Editorial

Aunque sus primeros esbozos comenzaron a surgir incluso desde la segunda mitad del siglo pasado, es desde hace poco menos de 20 años cuando se empezó a dar forma a un proyecto que estaría destinado a ser la opción económica del estado en los tiempos modernos y en la cual, hoy en día, tenemos puestas nuestras esperanzas: el turismo.

Y decimos esperanzas porque el petróleo, con todo y su riqueza, con todo y las reformas efectuadas recientemente y aún en proceso de aplicación, nunca ha logrado ser la tan mentada palanca del desarrollo… ni siquiera la cuña del crecimiento.

Por eso es muy importante lo que hacemos hoy en ese importantísimo rubro económico. Porque lo que hacemos hoy, no se verá reflejado mañana. Se trata de una inversión a mediado y largo plazos y los errores o aciertos que se tengan serán los que definan el grado de éxito o fracaso.

Esto es lo que nos explica la actual situación del turismo en la entidad. El crecimiento obtenido a partir de la década de los 90’s del siglo XX se vio interrumpido por lo menos en los últimos seis años y las cifras maquilladas solamente nos hablan de una simulación que representa el nulo compromiso y la falta de trabajo, la falta de estrategia, la carencia de planeación y la actuación por capricho y obstinación.

El turismo no puede ser, nunca más, rehén de grupo ni de individuos. Campeche, como lo ha dicho insistentemente el gobernador Alejandro Moreno Cárdenas, no puede llegar tarde a su cita con el progreso y uno de los caminos al progreso es, precisamente, el desarrollo de una industria turística pensada, planeada y ejecutada con precisión.

Por eso es muy importante la labor que realiza el secretario de Turismo, Jorge Manos Esparragoza, quien en menos de dos meses ha llevado a Campeche a tres ferias mundiales de la especialidad, primero a Italia, luego a Francia y por último a Reino Unido, tres de los más importantes mercados europeos, a sabiendas que muy difícilmente los turistas de esos países vendrán para las vacaciones de fin de año, pero que es muy probable que lo hagan en Semana Santa o en el verano del 2016.

Así funciona la industria turística y todas las ferias mundiales que se perdió la anterior administración dieron al traste, durante varias temporadas, con las esperanzas de decenas de campechanos que esperan la llegada de visitantes nacionales y extranjeros.

La activación de una representación en la capital del país, que capte eventos de reuniones y convenciones, sobre todo teniendo claro que éstos deben de ser principalmente durante las temporadas bajas, es también una buena noticia.

Durante años los hoteleros, restauranteros y touroperadores pidieron la reactivación de ese tema y que la Sectur le prestara la importancia que en realidad nunca le dio. Ahora, bajo un nuevo esquema de promoción, Campeche está llegando a muchas ciudades de México y países del extranjero.

El turismo tiene así una nueva oportunidad. Tiene un nuevo inicio. Ojalá y sea el inicio definitivo que lleve a un despegue inusitado. Ojalá y la motivación y dinamismo del titular de la sector pueda mezclarse o complementarse con la experiencia de hombres y mujeres que durante años han trabajado en el tema.  Ojalá y que sea el momento del turismo, porque será el momento de Campeche que, se ha demostrado, con todo y sus presumidos títulos de la Unesco y su gran cultura e historia, sin una dirección acertada, sin un rumbo definido, seguirá siendo, como rezaba el viejo eslogan, un ‘tesoro escondido’.