladas. Las estadísticas contabilizaban 22 congeladoras y empacadoras de productos pesqueros, cuatro astilleros, una escuela práctica de pesca y dos estaciones de biología. Todos los esfuerzos económicos se depositaron en la industria pesquera.
Cuando en 1976 comenzó el auge del petróleo, el entonces presidente José López Portillo confió en que la pesca y el petróleo de Campeche serían la abundancia eterna para Campeche y México. Historiadores reconocen que los dos recursos se fomentaron paralelamente hasta que llegó la tragedia: el derrame petrolero del Ixtoc. El 3 de junio de 1979, durante la perforación del pozo Ixtoc I de Petróleos Mexicanos, en la sonda de Campeche, el pozo se salió de control y produjo un gran derrame e incendio. Por su magnitud ha sido el segundo derrame en importancia a nivel mundial: arrojó 560 millones de litros de crudo al Golfo de México. La pesca y la industria petrolera colisionaron y hasta la fecha la primera no pudo recuperar la influencia económica de antes.
Cantarell se hizo notar con facilidad. Datos oficiales aseguran que de producir en junio de 1979 aun promedio diario apenas 4 mil 290 barriles pasó en diciembre del 2003 a su pico más alto de producción al promediar más de 2 millones de barriles diarios. Campeche dio al país el 36.7 por ciento de la producción total de petróleo de los años ochentas, el 40.8 por ciento de los noventas y llegó a representar el 56.8 por ciento de los barriles diarios entre las administraciones de Antonio González Curi y Jorge Carlos Hurtado (2000-2007). La industria maquiladora fue una estrategia colateral al empujón que había tenido el campo campechano en el sexenio de Salomón Azar García.
La crisis económica mundial del 2008 recibió la administración de Fernando Ortega con una grave crisis que paralizó gran parte de las actividades económicas del país, empezó a decaer la producción petrolera, la influenza enfermó al mundo y los precios del crudo se desplomaron. Campeche inició la ruta para hacer sobrevivir sus pequeñas economías simultáneamente: el turismo, la agricultura, la pesca, la apicultura, la ganadería y el sector de servicios. La industrialización ha sido la tarea pendiente en la economía local.
Alejandro Moreno Cárdenas recibe una economía decreciente en los últimos ocho cuatrimestre llegando a -6.5 hasta el tercer cuatrimestre del 2015.
El norteamericano Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía en 2001, se ha convertido en el economista más citado en la última década: fue el primero en proponer que las economías dependientes del petróleo deben ser “despretrolizadas”. El gobernador Moreno Cárdenas busca impulsar al sector maquilador y agroindustrial, lo que permitirá que el estado no dependa del sector energético. Esa dependencia actual es del 70 por ciento. De este tamaño es el reto.
Según datos de la Secretaría de Desarrollo Rural, actualmente solo 12 mil hectáreas de las más de 250 mil cultivables tienen adecuado sistema de riego. Se cree que para concluido este sexenio unas 80 mil puedan mejorar su sistema. Proyectan aumentar de 225 mil colmenas actuales a 375 mil para el 2021 para pasar de 42 mil toneladas de mil a 112 mil toneladas. La oficina que dirige Armando Toledo busca hacer hincapié en aumentar la producción de la Palma de Aceite y aumentar de las 15 mil hectáreas actuales a unas 100 mil en los próximos años sin descuidar el medio ambiente, y autorizando su siembra solo en praderas que actualmente no están siendo cultivadas y que tampoco forman parte de la reservas de bosques.
Los secretarios de Desarrollo Económico, José Berzunza (ex alumno del economista Pedro Aspe en el ITAM) y de Desarrollo Social, Jorge Chanona trabajan en un proyecto para fortalecer la economía local principalmente en pequeñas y medias empresas e inyectar hacia estas gran parte del recurso que el estado destina a ambos rumbos.
La despetrolización que plantea Moreno Cárdenas está buscando tierra adentro las soluciones que podrán amortiguar la crisis petrolera que atraviesa el país. La solución no es simple ni hay arcas llenas esperando en la esquina.
Campeche debe seguir trabajando en mantenerse como el estado más seguro de un país descompuesto por el crimen organizado, eso facilitará a mediano plazo que con facilidades de inversión pueda detonar proyectos económicos que ayuden a suavizar la crisis que deja el sector energético.
Campeche debe buscar la forma de producir más que lo que consume, hay que producir con rentabilidad social para salir de la inercia.
Después de siglos, si nadie es responsable, si no se puede culpar a ningún individuo por lo que ha ocurrido, entonces el problema está en el enfoque con el que se ha pensado el desarrollo de Campeche. Como Pérez Martínez, Sansores, Carrillo, Azar, Curi, Hurtado y Ortega, ahora le toca a Cárdenas corregir el modelo, o impulsar uno nuevo que funcione.