Alejandro Sandoval

Rincones llenos de confort, tradición y naturaleza dispuestos entre monumentos arquitectónicos representativos de la Revolución Industrial mexicana, son una visita obligada si visitas los alrededores de Mérida. Estas construcciones han sido rescatadas, restauradas y convertidas por sus propietarios en museos, hoteles y restaurantes para el viajero en busca de una aventura cultural.

“Es sorprendente cómo estas piezas que sirvieron a la producción de henequén a fines del 1800 hasta la mitad del siglo XX, fueron adquiridas en calidad de ruinas y rescatadas por sus dueños, quienes bajo la vigilancia del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y a través de inversiones multimillonarias, han legado estos espacios para que el visitante disfrute entre sus muros llenos de silencio de momentos para el romance y la meditación”, comparte Walter Harbich, Director General del Grupo The Haciendas de Yucatán.

Acercarse a una antigua hacienda de Yucatán convertida en hotel es mucho más que una grata experiencia, donde el buen gusto se entremezcla con la historia y con un entorno natural que se hace presente en todos los rincones; es vivir la experiencia única de conocer y valorar un espacio integral, compuesto por un casco, con su señorial casa principal, y una comunidad que lo rodea, plena de tradiciones, que lo enriquece y le da vida.

La propiedad se componía de una vasta extensión de tierra, del conjunto de las instalaciones, de las viviendas y de las áreas de servicio para los trabajadores. Los mejores días de las haciendas de Yucatán incluían el ir y venir de la gente, el empeño de hombres y mujeres por ganarle a la selva nuevas áreas de cultivo, las voces y las historias de los viejos, el aroma de las cocinas y los sueños de los niños. Junto a las hazañas productivas ligadas a los apellidos de los hacendados estuvieron siempre las comunidades que las hicieron posible.

Ahora, después de largos años de abandono y la pérdida de buena parte de sus instalaciones, muchas están siendo rescatadas del olvido, tanto sus cascos, que conservan el señorío de sus espacios delimitados por viejos muros y enormes techos, renovados y convertidos en exclusivos hoteles, como sus comunidades, que se vieron sumidas en la pobreza y la desintegración familiar, y ahora cuentan con alternativas dignas de subsistencia a partir de la recuperación y puesta en valor de sus tradiciones artesanales.

Todo esto nos hizo interesarnos por hacer un recorrido por los caminos de Yucatán para descubrir estos espacios. He aquí nuestra experiencia:

 

 Santa Rosa de Lima: colmada de estrellas

Descubra la belleza de los sitios maya del siglo XVII con los servicios de un centro vacacional de lujo de primer nivel.

El conjunto arquitectónico corresponde por completo a la etapa porfirista de inspiración neoclásica; sin embargo , se sabe que su construcción fue realizada en dos etapas: primera etapa en 1909, cuando se levantaron la casa principal, las bodegas y la casa del encargado, caracterizados por tener una arquitectura ecléctica muy austera. La segunda etapa constructiva fue de 1916, cuando se construyó la casa de máquinas, en la que predomina el espacio destinado a la desfibradora, cuya imagen formal está compuesta por un gran frontón, pilares de gran realce y otros elementos sencillos como arcos y pequeñas cornisas. A pesar de la combinacion de elementos, ambos edificios logran integrarse de los dos espacios que más destacan: la desfibradora y el despacho.

Se encuentra a 50 minutos del Aeropuerto Internacional de Mérida. Los cuartos y suites se encuentran localizados en el edificio original, el cual ha sido completamente restaurado y adaptado a las necesidades del hotel. Todas las habitaciones son amplias, con aire acondicionado y espaciosos baños con modernas amenidades. Algunos cuartos y suites (Excepto la Casita) tienen techos hasta de 7 metros de alto. Todas las habitaciones cuentan con una hamaca para permitirle al huésped dormir al estilo maya. Los cuartos y suites son cómodos y románticos, decorados totalmente al estilo del siglo pasado. Las paredes están pintadas con pintura mineral en tonos pastel.

La casa principal se caracteriza por su arquería de medio punto y esbeltas columnas a un costado de la piscina.

No quisimos hacer ni un alto en Mérida para llegar a disfrutar de la primera hacienda lo antes posible, así que llegamos hasta Santa Rosa. Lo que más llama la atención al llegar es el enorme espacio abierto convertido en jardín que tiene al frente. Y es que conserva su gran plaza pública, seguida del típico patio henequenero y otra plaza más atrás de la casa principal. En 1899 fue adquirida por los hermanos García Fajardo, quienes la convirtieron en una de las mejores plantaciones de henequén de la región y dejaron plasmadas sus iniciales en lo alto de la chimenea, donde podemos leer: H.G.F.1901.

En sus edificios Santa Rosa combinó diversos estilos arquitectónicos, de tal manera se aprecian elementos coloniales, clásicos y modernos con formas geométricas, los cuales fueron respetados en su restauración. Hoy ofrece 11 amplias suites rodeadas de vegetación y decoradas con muebles de época; cuentan con amplios baños y terrazas.

A un costado de la casa principal, que ahora es el restaurante del hotel, se ubican las antiguas instalaciones de una huerta con sistema tradicional de riego mediante canales. Tiene una extensión de 9,200 metros cuadrados y hoy funciona como jardín botánico, idea de la Fundación Haciendas del Mundo Maya para crear empleos y para preservar la cultura en este aspecto, el medicinal. Está dividido en ocho secciones y es atendido por seis personas. Víctor y Martha, auxiliares de salud, nos enseñaron primero las plantas aromáticas, y después las medicinales, y nos explicaron con lujo de detalle cuáles curaban padecimientos digestivos, respiratorios, dermatológicos, entre otros. Todas estas plantas las usan diariamente en las casas de salud, también de la Fundación. Por ejemplo, nos explicaron que además de ver al médico, les proporcionan remedios como la albahaca para la infección de ojos, el zacate limón para la tos, hoja de café para bajar la fiebre, o el orégano de castilla para el dolor de oído. Inclusive nos prepararon una receta para un amigo que con todo aprecio recibimos, seguros de que las plantas fueron seleccionadas por dos conocedores. Estábamos sorprendidas.

Pero todavía había muchas sorpresas en Santa Rosa. Caminamos por la parte de atrás de la hermosa hacienda, pasando por sendos jardines y conocimos los talleres artesanales donde laboran 51 mujeres, ellas bautizaron a la cooperativa Kichpancoole, que significa mujeres bonitas.

Efectivamente, son bonitas y hermoso es también su trabajo. Ellas trabajan el henequén con técnicas tradicionales desde el tinte con cortezas de árbol, hasta la creación de las piezas con nuevos diseños como nacimientos, llaveritos, adornos para las puertas, bolsas, porta botellas de agua, entre decenas de objetos. Todo lo venden a las haciendas y es muy agradable encontrar en tu habitación amenidades hechas a mano con gran calidad y creatividad. Todas te las puedes llevar a casa.

Esto ha significado un gran crecimiento personal y familiar. La revaloración del trabajo femenino en las comunidades ha sido fundamental para que ellas se sientan útiles y además les encanta su trabajo. Y eso se nota, créanlo. Junto está el Taller de Joyería de Filigrana de Plata con 11 integrantes. También nos enseñaron todo el proceso y nos asombró la destreza con que manejan el metal para darle formas y diseños, algunos muy modernos.

Ahí nos contaron que muy cerca está la comunidad de Granada, donde también hay talleres y nos fuimos para allá. Después de 8 km, llegamos justo en el momento que inauguraban la biblioteca. La satisfacción que había en el rostro de todos es indescriptible. Nos emocionamos con ellos, no hay duda. Después pasamos a los talleres de jipi y telar de cintura de henequén. El primero tiene un proceso largo, pues primero se recolecta la materia prima, se raya rama por rama para quedarse con la parte más suave, se hornea con azufre, se lava con detergente y se seca al sol durante tres días. Después, el jipi ya está listo para ser usado por las tejedoras, quienes tienen que resguardarse del calor y el sol en una cueva y así evitar que el material se endurezca y se quiebre. Las más expertas terminan un sombrero en cinco días. En el telar de cintura de henequén elaboran lindas piezas de ornato como cajitas, joyeros, manteles individuales, carteras, entre otros. El henequén también es trabajado con mucha paciencia y dedicación y nos pareció que los objetos que hacían era una excelente forma de preservar la tradición, pero con nuevos aires.

-Dirección: La Hacienda Santa Rosa pertence al municipio de Maxcanú. Se encuentra al suroeste de la vía de Maxcanú. Kilómetro 129 Carretera Mérida-Campeche.

-Cómo llegar: Saliendo de Mérida toma la carretera núm. 180 con rumbo a Campeche. Después, toma la salida a Maxcanú a la derecha. Al llegar a esta población, avanza 6 km hasta Granada. Luego de pasar este poblado, recorre 7 km, hasta que veas el letrero

de Hacienda Santa Rosa. Dobla a la derecha y avanza 1 km hasta llegar a la hacienda.

-Teléfono: 9995935457

 

Temozón: señorial y evocadora

Perteneciente al municipio de Abalá, cuyo nombre significa “remolino de viento”, ideal para remontarse en el tiempo y respirar el ambiente de prosperidad económica que vivió Yucatán a finales del Siglo XIX y principios del XX.

A mediados del Siglo XVII la Hacienda concentró su productividad en la cría de ganado y a partir de la segunda mitad del XVIII, cuando el henequén genera una nueva dimensión social y financiera para la Península mediante el cultivo y exportación de la fibra hacia Estados Unidos principalmente.

Temozón nos permite apreciar ahora los indicios de la época de esplendor. Están a la vista vestigios industriales y elementos propios del procesamiento de la fibra. Se conserva el antiguo salón de máquinas y el patio del secado. La arquería de la casa principal nos acoge y convoca en una plácida estancia, ahora convertida en restaurante de selecta y tradicional cocina yucateca e internacional. La piscina, con detalles arquitectónicos modernos, luce magnífica al centro de un conjunto visual que proyecta al fondo el edificio de la casa de máquinas que congregó en arduas labores a los campesinos mayas. Siguiendo esa ruta, en el traspatio nos encontramos un cenote.

Cuenta con 28 espaciosas suites lujosamente amuebladas y amplios baños con modernas instalaciones, el cuarto del patrón o suite presidencial, que consiste en una espaciosa habitación con estancia, sala de estar, biblioteca, amplio baño con una original tina y lavabos de piedra y una terraza con alberca privada.

Fue registrada en 1655 como estancia ganadera, su dueño fue Diego de Mendoza, descendiente de la familia Montejo, conquistadora de Yucatán.

En la segunda mitad del siglo XIX se transformó en hacienda henequenera, época en que vivió su mayor prosperidad.

Tiene un encanto especial, recuperó su ambiente y el estilo de vida de fines del siglo XIX. Cuenta con 28 suites que respetan el estilo y refuerzan la atmósfera creada por sus constructores iniciales. La naturaleza se hace presente en todo el entorno de la hacienda: flora, fauna, cenotes y grutas. Además tiene un spa con auténticas sobadoras mayas y una ambientación única.

Como en los otros casos, la Fundación colabora con la comunidad, apoyando diferentes talleres que han rescatado técnicas tradicionales. También aquí hay mujeres organizadas que con mucha dignidad elaboran objetos hechos con fibra de henequén, y sorprenden y maravillan al ver el delicado trabajo de las diminutas sillas, camas, peinetas y más, hechas con cuerno de toro, y constatan la maestría con que bordan a mano o a máquina.

En la noche, sentarse en una de las fabulosas terrazas de Temozón para tomar una copa puede acarrear la agradable sorpresa de encontrar grupos de baile tradicional yucateco formados por niños y sus padres, por último y no por ello menos importante, está la magnífica alberca que completa la atmósfera tan especial que se respira en este lugar.

En el corazón de la ruta Puuc, a tan sólo 37 km de Mérida, se ubica esta imponente hacienda. Fue registrada en 1655 como estancia ganadera, su dueño fue Diego de Mendoza, descendiente de la familia Montejo, conquistadora de Yucatán. En la segunda mitad del siglo XIX se transformó en hacienda henequenera, época en que vivió su mayor prosperidad.

Tiene un encanto especial, recuperó su ambiente y el estilo de vida de fines del siglo XIX. Cuenta con 28 suites que respetan el estilo y refuerzan la atmósfera creada por sus constructores iniciales. La naturaleza se hace presente en todo el entorno de la hacienda: flora, fauna, cenotes y grutas. Además tiene un spa con auténticas sobadoras mayas y una ambientación única.

Como en los otros casos, la Fundación colabora con la comunidad, apoyando diferentes talleres que han rescatado técnicas tradicionales. También aquí hay mujeres organizadas que con mucha dignidad elaboran objetos hechos con fibra de henequén y nos maravillamos al ver el delicado trabajo de las diminutas sillas, camas, peinetas y más, hechas con cuerno de toro, y constatamos la maestría con que bordan a mano o a máquina.

Más tarde nos acercamos a la Biblioteca Comunitaria y tuvimos la oportunidad de platicar con su encargada, María Eugenia Pech, quien impulsa de manera comprometida programas de educación enfocados tanto a padres como a los niños. Junto se ubica la Casa de Salud que cuenta con farmacia tradicional maya, es decir, con un jardín botánico de especies medicinales, también perfectamente clasificadas.

En la noche nos sentamos en una de las fabulosas terrazas de Temozón para tomar una copa y cuál fue nuestra sorpresa cuando se presentó ante nosotros un grupo de baile tradicional yucateco formado por niños y sus padres. Después disfrutamos enormemente de la alberca de la hacienda que es simplemente espectacular.

Se encuentra a 35 minutos del Aeropuerto Internacional de Mérida. Los cuartos y suites se localizan en el edificio original, el cual ha sido completamente restaurado y adaptado a las necesidades del hotel.

Todas las habitaciones tienen el nombre de su función original; por ejemplo: la farmacia, la escuela, la cocina; son amplias, con aire acondicionado y espaciosos baños con modernas amenidades. Algunos cuartos y suites tienen techos hasta de 7 metros de alto.

Todas las habitaciones cuentan con una hamaca para permitirle al huésped dormir al estilo maya. La decoración interior es al estilo del siglo pasado como en los tiempos de mayor prosperidad de las haciendas.

-Dirección:  Carretera Mérida-Uman KM 41, Abala.

-Cómo llegar: Saliendo del Aeropuerto Internacional de Mérida, toma el periférico con rumbo a Cancún. Recorre aproximadamente 2 km y sigue en la dirección Campeche-Chetumal. 5 km después, da la vuelta a la izquierda y sigue en dirección Uxmal-Chetumal hasta pasar por los pueblos de Xtepén y Yaxcopoil. 4 km más adelante verás los señalamientos hacia la hacienda; recorre 8 km más de brecha y estarás en Temozón.

-Teléfono: 9995935457

 

San Pedro Ochil: ¡comilona!

Construcción del siglo XVII. Testigo mudo de la bonanza económica que en décadas anteriores alcanzó Yucatán y sobreviviente de la debacle henequenera, la ex hacienda San Pedro Ochil resurge del olvido y abandono.

Destaca especialmente el hermoso portón principal, de stilo morisco y con influencia neoclásica. Amplico espacio de la casa principal se encuentra el atractivo de Ochil: El Museo de las Haciendas Henequeneras, donde se exhiben vestigios de maquinaria, equipos, herramientas, planos, fotograficas, maquetas y libros contables de los antiguos contadores.

Tambien quedan algunos elementos que permiten distinguir a la capilla del lugar, la ex casa de máquinas, donde se conserva hasta la fecha algunos motores que ponían en movimiento a la desfibradora. El patio del “chacuaco” (chimenea) tienen un henequenal, para que los turistas conozcan de cerca el agave. La hacienda tiene tambien un cenote que se puede visitar no se recomienda nadar en el.

El siguiente punto a conocer fue Ochil. Está a 48 km de Mérida y vale la pena conocerla, aunque funciona como parador únicamente. Nos topamos de inmediato con un ambiente cálido y muy agradable. Después de pasar entre plantíos de henequén, llegamos a un corredor en donde están los talleres artesanales, donde también se pueden adquirir los productos. Ahí constatamos la destreza de los talladores de piedra, quienes además tienen premios nacionales. Marcos Fresnedo, su administrador, nos dio el recorrido y nos invitó a comer. La bienvenida, unos deliciosos panes salidos del horno de leña y agua de jamaica. Ochil es famoso por su cocina tradicional 100% yucateca. La comida transcurrió entre amigos, y lo tomamos con calma, pues los platillos desfilaban… tunich (bolitas de masa rellenas de cochinita), kimbombas de pollo, panuchos, relleno negro, pollo y cochinita pibil, pollito abalá, venado en escabeche, polcanes (semilla de calabaza y frijol), empanadas de queso, todo acompañado de salsas como las de jícama y betabel con chile habanero. Después de tal banquete, las hamacas no se hicieron esperar.

Destaca especialmente el hermoso portón principal, de stilo morisco y con influencia neoclásica. Amplico espacio de la casa principal se encuentra el atractivo de Ochil: El Museo de las Haciendas Henequeneras, donde se exhiben vestigios de maquinaria, equipos, herramientas, planos, fotograficas, maquetas y libros contables de los antiguos contadores.

Tambien quedan algunos elementos que permiten distinguir a la capilla del lugar, la ex casa de máquinas, donde se conserva hasta la fecha algunos motores que ponían en movimiento a la desfibradora. El patio del “chacuaco” (chimenea) tienen un henequenal, para que los turistas conozcan de cerca el agave. La hacienda tiene tambien un cenote que se puede visitar no se recomienda nadar en el.

Dirección: Km. 176.5 carretera Mérida-Uxmal, Abala.

Cómo llegar: Siguiendo la carretera que va a la zona aqueológica de Uxmal, en el municipio de Abalá, cerca de la cerretera que conduce a la zona arqueológica.

Teléfono: 9999247465

 

Katanchel

Una Hacienda Colonial del siglo XVII, espléndidamente restaurada como gran casa en la selva en una apartada zona de 300 hectáreas de extensión de jungla tropical intacta desbordante de fauna y flora autóctona.

De las 1 170 haciendas existentes a principios de siglo, hoy quedan en pie cerca de 400, de las cuales la mayor parte está en ruinas y sólo ocasionalmente se oye en alguna de ellas el sonido de la desfibradora cuando la utilizan los campesinos para elaborar elsiskil.

Afortunadamente, algunos cascos han sido recientemente adquiridos para restaurarlos y convertirlos en casas de campo, salones de fiestas, hoteles y modernas residencias.

Éste es el caso de la hacienda Katanchel, convertida en un espléndido hotel de lujo que ha conservado sus antiguas construcciones y ha mantenido en las nuevas el estilo ya existente. La sala de máquinas ha sido transformada en un acogedor restaurante con un hermoso salón decorado en forma clásica.

En la Hacienda Katanchel funciona actualmente un lujoso hotel de 37 habitaciones que incluye pasos en “truck” y un zoológico natural. las recámaras reciben el nombre de “pabellones”, con baño y alberca privados, terraza y servicios.

La casa principal luce muebles antiguos, pisos orifinales y decoracion que evoca los años de esplendor del “oro verde” del siglo XIX.

La antigua casa de maquinas es hoy el restaurante de especialidades mexicanas conteporáneas. Se encuentra decorado con imágenes del siglo XVII.

La recepcion del hotel se encuentra en la original “tienda de raya”. De alli salen los rieles del “truck” que recorre los alrededores de la hacienda para ofrecer paseos a los turistas.

Dirección: km. 26, carretera Mérida – Cancún.

Cómo llegar: Se encuentra a 25 kliómetros de la ciudad de Mérida, en la carretera Mérida-Cancún.

Teléfono: 9995935457

 

Chichen and Yaxkin Spa

La Hacienda Chichen es un paraíso yucateco que ofrece al visitante una gama de eco-actividades, servicios de eventos privados, bodas exclusivas y experiencias culturales únicas como lo son: su jungla privada maya, museo, autentico centro ceremonial maya, etc.

La Hacienda Chichén es un paraíso yucateco que ofrece al visitante una gama de eco-actividades, servicios de eventos privados, bodas exclusivas y experiencias culturales únicas como lo son: su jungla privada maya, museo, auténtico centro ceremonial maya, jardines, un pequeño Centro de Servicios para huéspedes y un maravilloso centro de sanación holística maya: Yaxkin Spa, uno de los más prestigiados Spas de México.

La casa principal data del siglo XVI y fue construida por la Corona Española utilizando antiguas piedras procedentes de las cercanas ruinas Mayas. Las cabañas donde se alojan tienen los nombres de los arqueólogos que en su época se alojaron en ellas. Cada Cabaña está rodeada de un ambiente romántico y de decoración serena.

Con una rica historia plasmada en cada rincón, la Hacienda Chichén es hoy un exquisito green hotel boutique, reconocido por su alta calidad de servicios y hospitalidad; cuenta con una fabulosa ubicación en Chichén Itzá, Yucatán, México.

Hacienda Chichén es la primera hacienda yucateca convertida a hotel; hoy, es reconocida como el destino Eco-Spa Resort de mayor prestigio en Yucatán, México. Con tan solo 28 cuartos, incluyendo siete amplias Master Suites, esta bella hacienda Colonial fue sede de las primeras exploraciones científicas del Instituto Carnegie a principios del siglo XIX encabezados por Sylvanus Morley.

Uno de los encantos mayores para quien pernocta en Hacienda Chichén Resort, es el gozar la vida y naturaleza desde las amplias terrazas decoradas con antiguas mecedoras, tradicional hamacas, cojines de alegres colores y velas aromáticas, las cuales complementan la abundancia de magia en cada una de las cabañas rodeadas de exuberantes jardines; donde por las tardes, los huéspedes disfrutan del cantar de pájaros y de la abundante vida silvestre que hacen aun más íntima la unión con la Madre Naturaleza.

Hacienda Chichén resguarda una colección privada y única de “Rubbings”, originales obras de arte de la Dra. Merle Greene en una amplia y elegante Galería Museo. Con su marcada dedicación a la reforestación, conservación de la flora y fauna regional, gran respeto y apoyo a las tradiciones Mayas y Cosmovisión, la Hacienda Chichén es un ejemplo del turismo sustentable en la región.

El hotel ha donado una porción del terreno privado para la creación del Centro Ceremonial Maya dirigido por la asociación civil de ancianos y sabios mayas: KUCH KAAB Y’EETEL J’MEN MAAYA’OB, A.C., quienes actualmente celebran sus rituales mayas tradicionales y auténticas ceremonias regidas por el Calendario Tzolkin Maya.

Hacienda Chichén tiene dos hermosas áreas rodeadas de exuberantes jardines tropicales ideales para fiestas privadas, cenas o almuerzos de grupos, o reuniones íntimas. Esta bella hacienda tiene una iglesia privada donde se celebran bodas románticas y otros eventos familiares y cuenta con la exclusiva tienda Toh Boutique, operada por damas voluntarias de la Fundación Maya In Laakeech A.C.

Entre las haciendas de Yucatán, Hacienda Chichén ofrece el más exclusivo y bello ambiente para celebrar elegantes ceremonias de bodas, fiestas y retiros para grupos familiares y ejecutivos.

Dirección: Km 120 Carretera Merida-Puerto Juarez Zona Hotelera de Chiche-Itza.,

Teléfono: 9995935457